¿De verdad Señor que no es broma ¿De verdad Señor que no es broma? Cuando dices: ¡Bienaventurados los pobres!
Mira Señor que nos faltan muchas cosas.
A veces tenemos que decir que no hay para eso o para lo otro.
Hasta a veces nos ponemos tristes.
Quisiéramos tener más y mejores cosas.
Y si se te pasa la mano pues mejor.
O si te parece bien que al menos tengamos una pequeña granjita.
Pero tú no haces bromas. Tendremos que aprender a ser pobres según tu espíritu.
Cuando nos dices: ¡Bienaventurados los pacíficos Cuando nos dices: ¡Bienaventurados los pacíficos! Eso se entiende más fácilmente.
¡Bienaventurados los que sufren! Cuesta entenderlo.
Si nos dejas estar contigo en el huerto, tal vez lo entendamos
Señor que sepamos tener tus anhelos.