siglo sexto - Dallán Forgaill
Oh Dios, de mi alma, sé Tú mi visión. Nada te aparte de mi corazón, de noche y día yo pienso en ti, y tu presencia es luz para mi.
Sabiduría, sé Tú de mi ser. Quiero a tu lado mi senda correr; yo soy tu hijo, Oh, ténme Señor, siempre morando en un mismo amor.
Sé mi escudo, mi espada en la lid, mi única gloria, mi dicha sin fin; del alma amparo, sé mi torreón; a las alturas condúceme, Dios.
Riquezas vanas no anhelo, Señor, ni el vano halago de la adulación; Tú eres mi herencia, eres Tú mi porción, Rey de los cielos, tesoro mejor.
Oh Rey de gloria, del triunfo al final, guíame al cielo a morar en tu hogar; luz de mi alma, mi dueño y Señor, en vida o muerte sé Tú mi visión.