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Nos descoloca tu lógica de pequeños y grandes, de sabios y necios, de enfermos y sanos. A los que están al final los adelantas, y a quienes se pavonean,

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Presentación del tema: "Nos descoloca tu lógica de pequeños y grandes, de sabios y necios, de enfermos y sanos. A los que están al final los adelantas, y a quienes se pavonean,"— Transcripción de la presentación:

1 Nos descoloca tu lógica de pequeños y grandes, de sabios y necios, de enfermos y sanos. A los que están al final los adelantas, y a quienes se pavonean, ufanos por su asiento preferente, los mandas a la última fila. A quienes lucen los galones del cumplimiento y la perfección les ignoras las medallas, mientras aplaudes la dignidad de las cicatrices en historias bien vividas. Siembras la duda en los soberbios, al tiempo que asientas la verdad de los humildes. Pasas de largo ante las mansiones bien provistas y te alojas en hogares donde abundan las carencias Nos ilumina tu lógica de pequeños y grandes, de sabios y necios, de enfermos y sanos, de primeros y últimos. [J.M.R.O.] 29º Dom. T. O. Ciclo B Vosotros, nada de eso  PURIFICAR MIS DESEOS. La petición de Santiago y Juan me desvela secretas intenciones que yo a veces también tengo; refleja y retrata posturas por las que tantas veces peleo: estar por encima, buscar los mejores puestos, conseguir el aplauso y el reconocimiento a cualquier precio, lograr ventajas que me ayuden a ser el primero, envidiar lo que otros han llegado a alcanzar, afán de triunfar y tener siempre éxito… Las actitudes de los apóstoles muestran nuestras discordias, discusiones, dominios, envidias y celos; nuestras indignaciones cuando creemos que disminuyen nuestros derechos; nuestras cortas miradas para no perder privilegios… Hoy Jesús me invita a que me pare a pensar, con sinceridad y sin miedo, cuáles son mis más ocultos deseos, qué me mueve en la vida, qué busco, dónde pongo los mayores empeños… Puedo hacer un rato de oración y presentarme ante Dios como soy: sin máscaras, sin títulos, sin apariencias en las que a veces me envuelvo. Le pido que purifique mis deseos, que sintonicen con los suyos y vayan haciéndose presentes en mis proyectos… Descubrir en la oración si predomina en mi vida espiritual pedirle y exigirle favores a Dios o caigo en la cuenta de tantos regalos y dones con los que me obsequia cada día.  BEBER EL CALIZ DEL EVANGELIO. “Vosotros, nada de eso”, repite Jesús. “Beber el cáliz” es asimilar su estilo de vida; “bautizarse” es sumergirse en la profundidad de sus sentimientos: la actitud de servicio con aquellos que convivo y me encuentro, prefiriendo perder prestigio cuando el bien de los demás está en juego, optar por caminos alternativos a lo que se lleva o está en el candelero; poner la sencillez, la naturalidad en el trato, la acogida… como centro; contrarrestar el afán de sobresalir y triunfar con la actitud de ponerse de parte de los pobres y pequeños; no subordinar el éxito a los valores éticos; compartir responsabilidades, aceptar las críticas como forma de crecimiento… ¿Qué lugar ocupo en relación con los que convivo a diario? ¿Desde dónde me sitúo ante ellos? Hago un rato de silencio, repaso actitudes, modelos de conducta, propuestas de comportamiento que veo a mi alrededor, en los medios de comunicación social, en los lugares donde me muevo… y que no concuerdan con el evangelio. Dejo que resuene en mi la indicación de Jesús: “tú, nada de eso”. Saco consecuencias y me propongo algún compromiso.  UN ESTILO DE VIDA MISIONERO. Como fue Jesús, salir sin miedo a anunciar a otros al Dios cercano y bueno. Siendo testigo de la misericordia mediante la acogida, la comprensión, la ayuda, el respeto, los gestos significativos, el acompañamiento, entregando vida, sirviendo desde abajo y desde dentro, denunciando injusticias, aportando experiencias, permaneciendo de manera callada, sencilla en aquello en lo que creo, aunque no haya reconocimiento… Hago una oración especial hoy por los misioneros, puedo proponerme conocer más de cerca a alguno de ellos, entrar en contacto, que me cuenten lo que están haciendo; cómo viven, qué les mantiene en su vocación y en su empeño, cómo puedo ayudarles, qué me iluminen para que yo también sea misionero… Enséñame a caminar por la senda del servicio, del encuentro personal con los hermanos y contigo para que aprenda a compartir los dones recibidos y a entregarlos sin pretensión de ser correspondido, con la actitud de quien se ofrece a fondo perdido. Ayúdame, Señor, a beber el cáliz de tu evangelio y a comprender lo que me pides en tu seguimiento… romper con las ambiciones que me alejan de mi verdadero centro; dejar de lado mis prioridades para tener tus sentimientos; abandonar todo deseo de sobresalir y querer llegar siempre a los primeros puestos; desandar los caminos que me llevan al afán del dominio y del éxito; no obsesionarme constantemente buscando el triunfo y el reconocimiento, el ser valorado y aplaudido a todas horas y a cualquier precio; no abusar de los débiles ni aprovecharme de privilegios; evitar envidias y comparaciones, resentimientos y celos; no someter a los demás ni colocarlos por debajo para sacar provecho… Ayúdame, Señor, a beber el cáliz de tu evangelio para que sea cauce de entrega, de servicio y de fecundos encuentros donde todos perciban los valores de tu Reino. Señor, ten compasión… -De tu Iglesia, que quiere ser reflejo de tu evangelio. Ayúdanos para que tu Buena Noticia se extienda. -De los refugiados, los perseguidos, los que viven el horror de la guerra. Inspira a los gobernantes para que sepan erradicar todo tipo de violencia. -De los misioneros que viven en situaciones de frontera; que su ejemplo nos sirva para revitalizar la fe, hacerla más misionera y estar en actitud de salida hacia las periferias. -De las familias desunidas, las que afrontan la enfermedad, el paro o cualquier problema. Que nos sintamos cercanos, acompañando y preocupándonos por ellas. -De los más necesitados de nuestro mundo, los que sufren la opresión, el abuso, el desprecio, la violencia… Que levantemos la voz en su defensa. Tu misericordia. Salomé Arricibita https://youtu.be/UQVhwUm1q2M

2 Lectura del libro de Isaías (53,10-11): El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Salmo 32,4-5.18-19.20 y 22 R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/. Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R/.

3 LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS (4,14-16): Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un no sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. *********************** LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS (10,35-45): En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.» Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?» Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?» Contestaron: «Lo somos.» Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»


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