EL REINO ESTA ENTRE NOSOTROS EL REINO ESTA ENTRE NOSOTROS “Qui tollis peccata mundi” de la Misa en si menor de Bach, nos haca sentir el pecado del nuestro siglo: el amor al dinero Tel Tirsa DOMINGOS DOMINGO 25 EL REINO ESTA ENTRE NOSOTROS EL REINO ESTA ENTRE NOSOTROS evangelio de Lucas evangelio de Lucas

Segunda parte del Camino: El REINO hacia donde vamos Lc 13,22 a 19,27 Introducción Hay que entrar por la puerta estrecha (Dom 21) Los invitados Estamos invitados al Banquete del Reino (Dom 22) Llevar la CRUZ, condición para entrar (Dom 23) Los PECADORES entran en el Reino (Dom 24) Lo nuevos valores del Reino - Valor del dinero en el Reino (Dom 25- 26) Somos servidores sin ningún mérito (Dom 27)

Área de las excavaciones de la rica ciudad de Tirsa, donde residieron los reyes de Israel (Norte), antes de edificar la nueva capital, Samaria

Lc 16,1-13 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.

Detalle de una parte del Tel de la ciudad En el Reino, malgastar los bienes, es amar más el dinero que las personas Vender las personas, o valorar-las por dinero, es entrar en la vida por la puerta falsa

Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido".

La administración de los bienes de Dios, es una exclusiva de los justos Tel al fondo Tan solo los pobres, los sencillos, los que tienen hambre y sed de justicia, colaboran con Él

El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza... Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa". Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?". Éste respondió: "Cien barriles de aceite“. Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta". Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?". Él contestó: "Cien fanegas de trigo". Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta".

Ruinas de la antigua ciudad El ingenio que se gasta para ganar dinero, habría que gastarlo para ayudar a ser personas Ruinas de la antigua ciudad Toda la riqueza del mundo no es nada, al lado de adquirir la sabiduría de Dios (Sab 7,9)

Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

Cuchara de Tirsa (Museo de Israel) A menudo nos esforzamos más para obtener, para nuestro uso, los “caprichos” del mundo, que para ayudar a los hermanos Para confundir a estos “sabios”, Dios escoge a los ignorantes (1Co 1,27)

Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Joia de Tirsa (Museu de Israel) Dándolo a los que lo nece-sitan, nos ganamos amigos con un dinero que vale poco para la vida eterna A cambio del dinero dado generosamente, Dios nos regala una VIDA NUEVA de mucho más valor Joia de Tirsa (Museu de Israel)

Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

Ídolos de Tirsa (Museo de Israel) No podemos servir a varios amos Dios es nuestro único Señor, que nos ha puesto a los pies de todos (“Si te llaman a guiar” Salvador Espriu)

Jesús, no permitas jamás que sirvamos a dos amos, ni que la riqueza nos ofusque el corazón

De la rica ciudad de Tirsa, solo quedan estos ínfimos restos Monjas de S. Benito de Montserrat www.monestirsantbenetmontserrat.cat/regina/ De la rica ciudad de Tirsa, solo quedan estos ínfimos restos