Cuatro velas estaban ardiendo dulcemente. El ambiente estaba tan silencioso que se podia oír el diálogo entre ellas.
La primera dice: - Yo soy la Paz, y a pesar de mi luz, las personas no consiguen manterme encendida. En seguida, su llama, lentamente, se apagó totalmente. su llama, lentamente, se apagó totalmente
La segunda segunda dice: - Yo me llamo Fé. Fé. Pero parece que no soy necesaria para nadie. No quieren saber de Dios, por eso no tiene sentido continuar luciendo. Al terminar de hablar, un viento sopló levemente sobre ella y la llama se apagó.
Muy bajito y tristemente la tercera vela vela dijo: - Yo soy el Amor! Ya no tengo fuerza para arder. Las personas me dejan de lado, porque sólo consiguen mirarse ellas mismas. Se olvidan hasta de aquellos que están a su alrededor. Y también se apagó.
De repente, llego un niño y vió las tres velas apagadas... ¿Qué es ésto? Tenéis que estar encendidas e iluminar hasta el fin.
Entoces la cuarta vela habló: - No tengas miedo, hijo. Mientras yo esté encendida, podremos prender prender las otras velas. Aún apagando las llamas de la Paz, Fé y Amor, no todo está perdido... Algo hay dentro de las personas. Y ésto tiene que ser preservado, por encima de todo...
Entonces, el niño tomó la vela de la Esperanza Esperanza y encendió nuevamente las que estaban apagadas.
Que la vela de la Esperanza Esperanza nunca se apague dentro de tí. Ella es nuestra luz al final del... tunel.... pazfé amor esperanza
La felicidad no siempre golpea nuestra puerta. Para alcanzarla es preciso una busqueda incesante y al encontrarla, tener el coraje de preservarla con nosotros! paz fé amor esperanza
Esta vela fué encendida el 3 de octubre de Alguien que tiene esperanza, amor, fé y desea mucha paz, te la está enviando y manteniéndola encendida..... Enviála tus amigos... A tí, te deseo que la vela de la esperanza, del amor, de la fé, de la paz y de la AMISTAD nunca se apague en tu vida! “Una vela no pierde su llama encendiendo otra”.
OS DESEO FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO NUEVO LLENO DE SALUD, AMOR Y SERENIDAD MABEL LORENCI