Domingo primero, ciclo B ADVIENTO Domingo primero, ciclo B 30 de Noviembre de 2008

ADVIENTO significa venida, llegada. El mundo estaba en tinieblas y una luz nueva vino, viene y vendrá.

El Adviento es una preparación para recordar y revivir con alegría y dignidad el momento en que el Señor vino en el día de Navidad. El Adviento nos habla de los tres grandes momentos en la venida del Señor. Porque El vino, viene y vendrá.

Viene a nosotros en su palabra escrita. en la Eucaristía. Pero el Señor viene Viene a nosotros en su palabra escrita. en la Eucaristía. Viene en los pobres y necesitados Viene y le sentimos dentro de nuestro corazón Viene en la Iglesia Viene en los niños

Pero un día vendrá para juzgarnos a todos y será el definitivo encuentro con Dios, nuestro Padre. Esta última venida es la que principal-mente considera-mos en este primer domingo de Adviento.

El evangelio de hoy es de san Marcos. Era secretario de san Pedro El evangelio de hoy es de san Marcos. Era secretario de san Pedro. Y lo que decía el apóstol, san Marcos lo plasmó en su evangelio. Primer domingo de Adviento, ciclo B: Mc 13, 33-37 San Marcos nos acompañará en gran parte de los evangelios de este ciclo B, que comenzamos hoy. Dice así:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa,

si al atardecer,

o a medianoche,

o al canto del gallo, o al amanecer.

No sea que venga inesperadamente y os encuen-tre dormi-dos.

Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad! Palabra del Señor

La VIGILANCIA es la característica principal del Adviento y de la exhortación que hoy nos da el mismo Jesucristo. Pero una vigilancia activa, que es esperanza en Dios que viene a nosotros y un día vendrá a darnos el premio merecido. Por eso vigilar es ser fiel al Evangelio para poder salir al encuentro del Señor, acompañados de nuestras buenas obras.

Símbolo del Adviento es la corona con cuatro velas. Es en forma circular Con ello manifestamos que el amor de Dios no tiene principio ni fin. Y queremos corresponder a ese amor amando a todos nuestros prójimos. Las hojas verdes simbolizan la esperanza. Esperamos la Gracia, el perdón de los pecados, la justicia en el mundo y la salvación eterna.

El color propio del Adviento es el morado El color propio del Adviento es el morado. Si se puede, suele ser un morado más suave para distinguirlo del morado de Cuaresma. Pero las velas de la “corona” son cambiantes según vamos acercándonos a la Navidad: La 1ª es morada, símbolo de penitencia, ya que no nos acercaremos dignamente al Señor si no tenemos arrepenti- miento sincero de los pecados. La 2ª es verde por la esperanza en la salvación, que vino y que viene. La 3ª es roja o rosada, símbolo de la alegría, que acentúa el tercer domingo. Y la 4ª es blanca por la presencia ya del Señor en la Navidad.

La corona de Adviento no es sólo para el templo La corona de Adviento no es sólo para el templo. También es hermoso cuando una familia se prepara para la Navidad bus-cando, por medio de la “corona”, el perdón, la armonía y la paz. El hecho de preparar la corona servirá para unir lazos de amor y de buscar luz en nuestra mente y corazón. Aumentará la unión entre los vecinos y entre los alumnos.

¡Ojalá rasgases el cielo y bajases! Uno de los principales personajes en el Adviento es el profeta Isaías. Sus profecías nos estimulan hacia la esperanza llena de amor. Hoy en la primera lectura se dirige al Salvador diciendo; ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!

Por eso: Vamos a preparar el camino del Señor. Hoy san Pablo en la segunda lectura nos indica el camino para poder esperar mejor “la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”. El cristianismo es un adviento: Dios que viene al hombre para que el hombre vaya a Dios. Vivir este encuentro es toda la esencia de la religión. Por eso: Vamos a preparar el camino del Señor.

Mirad las estrellas fulgentes brillar, sus luces anuncian que Dios ahí está, la noche en silencio, la noche en su paz, murmura esperanzas cumpliéndose ya.

Jesucristo, Palabra del Padre, luz eterna de todo creyente: ven y escucha la súplica ardiente, ven, Señor, porque se hace ya tarde.

La Virgen María es figura central en este tiempo de espera para la Navidad. Su espera es modelo y estímulo para nuestra espera. Ella nos indica el camino y es luz en nuestro caminar.

Que María de la esperanza nos conceda fuerza, paz, amor y alegría en nuestra espera. AMEN