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Ciclo C Domingo IV del Tiempo Ordinario «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra»

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Presentación del tema: "Ciclo C Domingo IV del Tiempo Ordinario «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra»"— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo C Domingo IV del Tiempo Ordinario «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra»

3 4 La palabra del Señor llegó a mí en estos términos: 5 «Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones». 17 En cuanto a ti, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que yo te ordene. No te dejes intimidar por ellos, no sea que te intimide yo delante de ellos. 18 Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país. 19 Ellos combatirán contra ti, pero no te derrotarán, porque yo estoy contigo para librarte». Palabra de Dios Te alabamos Señor Primera Lectura - Jeremías 1,4-5.17-19

4 El profetismo es una de las instituciones del Antiguo Testamento marcado por su carácter extraordinario y carismático donde la acción de Dios aparece más clara y convincente que en las otras instituciones. Dios actúa con sorprendente libertad. El Espíritu de Dios surge y actúa en los tiempos y lugares más diversos y en las personas más dispares: sacerdotes, pastores, ciudadanos... Es la voz de Dios hecha palabra humana. El profeta goza de gran intimidad con Dios. «Te nombré profeta de los gentiles»

5 El profeta consuela, el profeta advierte, el profeta acusa, ordena, amenaza y condena; y su voz, como la voz de Dios, es eficiente, realiza lo que habla. Es como una bendición en el pueblo. Es mal síntoma la ausencia de la voz de Dios por medio de los profetas. La misión del profeta suele estar sembrada de dificultades. Algunos estuvieron a punto de sucumbir. Sólo la fuerza de Dios los mantuvo. Muchos fueron perseguidos, algunos sacrificados.

6 Tendrá que declarar la guerra a reyes, magnates, sacerdotes y a todo el pueblo. La guerra va a ser despiadada con él. Pero no hay que temer; Dios está con él; Dios le asistirá para que no sucumba; Dios está ahí como salvador. Nadie asume este oficio, si no es llamado por Dios. Dios forma, Dios modela al hombre que ha de ser su mensajero. Aquí se trata de Jeremías. En la segunda parte, el acento recae sobre la misión, que va a ser dura y desagradable.

7 1 Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca tenga que avergonzarme! 2 Por tu justicia, líbrame y rescátame, inclina tu oído hacia mí, y sálvame. 3 Sé para mí una roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza. 4 ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío, de las garras del malvado y del violento! 5 Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. 6 En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el seno materno fuiste mi protector. 15 Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, 17 Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas. Salmo 71(70) 1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17

8 El salmo es fundamentalmente un salmo de acción de gracias. Así suena el estribillo: Mi boca anunciará tu salvación. Los beneficios del pasado sueltan la lengua del salmista para cantar su salvación, la acción bienhechora de Dios. El pasado explica el presente y nos abre el futuro. «Mi boca contará tu salvación, Señor»

9 El salmo rebosa en expresiones de confianza y petición. Así nuestra vida cristiana: alabamos a Dios por lo recibido, pedimos a Dios lo que esperamos. Así caminamos. El beneficio, ya recibido, nos hace esperar en otro. Las calamidades continúan; hemos de acudir a Dios. La acción de gracias, de este modo, se desdobla en alabanza -reconocimiento-, por el pasado y petición, para el futuro.

10 12,31 Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía. 13,1 Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. 2 Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. 3 Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. Segunda Lectura - I Corintios 12,31.13,1-13.

11 7 El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; 9 porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. 10 Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. 11 Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, 12 pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; Después conoceré como Dios me conoce a mí. 13 En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor. 4 El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, 5 no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, 6 no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Palabra de Dios Te alabamos Señor

12 Basta leer y meditar el precioso himno a la caridad para captar la importancia y la grandeza de esa virtud capital. Pablo sigue polemizando con los corintios con motivo de los carismas. De los carismas, de que anteriormente ha hablado, conviene elegir y desear los más altos, los mejores, aquéllos que, en relación a todo el organismo, presentan mayor utilidad. «Quedan la fe, la esperanza, el amor; la más grande es el amor»

13 Al lado de la caridad hay que colocar la fe y la esperanza. La fe desembocará en una visión cara a cara. La fe llega a Dios, la fe nos salva. Los carismas son para este mundo, para las necesidades de ahora; una vez superadas éstas, aquéllos desaparecerán. Es cosa de niños detenerse en ellos. Los carismas pasan, la caridad no pasa; aquéllos, sin ésta, no sirven ni valen nada.

