La humildad es guardiana de todas las virtudes y fundamento de la vida interior. Al tenerla, se adhieren todas las demás virtudes.
Cuanto más se baja el corazón por la humildad, más se levanta hacia la perfección.
Siempre que Dios escogió a alguien lo hizo con los humildes, los más pequeños.
Si el orgullo es la fuente de todos los vicios, podemos afirmar que la humildad es la fuente de todas las virtudes.
Nadie puede alcanzar la paz interior si no es a través de una verdadera humildad, de lo contrario hará la vida imposible a sí mismo y también a los demás.
Si quieres ser grande, comienza por ser pequeño.
La humildad dispone al alma para acercarse libremente a los bienes espirituales.
Dice San Agustín que si le preguntaran que es lo más esencial en la religión respondería: "Lo primero, la humildad"“Lo segundo, la humildad” “Lo tercero, la humildad”
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