Quiero el sufrimiento, Madre Déjame pasar la vida, Madre mía, acompañándote en tu soledad amarga y tu dolor profundo. Déjame sentir en el alma, el triste llanto de tus ojos y el desamparo de tu corazón.
Quiero en mi vida las burlas y mofas del Calvario. Quiero la agonía lenta de tu Hijo, el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz.
Quiero el sufrimiento, Madre, como tú lo quisiste. Quiero, me permitas estar a tu lado, Virgen Dolorosísima, fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas, consumando mi sacrificio con tu martirio, sosteniendo mi corazón con tu soledad y amando a mi Dios y tu Dios con la inmolación de mi ser. Quiero el sufrimiento, Madre, como tú lo quisiste.