El Libro de Hechos de los apóstoles Capitulo 14

Iconio, Listra y Derbe (14:1-7) Iconio estaba a unos cien kilómetros al este y un poco al sur de Antioquía de Pisidia, en una meseta de algo más de mil metros de elevación.

Iconio, Listra y Derbe (14:1-7) Al llegar allí. Pablo y Bernabé se dirigieron primero a la sinagoga. Como de ordinario, se les dio oportunidad para hablar. Lucas no recoge su sermón. Sólo señala que hablaron, como acostumbraban; esto es, tal como habían hecho en Antioquía de Pisidia. El resultado fue similar. Una gran multitud, tanto de judíos como de creyó. Entonces, como antes, los judíos que no creían, en su celo excitaron a los gentiles y corrompieron sus ánimos

Iconio, Listra y Derbe (14:1-7) En este caso los judíos no pudieron conseguir mucho apoyo de los gentiles al principio Sin embargo, al cabo de algún tiempo, la gente de la ciudad se hallaba fuertemente dividida, y se juntaron los incrédulos con los gobernantes de la sinagoga con intenciones hostiles Pero los apóstoles tuvieron noticias de la conspiración y huyeron. No porque tuvieran miedo, sino porque había otros lugares donde se necesitaba su ministerio. Así fue como siguieron a Listra y Derbe, ciudades licaonias situadas en la parte sur de la provincia romana de la Galacia.

La sanidad de un hombre imposibilitado de los pies (14:8-18) En Listra, Pablo no fue a una sinagoga, como tenía por costumbre. Quizá no hubiera ninguna. En cambio, parece haber ido a la plaza del mercado, o a una plaza abierta dentro de la ciudad, junto a sus puertas (como lo indica el versículo 13); allí comenzó a predicar. Pablo fijó los ojos en un cojo de nacimiento, vio que tenía fe para ser sanado. Entonces animó a la fe del hombre a actuar, ordenándole con voz muy alta que se levantara derecho sobre sus pies. Cuando los que estaban allí vieron que el hombre saltaba y comenzaba a caminar, comenzaron a gritar.

La sanidad de un hombre imposibilitado de los pies (14:8-18) El milagro les hizo creer que los dioses griegos habían descendido, tomando forma de seres humanos. comenzaron a llamarle Día (o Dios) a Bernabé, una forma del nombre del dios griego del cielo, Zeus. Puesto que Pablo era el que hablaba, lo llamaron Hermen (Hermes), que era el mensajero y heraldo de los dioses, especialmente de Dios (Zeus, Júpiter). Cuando los apóstoles oyeron y comprendieron esto, rasgaron sus ropas, comenzaron a predicarles, Estos gentiles no tenían conocimiento de las Escrituras, Pablo no identificó a Dios como el Dios de Israel, ni apeló al Antiguo Testamento y a sus profecías sobre el Mesías.

Pablo apedreado (14:19, 20) El versículo 20 señala que Pablo y Bernabé se quedaron en Listra el tiempo suficiente para que un cierto número de personas creyeran y se convirtieran en discípulos Pero los judíos de Antioquía de Pisidia llegaron a la ciudad, y persuadieron a las multitudes paganas a que los ayudaran, o al menos les permitieran llevar a cabo su plan. Esta vez sí apedrearon a Pablo y arrastraron su cuerpo fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Cuando se fue la multitud, los creyentes rodearon a Pablo. De pronto, en lo que ha de haber parecido como una resurrección. Pablo se levantó, evidentemente, sanado por completo, y regresó a la ciudad con ellos. El y Bernabé salieron al día siguiente rumbo a Derbe

Confirmando los ánimos de los creyentes (14:21-25) Según parece, en Derbe tampoco había sinagoga. O sea, que Pablo y Bernabé deben haber predicado el Evangelio en forma muy similar a la utilizada en Listra, pero sin la oposición de los judíos, puesto que los enemigos de Pablo creían que estaba muerto. Después de haber hecho un número considerable de discípulos, fundando así una iglesia creciente, regresaron valientemente a Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia. Sin embargo, esta vez no agitaron a los judíos. Puesto que necesitaban organización para poder trabajar juntos y realizar la obra del Señor, los apóstoles constituyeron ("ordenaron") ancianos en cada lugar.

El informe en Antioquía de Siria (14:26-28) Desde Atalia navegaron a Antioquía de Siria. Allí habían sido entregados a la gracia de Dios para hacer la obra que ahora habían terminado. En esta visita. Pablo y Bernabé sintieron que habían realizado el ministerio para el cual el Espíritu los había enviado en Hechos 13:2-4. Por tanto, reunieron a la iglesia y le informaron todo cuanto Dios había hecho con ellos.