¡A las armas! ¡Al ataque todos juntos! Tu espalda contra mi espalda. Armados hasta los dientes de ideales y esperanza.
Como una piña de hombres sin religiones ni razas, políticas ni banderas, sólo nuestras manos blancas. Blancas de luz y de sueños de estandarte en la batalla. Los niños en las escuelas escribiendo en las pizarras con sus manos inocentes: palabras, sólo palabras
Que el mundo ha nacido libre, sin fronteras ni aduanas y está abonada la tierra por la sangre derramada, por el llanto de los hombres sin huellas para pisarla.
Que no hay justificaciones para otra vergüenza humana. Y los muros de vergüenza, de silencios y emboscadas, de soberbia y sinrazones se derriban con palabras.
¡Derribemos otro muro con la razón despiadada! Que no hacen falta fusiles ni piedras para lanzarlas; sólo gargantas sedientas de libertad y palabras a una sola voz gritando
PAZ desde el fondo del alma. Mercedes Pastor Segovia ¡INTIFADA! ¡INTIFADA DE PALABRAS