La nueva Jerusalén
Hay un río que fluye sin cesar en la nueva Jerusalén; Que me habla de eterno bien estar en la nueva Jerusalén;
Celeste es el manantial, pristino cual el cristal en la gran Ciudad de Dios.
2. Hay un árbol de vida sin igual en la nueva Jerusalén; Cada mes da su fruto a raudal en la nueva Jerusalén;
a pueblos Dios da bondad en la gran Ciudad de Dios. Sus hojas dan sanidad, a pueblos Dios da bondad en la gran Ciudad de Dios.
3. No tendremos la luna ni el sol en la nueva Jerusalén; Mas la gloria de Dios en arrebol, en la nueva Jerusalén;
en la gran Ciudad de Dios. Dolor no habrá allá tampoco enfermedad en la gran Ciudad de Dios.
4. El Cordero un Libro tiene allí Mi morada eterna conseguí en la nueva Jerusalén; Mi morada eterna conseguí
Inscrito mi nombre está, en la gran Ciudad de Dios. y nadie lo borrará en la gran Ciudad de Dios.