LÁZARO EN CATALUÑA Jan Corbella i Rigual Adam Fernandez i Garcia
MAPA
L ÁZARO EN C ATALUÑA Comarca y poblaciones donde transcurre la historia: Barcelonés, Barcelona. Amo: Es corpulento, inteligente, aprovechado, astuto... Tema: Maltrato Tono: Triste Desenlace: Huida Estilo: “Vuestra Merced”, primera persona del singular.
LÁZARO Y EL MAR Después de mucho rato corriendo, decidí esconderme para pararme a descansar en un carro lleno de fruta. Una vez allí, tranquilo y lejos del cruel clérigo, me dormí. Cuando me desperté me asusté en notar que el carro se estaba moviendo y como no tenía amo ni nada para sobrevivir, salté del carro y vi, a lo lejos, una inmensa cantidad de agua que llegaba hasta el horizonte. Al ver tal cosa, me entró sed. Una vez llegué a la orilla, empecé a beber, y al momento maldice a Dios porque el agua estaba salada. De repente me entró curiosidad para saber que había en el horizonte, y me dirigí hacia adentro, hasta que mis pies no tocaban al suelo. Me asusté en ver que el agua me llevaba hacia dentro y empecé a ahogarme. Después de unas horas, me desperté en una pequeña barca al lado de un corpulento pescador, con lo que deduje que me había salvado la vida.
Me dijo: -Te he salvado, y como tal, tu me debes la vida. A cambio, te quedarás conmigo y te enseñaré a pescar y a nadar con el fin de que me puedas ayudar y recompensarme. Y así fue. Durante una semana estuve aprendiendo de él, y ahora ya estoy listo para trabajar. Un mes más tarde huí nadando, porque mi amo ya me tenía arto. Vivir con él era toda una pesadilla: Abusaba de mi, ya que me obligaba a pescar mientras él dormía, y luego, si no había pescado suficiente comida, se la comía toda él y me decía que la siguiente vez, pescara más. También, eran típicos de él los brutos ataques de ira que tenía, en los que yo, normalmente, terminaba en el frío mar. Estas u otras razones eran las que me impulsaron a huir. Al llegar a la orilla, me encontré con el mercader del carro que me había llevado hasta Barcelona, el cuál tomé como nuevo amo. Que viví muchos felices días hasta conocer a un escudero. Vuestra Merced, debéis saber que nunca había visto el mar.