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Majas, preciosas, son las rosas con las cuales se puede hacer un poema ponerlas en la palma de la mano y entregárselas al ser más amado o ir deshojando, uno a uno, cada pétalo y aromar con ellos las páginas de un devocionario. Así podrán llegar al corazón en forma de grato recuerdo o de una oración. Majas, preciosas, son las rosas cuando nacen del fondo del corazón para florecer silenciosas en milagros anónimos, laicos, que hacen que la vida ponga el color de la esperanza en cada historia personal y humana. Majas, preciosas, son las rosas y quien sabe apreciar su color, su aroma, y decir: “Ahora comprendo que seas así”. Juan Manuel del Río
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