IV Domingo del Tiempo Ordinario 28 de Enero de 2018
De pronto un hombre «se pone a gritar: «¿Has venido a destruirnos?»
Jesús no se acobarda. Ve al pobre hombre oprimido por el mal, y grita: «¡Cállate y sal de este hombre!».
La autoridad de Jesús está en su personalidad, que se manifiesta como firmeza y bondad.
Hay que ser firmes (no duros ni agresivos ni violentos)
Firmes, pero con bondad y afabilidad, que siempre cautivan y atraen.
Revistámonos de la personalidad firme y bondadosa de Jesús y todo nos irá mucho mejor.
Si estamos con Jesús y acudimos a Él con confianza.
Lograremos vencer la Maligno.