SEMEJANZAS Por alguna oculta razón atribuimos a los animales defectos que sólo tenemos los humanos. En nuestro lenguaje aplicamos expresiones comunes con las que despreciativamente nos referimos a algunos de nuestros semejantes: “más bruto que un burro”; “baila como un mono”; “es tan lento como una tortuga”; “es más rastrero que una serpiente”; “tan asqueroso como un cochino”; “más vil que una rata”; “es un viejo zorro”; “se cree una blanca paloma”; “solo son lágrimas de cocodrilo”; “es una cabra loca”; “en vez de hablar, ladra”... ...y paremos de contar. www.crevenca.com
No es falsa la serpiente cuando repta zigzagueando en su andar; es falso el ser humano que deja la rectitud y anda por caminos sinuosos. No es sucio el cerdo que se revuelca en el barro; es sucio el ser humano que enloda su espíritu con conductas inmorales y deshonestas. No es cruel el león que ataca a su presa para alimentarse; es cruel el ser humano que conscientemente hiere y tortura a sus hermanos. No llora por hipocresía el cocodrilo, es su naturaleza; es hipócrita el ser humano que llora para obtener compasión o perdón. www.crevenca.com
No es charlatán el loro que repite sonidos huecos; es charlatán el humano que habla sin sentido, solo para oírse a sí mismo. No es cobarde la gallina que huye por instinto del enemigo; es cobarde el humano que no afronta las consecuencias de sus actos. No es astuto el zorro que se hace el dormido para atrapar a su presa; es astuto el humano que simula para engañar. No es mentirosa la grulla que grita lejos de su nido para defender su cría; es mentiroso el humano que oculta la verdad que debería mostrar. Tal vez, no se hace daño al humano cuando se le compara con los animales; se hace daño al animal cuando se le compara con los humanos... www.crevenca.com