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Con el Adviento, que significa “venida”, comenzamos un nuevo año litúrgico y consideramos que Cristo vino, viene y vendrá.

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Presentación del tema: "Con el Adviento, que significa “venida”, comenzamos un nuevo año litúrgico y consideramos que Cristo vino, viene y vendrá."— Transcripción de la presentación:

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3 Con el Adviento, que significa “venida”, comenzamos un nuevo año litúrgico y consideramos que Cristo vino, viene y vendrá.

4 Comenzar no significa que hemos fracasado. En lo material a veces las cosas no van bien y conviene comenzar con nuevos bríos. En lo espiritual la Iglesia nos invita cada año a recorrer el camino marcado por Cristo con la ilusión que se pone en el primer encuentro, con el encanto ante algo bello y desconocido.

5 En este tiempo de adviento se nos invita a “levantarnos”, a despertar, a tener la verdadera alegría, porque viene el Señor.

6 pueblo mío, levántate, viene el Señor. Automático

7 Él brilla ya en tus calles, en tus plazas y en los hombres donde hay amor.

8 Levántate, pueblo mío, despierta porque sale el Sol:

9 Su fuego brilla en la mañana,

10 ya llega nuestro Salvador

11 Su luz nos llena de esperanza, su fuego alegra el corazón.

12 Levántate, pueblo mío. despierta porque sale el sol.

13 Hacer CLICK

14 Para levantarse espiritualmente, para comenzar una nueva vida, un nuevo periodo de un año con nuevo vigor, hace falta esperanza. Solamente empiezan aquellos que tienen esperanza.

15 Porque desgraciadamente hay muchas personas como acabadas, incapaces de empezar de nuevo y de elevarse por encima de su propio desencanto. Hay muchos jóvenes convertidos en viejos, aburridos, drogados y voluntariamente marginados del resto de la humanidad.

16 Hay también ancianos sin ilusión, separados de los suyos. Hay parejas que se resquebrajan, hijos que no se desean, amores que se apagan sin dejar apenas rescoldo.

17 Hace falta tener este nuevo vigor y esperanza que nos da el Adviento para poderse levantar en el espíritu y estar con Dios siempre, cada vez más. Porque Dios llega, Jesús llega.

18 Jesús llegó en la primera Navidad; Jesús llega constante- mente para estar a nuestro lado; y Jesús llegará al final de los tiempos. En este primer domingo, en cuanto a las lecturas, se insiste más en esta última venida de Jesús.

19 Estamos en el ciclo C. Quiere decir que en la mayoría de los domingos los mensajes del evangelio nos vendrán por medio del evangelista san Lucas. Dice así el evangelio de este domingo: Lucas 21, 25-28. 34-36.

20 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del Hombre".

21 Como se trata de momentos grandiosos, san Lucas emplea el lenguaje que se llama apocalíptico, lleno de poesía y simbolismos. Era propio de aquel tiempo para algunos libros bíblicos, como el Apocalipsis y el libro de Daniel, o sólo partes especiales.

22 Quiere infundir la esperanza por la presencia e intervención de Dios, que siempre es Amor. En este mundo donde hay tanta violencia, miedos y fracasos, Dios es amor. Este estilo apocalíptico parece infundir miedo y terror a alguno; pero no es lo que pretende la Biblia, sino lo contrario.

23 Estas palabras quieren reafirmar la convención de que Dios vela por nosotros, nos acompaña en todo momento, en medio de las dificultades, contratiempos y sufrimientos. Y que un día, al fin del mundo vendrá el Señor a liberarnos. Y quiere llenarnos de esperanza para cuando todos salgamos a su encuentro.

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32 Cuando se habla del fin del mundo, es necesario considerar que en realidad el fin del mundo para cada uno es el día del encuentro definitivo con el Señor, el día de nuestra muerte. A alguno le parece algo tremendo; pero Jesús hoy en el evangelio nos alienta y nos dice: “levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”.

33 Estas palabras de Jesús nos invitan a ser optimistas. Ya sabemos que en este vida hay cosas muy angustiosas: desgracias, catástrofes, enfermedades dolorosas, heridas mortales en el alma, millones de personas que tienen que ir de un sitio a otro, refugiados quizá por el terrorismo. No podemos echar fuera la responsabilidad que tenemos.

34 Pero también a nuestro alrededor hay muchos signos de esperanza: Muchas personas son portadoras de “buenas noticias” con su palabra y con su vida, muchos ancianos debilitados que dan testimonio de su fe ante el mundo, miles de personas integradas en movimientos y asociaciones que luchan por la paz y la justicia,

35 Hay muchos signos de esperanza: movimientos de unidad en las “iglesias”, familias responsables y misioneras, comunidades que viven sinceramente la providencia de Dios, jóvenes que viven con verdadera responsabilidad su compromiso de vida, enfermos y ancianos que sonríen y esperan.

