¡Mal asunto! Miguel-A.
La otra noche me encontraba hablando con mi viejo sobre varios temas. Estábamos plácidamente sentados en el sofá de salón, el uno junto al otro. Entre los temas tocados, salió el de la vida y la muerte. Hablamos de la forma de morir. Entonces le dije: - Papá, si se diera el caso, nunca me dejes vivir en estado vegetativo, dependiendo de máquinas y líquidos de una botella. Si me vieras en ese estado, desenchufa los artefactos que me mantienen vivo. ¡¡¡PREFIERO MORIR!!!.
Entonces, mi padre se levantó súbitamente. Me miró con cara de perplejidad. Y sin darme explicaciones, salió del salón de forma inmediata. Yo me quedé pensativo. No podía entenderlo. ¿Acaso le había ofendido con mis ideas sobre la vida y la muerte? ¿Pero qué pude haber dicho que fuera ofensivo? No tenía ni idea. Fueron dos minutos de terrible silencio... durante los cuales, me comí el coco intentando descifrar aquella actitud anómala de mi viejo.
Pasados dos minutos, mi padre volvió al salón portando un montón de cables, y me dijo: - He estado en tu cuarto, y te he arrancado los cables de la televisión y de tu equipo informático. Ahora, dame el mp3, la PlayStation, la notebook, y el teléfono móvil. - ¡Pero, papá...!. - ¡Ni papá, ni leches! Te he desenchufado todo. ¿No hablaste también de botellas y de líquidos? A continuación, voy a tirar todas las cervezas del frigorífico. No quiero verte en estado vegetativo.
¡¡¡La puta que lo parió!!! ¡¡¡CASI ME MUERO!!!.