PALABRAS DE VERDAD Lección 9 para el 28 de febrero de 2015

«¿Qué es la verdad. » (Juan 18:38) «¿Qué es la verdad?» (Juan 18:38). En los capítulos 22-24 de Proverbios, Salomón medita sobre la verdad y la honradez. La verdad sobre la verdad (22:17-21) La verdad sobre la justicia divina (22:22-23; 23:10-11, 18) La verdad sobre la envidia (23:17; 24:1-2, 19-20) La verdad sobre la comida y la bebida (23:1-8; 29-35) La verdad sobre la responsabilidad (24:11-12, 23-28)

LA VERDAD La verdad sobre… «Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios, y aplica tu corazón a mi sabiduría… Para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad…» (Proverbios 22:17, 21pp) La verdad es más que conocimiento. Es una experiencia que transforma a la persona. Es una relación íntima con la Verdad: Jesucristo (Juan 14:6). ¿Cómo alcanzar la verdad? Escucha y presta atención. «Inclina tu oído y oye» (22:17). Hazla tuya. «si las guardares dentro de ti» (22:18). Habla de ella. «se afirmaren sobre tus labios» (22:18). ¿Cuál es el fruto de la verdad? Fe y confianza. «Para que tu confianza sea en Jehová» (22:19). Convicción. «la certidumbre de las palabras de verdad» (22:21). Deseos de compartir. «llevar palabras de verdad» (22:21).

LA JUSTICIA DIVINA DAVID Y URÍAS La verdad sobre… «No robes al pobre, porque es pobre, ni quebrantes en la puerta al afligido» (Proverbios 22:22) «No traspases el lindero antiguo, ni entres en la heredad de los huérfanos» (Proverbios 23:10) Robar, o mover los linderos [límites], estaba prohibido por la ley (Levítico 19:13; Deuteronomio 19:14). Pero Dios toma especial nota de los actos cometidos contra los pobres o los huérfanos (es decir, aquellos que son más vulnerables que nosotros). «Porque el defensor de ellos es el Fuerte, el cual juzgará la causa de ellos contra ti» (Proverbios 23:11) «Porque Jehová juzgará la causa de ellos, y despojará el alma de aquellos que los despojaren» (Proverbios 22:23) DAVID Y URÍAS «Porque ciertamente hay fin» (23:18), y Dios dará a cada uno su recompensa.

LA ENVIDIA ¿Qué podemos envidiar de los pecadores? La verdad sobre… «No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo» (Proverbios 23:17) «No tengas envidia de los hombres malos, ni desees estar con ellos» (Proverbios 24:1) «No te entremetas con los malignos, ni tengas envidia de los impíos» (Proverbios 24:19) ¿Qué podemos envidiar de los pecadores? Evidentemente, no envidiamos sus pecados. Envidiamos la gratificación inmediata: riqueza, éxito, poder. No es bueno obtener estas cosas usando medios pecaminosos. Conseguir algo a través del pecado es comprar humo a cambio de la vida eterna. Dios quiere que odiemos el pecado. Ser conscientes del costo del pecado (la cruz), nos ayudará a apreciar más la gratificación futura que la inmediata. ¡Alejémonos del pecado como lo haríamos de una serpiente cascabel!

«Aunque el cristiano será siempre bondadoso, compasivo y perdonador, nunca sentirá que está en armonía con el pecado. Aborrecerá el mal y se aferrará a lo que es bueno, a expensas de la asociación o amistad con los infieles. El Espíritu de Dios hará que odiemos el pecado, mientras que a la vez estamos dispuestos a hacer cualquier sacrificio por salvar al pecador» Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 160

La verdad sobre… LA COMIDA Y LA BEBIDA El consejo es claro: comer saludablemente y controlar los excesos (especialmente en las comidas sociales). Cuántas veces los «avaros» esperan a plantear sus turbias intenciones tras una «comida de negocios», cuando la mente está embotada por la excesiva comida. «Cuando te sientes a comer con algún señor, considera bien lo que está delante de ti, y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito. No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso… No comas pan con el avaro, ni codicies sus manjares; porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; mas su corazón no está contigo. Vomitarás la parte que comiste, y perderás tus suaves palabras» (Proverbios 23:1-3, 6-8)

La verdad sobre… LA COMIDA Y LA BEBIDA «¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar» (Proverbios 23:29-35) Noé nunca pensó en la vergüenza que le produciría su decisión de destilar alcohol. Así, el que se embriaga no cae repentinamente en un pozo sin fondo. Poco a poco el alcohol domina a la persona, la cual nunca reconoce ese dominio hasta que es demasiado tarde. El alcohol destruye a las personas y a la familias. Elimínalo completamente de tu vida.

LA RESPONSABILIDAD La verdad sobre… «Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y dará al hombre según sus obras» (Proverbios 24:11-12) ¿Qué excusa daremos ante Dios cuando, pudiendo librar de la muerte (física o espiritual) a una persona, no lo hicimos? «Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida» (Ezequiel 33:8-9) Somos responsables por las palabras que decimos y por las que omitimos (24:23-28). Debemos dar un informe fidedigno de lo que hemos visto y oído, de este modo no nos convertiremos en cómplices del pecador (y podemos salvar vidas). La verdad es la manera más segura y sencilla de vivir la vida. Dios reconoce y bendice a quienes viven con veracidad. 24:11-12, 23-28

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