“El malhumor del General” Miguel-A.

Me parece normal que entre quienes, por distintas circunstancias (y soy enfermo degenerativo), podemos vivir agobiados por las dificultades cotidianas, se nos salga el malestar en forma de mala leche hacia los demás. Sin embargo, creo que debiéramos intentar que nuestro malestar no repercuta en los demás: No sólo porque no tienen la culpa, sino también porque recogeremos los frutos de lo sembrado. La regla general de la vida, salvo excepciones, es que quien siembra amor, suele recolectar amor.

Un General del ejercito fue internado en un hospital militar para el tratamiento de una enfermedad de escasa importancia. El ingreso en el hospital fue una completa molestia para él, e irritó al personal de asistencia y a los demás enfermos. Siempre era exigente con su atención: sin esperar su turno, la requería inmediatamente en perjuicio de los demás pacientes. Más que estar interno en un hospital, era como si estuviera en un hotel, y necesitase seis asistentes. Por la noche, sus actividades no dejaban descansar al resto de los pacientes, y... y...

Una tarde, entró en la habitación una enfermera: - ¡A ver su temperatura!. Después de refunfuñar, de mala gana, el general abrió su boca para aceptar el termómetro. - Lo siento, General, pero para esta prueba precisa necesitamos su temperatura del otro extremo. Siguió una protesta por parte del general de verdadero abuso verbal. Pero la enfermera insistió en que para aquella prueba era necesario tomar la temperatura rectal.

El General se dio media vuelta, desnudó su trasero, y permitió a la enfermera proceder a tomar la temperatura. Después de una pequeña maniobra, la enfermera le dijo al General: - Quédese quieto. No se mueva. Yo regresaré en cinco minutos para “quitárselo, e inspeccionarlo”.

Media hora más tarde, el General estaba echando chispas por la tardanza de la enfermera. Y, harto de esperar, pulsaba el timbre de llamada de urgencias con gran persistencia. La enfermera jefe acudió con suma urgencia. Al comprobar que no había tal emergencia, y ver al General con el culo al aire, exclamó: - ¡¡Qué está pasando aquí!!. - ¿Es que es la primera vez que ha visto tomarle la temperatura a alguien? -replicó malhumorado el general. - Sí, General -contestó la enfermera-, claro que lo he visto, ¡pero nunca con un narciso...!.