Mercedes y Francisco tienen 15 años y les encantaba salir el sábado de botellón con sus amigos del instituto. Desde que cerraron el botellódromo las quedadas no son lo mismo y es que en palabras suyas “en Granada tampoco existen muchas alternativas de ocio que nos fascinen” Ellos apenas bebían pero reconocen que si les apetecía tomar algo les salía mucho más barato que en cualquier pubs o discoteca. Iban al botellódromo para estar todos juntos y pasar un buen rato con los amigos, ya que en los bares o pubs con tanto ruido, no disfrutaban igual. Además era una oportunidad para conocer a un montón de gente y hacer nuevas amistades. Aunque ahora continúan quedando no saben qué hacer para pasárselo tan bien como lo hacían antes.
¿Qué alternativas de ocio se os ocurren? ¿Cómo podemos ayudarles a que se lo pasen bien aprovechando los espacios públicos de la ciudad? ¿Qué alternativas de ocio se os ocurren?