Un chico acaba el bachillerato de la Escuela Andorrana y no tiene ganas de estudiar nada más, pues cree que con el dinero de su padre y los negocios, no le hará falta nada más. El padre, que es una persona cabal, le dice: - ¿No quieres estudiar? ¡Pues yo no doy de comer a los gandules, así que ya puedes empezar a trabajar!
El padre, que tiene algunos amigos e influencias en la política andorrana, intenta conseguir un trabajo para su hijo y habla con un amigo, metido dentro de Gobierno: - Mira, Roberto, ¿te acuerdas de mi hijo? Pues ha acabado el bachillerato y dice que no quiere estudiar nada más por ahora. Me haría falta un trabajo para que esté ocupado mientras se lo piensa… Lo que quiero es que penque y no gandulee, ya me entiendes…
Al cabo de tres días, Roberto llama: Escucha; ya lo he encontrado, tengo un trabajo para tu hijo. Asesor adjunto de Gobierno. Unos 9.000 euros al mes. Está bien, ¿verdad? ¡Nooo, Roberto! ¡Estás loco! Tiene que empezar desde abajo.
Al cabo de dos días, vuelve a llamarle Roberto: Ya lo tengo. He conseguido un cargo de secretario privado de ministro, la mano derecha del ministro, vaya. El sueldo es más modesto: 5.000 euros al mes. - ¡No, Roberto! No quiero que la vida sea tan fácil para él de entrada. Quiero que sienta la necesidad de estudiar, ¿me entiendes? ¡Si gana tanto dinero no estudiará nada!
Al cabo de unos días, Roberto: Ahora sí que lo he encontrado, ayudante de director de departamento, pero claro, el sueldo es realmente bajo… Serían unos 2.800 euros al mes, no he podido conseguir un sueldo más alto. - ¡Pero Roberto, por el amor de Dios! Consígueme un puesto de trabajo más modesto. Es un niño. Alguna cosa de 800 a 1.000 euros al mes.
Ostras, tú, lo que me estás pidiendo es muy difícil… ¿Por qué? Es que... Esos cargos son por oposición, se necesíta currículum, título universitario, másters… ¿Me entiendes?