Carta a mi hijito La Razón, septiembre 2010

Hijito, hoy meditaba en el tiempo que hace que no nos vemos Hijito, hoy meditaba en el tiempo que hace que no nos vemos . Hace mucho ¿verdad?. ¡te extraño mucho! Y es por eso que te escribo estas líneas. Pensé mucho sobre mi caminar contigo en esta tierra, cómo a veces los padres desperdiciamos los momentos que Dios nos otorga como familia.

Creemos que todo estará ahí siempre, que los hijos nunca se irán, que nada cambiará. Contigo hijito, aprendí a ser madre (bueno aún estoy aprendiendo). Cometí muchos errores contigo. Te negué tantas cosas, mi tiempo, mi esfuerzo …en cuantas cosas, solo pensé en mi, en mis problemas, mi trabajo.

¿Por qué no pude interpretar en tu carita de niño que me necesitabas como amiga? ¿Por qué fui tan ciega para no entender tu necesidad que tenías de mi como tu madre?

Tu tenías que haber sido una de las primeras personas por las cuales yo me preocupara de verdad , tu alma tuvo que haber sido prioridad en mi vida. Hoy mi hijito quisiera volver el tiempo atrás y compensarte todas aquellas cosas que un día te negué. Como quisiera que esto fuera un sueño nada más y que al despertar tu estuvieras a mi lado.

Pero se que esto no es un sueño, esto es una dura y cruel realidad Pero se que esto no es un sueño, esto es una dura y cruel realidad. ¿recuerdas como me molestaba cuando desgastabas tus pantalones y te regañaba tanto por ello? Yo pensaba que tu no tenías consideración “las cosas cuestan”. Nunca se me ocurrió pensar que si desgastabas tus pantalones, que rompías tus zapatos, que si hacías ruido, que si hacías travesuras, que si en ocasiones tenía quejas de ti, que si tenía que darte para todos esos gastos de comida, vestido educación, era porque estabas vivo.

¡Como quisiera hoy tener todas esas cargas de ti sobre mi ¡Como quisiera hoy tener todas esas cargas de ti sobre mi!,¡como quisiera hoy volver a ser tu madre y desgastarme para ti, dar mi vida por ti. Pero ya no puede ser ahora, ya no me das ningún problema , ya no me produces ningún gasto. Ya no trabajo para ti, ya nadie se queja de ti, ya a nadie molestas y esto es simplemente ¡porque estas muerto!

¿Cuántas personas en el mundo cometen los mismos errores que yo ¿Cuántas personas en el mundo cometen los mismos errores que yo? Buscamos perfección en las cosas en las personas, en los hijos y por buscar lo que no se tiene no valoran lo que en su presente poseen como un regalo de Dios.

Dios mío, ayúdanos a entender que no vale la pena discutir por un vaso de leche derramada en el sillón, porque hay bullicio en casa, por cosas como esas. Qué Dios nos haga comprender que las cosas de la vida por las cuales tenemos que trabajar, sufrir, soportar y esforzarnos, es porque existe la vida,

Hijito, de mi alma, fuiste un niño ejemplar, como extraño tu encantadora sonrisa que conquistaba el cariño de tanta gente. Como extraño tus cartas, y tarjetas que me regalabas con algún pensamiento. Y aún aquéllos dibujos que me dedicabas, fuiste muy bueno para dibujar. ¿lo recuerdas?.

Pero como quisiera, que volvieras a dibujar para mí Pero como quisiera, que volvieras a dibujar para mí. Tu mirada me recuerda tanto tu amor puro y desinteresado, tu insistente amor que nunca disminuyó a pesar de todo. ¡Ese gran amor a prueba de fuego!, ¡Fuiste un gran ejemplo de amor y de bondad mí pedacíto de vida!.

Recuerda siempre mi tesoro más preciado que te extrañamos, que siempre vivirás en mi corazón. ¡Dios sabe cuánto!. Mi hijito, sé que estas en el cielo, al lado de Dios, aguardaré paciente el día en que nos volvamos a encontrar.

Entonces será para siempre, nada ni nadie nos podrá separar, no temeré cuando llegue mi momento, pues tu presencia me confortará, mientras tanto, recibe el gran amor que te tengo. Aun vives para nosotros, muchos besos. Tu madre que te amará hasta la eternidad. Que el Eterno te bendiga y te guarde.