En una clase que doy a personas adultas, recientemente hice lo imperdonable. ¡Dejé tarea a los alumnos! La tarea de acercarse durante la siguiente semana a alguien a quien aman y decirle que lo aman. Tiene que ser alguien a quien nunca hayan dicho esas palabras con anterioridad, o al menos, con quien no las hayan compartido desde hace mucho tiempo.

No parece una tarea muy difícil, hasta que nos detenemos a analizar que la mayoría de los hombres en ese grupo tienen mas de 36 años y fueron criados en la generación a la que le enseñaron que expresar las emociones no es de machos. El demostrar los sentimientos o llorar no se hacía. Por lo tanto fue una tarea muy amenazante para algunos.

Al principio de nuestra siguiente clase, pregunté si alguien deseaba compartir lo sucedido cuando confesaron a alguna persona que la amaban. Esperaba plenamente que una de las mujeres se ofreciera, como siempre era el caso, pero esa noche, uno de los hombres levantó la mano. Parecía bastante conmovido y un poco emocionado.

Cuando se puso de pie empezó a decir: “La semana pasada me enfade bastante contigo cuando nos dejaste esta tarea. No sentí que tuviera a quien decir estas palabras, además, ¿Quién eres tú para sugerirme que hiciera algo tan personal? Sin embargo, cuando conducía hacia mi casa, mi conciencia empezó a hablarme. Me dijo que sabía con exactitud a quien necesitaba decir “te amo”.

Hace cinco años mi padre y yo tuvimos un altercado y nunca lo solucionamos. Desde entonces, evitamos vernos, a no ser que sea absolutamente necesario, como en navidad y otras reuniones familiares. Incluso entonces, apenas si nos hablamos. Por lo tanto, el martes pasado, cuando llegué a casa, me había convencido a mi mismo, que le diría a mi padre que lo amaba. Es extraño, pero el hecho de tomar esta decisión pareció quitarme un peso de encima.

Cuando llegué a mi casa , me apresure a entrar para comunicarle a mi esposa lo que iba a hacer. Ella estaba en la cama pero la desperté. Cuando se lo dije, no solo se levantó, sino que lo hizo con rapidez, me abrazo y, por primera vez en nuestra vida matrimonial, me vio llorar. Permanecimos levantados hasta la medianoche, bebiendo café y charlando. ¡fue maravilloso!”

A la mañana siguiente, me levanté temprano y alegre A la mañana siguiente, me levanté temprano y alegre. Estaba tan entusiasmado que apenas si pude dormir. Llegué temprano a la oficina y logré hacer mas en dos horas que lo que hacía antes en todo un día.

A las 9:00, llamé a mi papá para ver si podía visitarlo después del trabajo. Cuando contestó el teléfono, solo dije: papá, ¿puedo ir a visitarte esta noche después del trabajo? Tengo algo que decirte. Mi papa respondió malhumorado: ¿y ahora qué? Le aseguré que no tomaría mucho tiempo y finalmente aceptó.

A las 5:30, estaba en la casa de mis padres y llamaba a la puerta, orando para que papá abriera la puerta. Temía que si mamá la abría, yo me acobardaría y se lo dijera a ella en vez de a él. Sin embargo por suerte papá abrió la puerta. No perdí tiempo. Di un paso y dije: Papá, solo vine a decirte que te amo.

Fue como si papá se transformara Fue como si papá se transformara. Ante mis ojos, su rostro se suavizó, las arrugas parecieron desaparecer y empezó a llorar. Extendió los brazos, me abrazo y dijo: Yo también te amo hijo, pero nunca he podido decírtelo.

Era un momento tan precioso que no quería moverme Era un momento tan precioso que no quería moverme. Mamá se acerco con lagrimas en los ojos. Yo solo moví la mano para saludarla y le di un beso. Papá y yo nos abrazamos durante un momento mas y después me fui. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan maravillosamente.

No obstante ese todavía no es mi punto No obstante ese todavía no es mi punto. Dos días después de mi visita, mi papá que tenia problemas cardiacos, pero que no me lo había dicho, sufrió un ataque y terminó en el hospital, inconsciente. No se si lograra recuperarse.

Por lo tanto, mi mensaje para todos ustedes en la clase es este: no esperen para hacer las cosas que saben necesitan hacer. ¿qué habría sucedido de haber esperado para decírselo a mi papá? ¡tal vez no vuelva a tener la oportunidad! ¡tomen tiempo para hacer lo que necesitan hacer y …

… háganlo ya!

Dios te bendiga