14 La caridad lo encierra todo y apunta expresamente al prójimo. Pero la caridad es un hábito que nos viene de Dios. Pablo habla de ese amor lo describe y propone a nuestro espíritu el camino de la perfección mediante un comportamiento amoroso con El en sus criaturas. La esperanza acabará en una posesión plena y segura de su objeto. Pero no hay que olvidar que, en cierto sentido, ya participamos de ello aquí por las virtudes de la fe y de la esperanza. La caridad las supera y las envuelve: amor intenso al Dios que nos ama.

15 27 También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio». 21 Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír». 22 Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?». 23 Pero él les respondió: «Sin duda ustedes me citarán el refrán: "Médico, cúrate a ti mismo". Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm». 24 Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. 25 Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. 26 Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. Lectura del Santo Evangelio - Lucas 4,21-30

16 28 Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron 29 y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. 30 Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino. Palabra de DiosGloria a Ti, Señor Jesús

17 Jesús se presenta en la sinagoga de Nazaret, su pueblo. Ha llegado hasta allí su fama de predicador y de obrador de maravillas. Hay grande expectación en el público, que lo conoció desde niño. El jefe de la sinagoga le ha entregado la Escritura. Los ojos de Jesús han topado con un texto de Isaías. Todos han escuchado su voz con atención. Ahora se dispone a hablar. Sus palabras fluyen serenas y seguras. Habla con autoridad. «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra»

18 Sin duda alguna, Jesús no desaprovechó la ocasión, que estos versos le brindaban, para presentarse ante sus conciudadanos como investido de una potestad superior. Jesús de Nazaret, que tanto tiempo había convivido con ellos, resultaba ser un profeta, más aún, “El Profeta”. La disertación agrada en un primer momento, al parecer, al auditorio. Pero, pronto se ve sacudido por la afirmación rotunda: "Hoy se ha cumplido en mí esta palabra".

19 Jesús se lo recrimina abiertamente, recordando la conducta de Elías. Los suyos se ofenden, se enfurecen y tratan de quitarlo de en medio. Despeñarlo monte abajo sería lo mejor. Pero ¿no era éste el hijo del carpintero José? ¿No es el hijo de María? ¿No están sus parientes entre nosotros? Jesús exige fe en su persona. La admiración primera va convirtiéndose en acerba crítica. La falta de fe de los suyos es manifiesta; no creen en él.

20 Cristo, sin embargo, continúa su misión, sigue adelante. La palabra muerte apunta a la Pasión. De hecho, el Profeta, Jesús de Nazaret, morirá en la Cruz, cumpliendo así su misión. Pero Jesús se aleja de ellos. No había llegado su hora. ¿Fue un milagro? Lucas no lo recuerda como tal. Jesús iba, dice el texto. ¿Hacia dónde? Los buenos conocedores del evangelio de Lucas nos dan una respuesta: hacia Jerusalén. Allí se cumplirán las profecías todas, dichas desde muy antiguo. Allí tendrán lugar los acontecimientos salvíficos más importantes. Todo el evangelio de Lucas apunta hacia Jerusalén. Su misión de Profeta lo impulsa hacia allí. El cumplimiento de su misión le va a traer dificultades. Los suyos los primeros que las ponen.

21 Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

22 HAZTE PASO, SEÑOR Aunque, en el mundo no se comprenda ni, a veces, sea escuchado el clamor de tu voz. En situaciones en las que, tu cruz redentora, es apartada frente a otros símbolos e ídolos que sólo hablan de ideologías o de vacío. En una sociedad en la que prima el tener, frente al ser la mentira, en contienda encarnizada con la verdad la apariencia, eclipsando a la autenticidad la moda, disfrazando al hombre frente a lo eterno o definitivo. HAZTE PASO, SEÑOR Ante aquellos que quieren silenciarte porque ansían que sólo se escuchen sus gritos. Ante los que, sabiendo que tú eres Señor, desean reinar con el cetro de la imposición, del poder, del relativismo o del “todo vale”. HAZTE PASO, SEÑOR Y, en tu camino, déjanos pistas para seguirte: Amor para entregar. Pasión para desvivirnos por los demás. Fuerza para ser testimonio de tu presencia. Verdad para dinamitar la falsedad. Alegría para irradiar optimismo. Palabra, para iluminar las sombras. Humildad, para hacer frente a la contrariedad. ¡HAZTE PASO, SEÑOR! Oración: P. Javier Leoz

23 Los archivos del mes los puedes descargar en: http://siembraconmigo.blogspot.com Si deseas recibir el Evangelio del Domingo envía un correo a: siembraconmigo@gmail.com Con el título: “Suscripción a Siembra Sagrada” Servicio Gratuito con Fines Educativos


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