36 La esperanza es un signo del Adviento. Esperanza porque viene la liberación. Pero una cosa es la libertad de espíritu y otra el libertinaje que abunda por el mundo. Aquellos que sienten la paz de Dios, que buscan la rectitud y la verdadera justicia, son los que sienten la verdadera libertad de espíritu en su corazón.

37 En verdad que mirando a Jesús en el adviento, se debe ensanchar nuestro corazón en una viva esperanza, porque la luz de la Navidad no ha muerto. Sabemos que hay situaciones muy difíciles en esta vida. Sabemos también que habrá otra vida, donde brillará plenamente la luz; pero nuestra esperanza nos dice que vendrá una nueva luz sobre la tierra, ha de venir la verdadera libertad.

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39 la luz de la justi- cia y la ver- dad.

40 Vendrá el libertador de las naciones,

41 Vendrá la libertad.

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45 Hacer CLICK

46 La esperanza del Adviento tiene cuatro notas características: energía, alegría, compromiso y oración. Podemos verlas reflejadas en las cuatro velas de la “Corona” de Adviento.

47 1) Energía. La esperanza necesita la energía, como un enfermo que espera curarse o el peregrino que anhela la patria prometida o la mujer cuando espera al hijo que va a nacer. Sacan fuerza de flaqueza.

48 O también cuando el labrador espera el fruto de sus desvelos, o el atleta que se esfuerza para ganar una medalla, o el soldado que espera en la victoria. Así pues, la esperanza es verdadera cuando emplea energía.

49 2) La alegría. El rostro de quien espera es un rostro iluminado. Cuando uno ve un rostro opaco, difuminado, como oscuro, es porque le falta la esperanza. En el Adviento se habla de la alegría, principalmente cuando llega el domingo tercero.

50 3) Compromiso. La esperanza no vive de sueños, no es ciega, sabe de las dificultades. Es realista, Por eso se compromete con Dios. Hace compromisos. O comienza con nuevo vigor a cumplir los compromisos hechos quizá tantas veces.

51 4) La oración. La esperanza no confía en sus fuerzas sino en las de Dios. Por eso debe orar. “El que espera ora, el que espera intensamente suplica, el que espera ansiosamente gime, y el que espera vitalmente no deja de llorar”. La oración capacita el poder alcanzar el bien esperado.

52 Para poder tener esperanza, hoy nos dice Jesús en el evangelio que debemos tener la mente despejada. Nos dice: “no se os embote la mente”. Es que hay mucha gente como vacía. o está llena de cosas que nos apartan de Dios.

53 En algún lugar lo simplifica por: “el dinero”. Con ello no se puede discernir claramente el horizonte, se confunden los términos, no se saben buscar y encontrar las soluciones de la vida. Jesús mismo nos dice qué cosas pueden embotar la mente: “el vicio, la bebida y los agobios de la vida”.

54 Dios nos invita a esa esperanza por medio de sus profetas, como aparece en la 1ª lectura de hoy. El profeta Jeremías, en medio de las dificultades de su pueblo, invita a la esperanza porque va a venir el Salvador. Con la mente embotada con estos vicios no puede haber una verdadera esperanza.

55 "Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: "Señor-nuestra- justicia". Jeremías 33, 14-16

56 No basta con que Dios nos prometa una salvación. Para que sea más provechosa, debemos pedirla. Por eso, después de la 1ª lectura, viene el salmo responsorial para decirle a Dios, de corazón: “A Ti, Yaveh (o Señor) elevo mi alma”.

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58 en ti, mi Dios, confío.

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60 instrú- yeme en tus sendas.

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63 que Tu eres el Dios de mi salvación.

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65 en ti, mi Dios, confío. Hacer CLICK

66 Si oramos con toda fe, nuestra vida se irá convirtiendo en un verdadero adviento: venida del Señor. En este sentido pleno de “venida del Señor” el Adviento es una realidad espiritual que debe llenar toda nuestra vida, preparándonos para la unión perfecta con Dios en la eternidad.

67 Y será adviento en nuestra alma cada vez que busquemos hacer el bien a los pobres, dolientes y desvalidos.

68 Nos lo ha dicho hoy san Pablo en la 2ª lectura, que comenzaba así: “Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos”.

69 Terminamos pidiéndole a Jesús que venga, a nosotros y al mundo, porque, si Él no viene, seguiremos metidos en los pecados y no podremos ser una familia de hermanos.

70 Si Tú no vienes, Jesús, seguirán nuestros pecados. Automático

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73 si desde el fondo del alma, Señor, no nos amamos.

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75 A Ti se elevan hoy nuestras manos, nuestra pobreza te presentamos.

76 Jesús que salvas, no tardes tanto, tu pueblo somos, ya te esperamos.

77 Juntos con María, quien mejor preparó la venida de Jesús.

78 AMÉN Con María, quien mejor recibió a Jesús, Dios hecho hombre por nosotros.


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