Miguel-A. “¡No me lo vas a creer...!”
Una mujer va a comprar un armario y, para que le salga más barato, compra, en piezas, un modelo prefabricado, para armarlo en casa. Llega a su casa, lo arma siguiendo el manual de instrucciones, y le queda perfecto. Pero, a poco de acabar el montaje, pasa el Metro (que circulaba debajo de la casa), y, con las vibraciones, el armario se desarma, y se derrumba causando un gran estruendo.
Molesta, la mujer vuelve a montar el armario Molesta, la mujer vuelve a montar el armario. Pero cuando pasa el Metro de nuevo, el armario se vuelve a desmoronar. A la tercera vez, ya histérica, llama por teléfono a la tienda. Y en ella, deciden mandarle un técnico para que resuelva sus problemas de montaje del armario.
Llega el técnico a la casa, monta el armario, y queda perfecto Llega el técnico a la casa, monta el armario, y queda perfecto. Pero, en efecto, al pasar el Metro, se vuelve a desarmar de nuevo. El técnico le dice a la señora: - Volveré a armar el armario, y luego me meteré dentro para observar desde el interior cuál es el problema que causa que se desarme cuando pasa el Metro.
Así lo hace. Tras concluir el montaje, se mete dentro del armario Así lo hace. Tras concluir el montaje, se mete dentro del armario. En ese momento, se abre la puerta de la casa, y aparece el marido: - ¡Caramba!, cariño. ¡Qué armario tan bonito! ¡A ver qué capacidad tiene!. El esposo abre las puertas del armario, y ve al técnico dentro.
- ¿Y usted qué coño hace dentro del armario?. - Pues mire... mejor le digo que he venido a tirarme a su mujer, ¡porque si le digo que estoy esperando al Metro, no me va a creer...!.