Dios, no puede estar fuera de la creación, menos de la belleza de esa creación que en su contacto alcanzamos la grandeza de una creación llena del amor de Dios. Porque, estando en Cumaná, no puedo dejar a un lado la belleza de Mochima o de Quetepe y mucho menos de Araya, donde Dios, de seguro, debe y está presente en nosotros que lo disfrutamos y en esa belleza que está para recrearnos. Dios en todo
“Agua que no vas a beber déjala correr” Pero si esa agua nos habla de belleza, de abundancia, jamás, debemos esconder la presencia de un Dios que es naturaleza y belleza.
Dios, nunca, pero nunca, se ha escondido. Jamás nos ha dejado a oscuras. El es el sol, que nace de lo alto y nos trae la luz verdadera que marca el camino hacia Dios.
Nadie podrá ver en la oscuridad de las preocupaciones de la vida sin la luz de la verdad. Habrá que esperar que esa luz que sale “para todos” ilumine a todos por igual y en esa luz “luna “sol” que desde el firmamento refleja a un Dios que nos queire dar más vida y calor. Reflexión del P. Marcelo