Domingo 2º Cuaresma - A Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y se los llevó aparte a un monte alto. Se transfiguró delante de ellos. Y aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.
¿Dónde está Dios? A muchos les resulta difícil encontrarlo, porque tienen una falsa imagen de Dios. Lo consideran o como un enemigo del hombre o como un apoyo para la inmovilidad y el acomodo.
Dios estaba en la zarza, desde la que llamó a Moisés para convertirlo en liberador de su pueblo.
Dios estaba en la nube que guiaba al pueblo de Israel por el desierto hasta la patria de la libertad.
Dios está en su Hijo Jesús. Y, finalmente, Dios está en su Hijo Jesús. Y en los que le siguen con sincero y humilde corazón.
En él se refleja la dialéctica entre el monte y el valle. En el monte Jesús se encuentra con la luminosa realidad de Dios. Al bajar del monte se encuentra con la dolorida realidad de lo humano.
He ahí la imagen de nuestra vida de creyentes. La contemplación no puede alejarnos de la acción.
a “ESTE ES MI HIJO. EL AMADO”. Dios no es un objeto lejano. Se presenta con los rasgos familiares de quien reconoce a Jesús como hijo. El Dios de Jesús siente y ama. a
su dignidad por reconocer a Dios como Dios. Dios está con él, lo apoya “EL ESCOGIDO, ESCUCHADLO”. El hombre no pierde su dignidad por reconocer a Dios como Dios. Dios está con él, lo apoya y garantiza su misión y la verdad de su mensaje.
Señor Jesús, tú nos revelas el amor de un Dios al que nos atrevemos a llamar Padre. Te agradecemos esa conciencia de ser Hijo y mensajero de la verdad de Dios. Que tu palabra oriente nuestra vida. Amén.
José Román Flecha Andrés Texto: EL CÁNTARO, Ciclo A –Editorial Monte Carmelo 2016 Presentación: Antonia Castro Panero