Los 10 Mandamientos del Sistema Preventivo
1 No basta que los jóvenes sean amados. Es necesario que ellos lo perciban.
2 Recuerda que si la eficacia educativa depende del corazón, esta es inaccesible al rigor y a la dureza, entonces… hagámonos amar.
3 La práctica de este sistema se apoya por entero en las palabras de San Pablo: “la caridad es benigna y paciente, todo lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta”, por tanto sólo un buen seguidor de Cristo puede aplicarlo con eficacia.
4 Quédate con los jóvenes todo el tiempo que puedas y diles confidencialmente alguna palabrita que le sea útil: es el gran secreto para ser amigo de sus corazones.
5 Da plena libertad a los jóvenes para que hagan aquellas cosas que les agradan. Todo está en descubrir en ellos los gérmenes de sus buenas disposiciones y ayudarles a desarrollarlas.
6 Entre nosotros no se emplea ni la violencia ni el castigo. Hacemos todo lo que sugiere la caridad Cristiana para que se haga el bien y se evite el mal, con una conciencia iluminada y sostenida por la Fe.
7 Es necesario evitar la ansiedad y los temores suscitados por la corrección y añadir algunas palabras de consuelo. El arte supremo está en que olvide y luego que los muchachos olviden las tristes experiencias cometidas.
8 El Sistema Represivo puede impedir un desorden, pero difícilmente hace mejor a quien haya cometido una falta. En cambio el Sistema Preventivo hace amigo al discípulo, que encontrará en su educador, a alguien que piensa en su bien y desea ayudarlo a ser mejor, a evitarle más problemas, castigos y humillaciones. Podrá hablar con el lenguaje del corazón.
9 Si queremos aprender a mandar, aprendamos primero a obedecer y busquemos que se nos ame, no que se nos tenga temor.
10 Solo Dios es el dueño de los corazones y en la educación nada podemos si Él no nos enseña este arte, esta clave para penetrar en el alma del educador.