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Estamos viendo los sacramentos. Después de ver el Bautismo, por el que se nos da la gracia y ver la Confirmación, por la que se fortalece esa gracia,

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Presentación del tema: "Estamos viendo los sacramentos. Después de ver el Bautismo, por el que se nos da la gracia y ver la Confirmación, por la que se fortalece esa gracia,"— Transcripción de la presentación:

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3 Estamos viendo los sacramentos. Después de ver el Bautismo, por el que se nos da la gracia y ver la Confirmación, por la que se fortalece esa gracia, examinamos la Eucaristía, que es el alimento especial de esta gracia o vida divina que tenemos. Es necesario alimentarla desde que se tiene uso de razón.

4 La Eucaristía es el más importante de los sacramentos, es el sacramento central, porque en él está realmente presente el mismo Jesucristo.

5 Ya decía el Concilio Vaticano II que la Eucaristía es “la fuente y cima de toda la vida cristiana”. Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado están unidas a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, sobre todo porque está Cristo mismo, nuestra Pascua.

6 La 1ª parte tratará sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía: está realmente. La 2ª parte trata de cómo se realiza esa presencia, por medio de la santa Misa. La 3ª parte tratará de cómo la recibimos, que es todo lo referente a la comunión. Todo lo que vamos a tratar sobre la Eucaristía lo dividimos en tres grandes partes.

7 Podemos poner una comparación. Cuando una persona querida se marcha, y se marcha lejos y por mucho tiempo, suele dejar algún regalo que sirva de recuerdo. Este ejemplo es muy cambiante con los tiempos, porque no es lo mismo marcharse lejos hoy que hace 200 años. Pero es lo mismo cuando se trata de la muerte. Lo primero que debemos saber sobre la Eucaristía es que es un misterio de amor. Todo se debe al amor de Jesucristo.

8 Jesús, que es quien más nos quiere, se marchaba para siempre por la muerte y la Ascensión. Y como es Dios, se le ocurrió hacer algo que ningún otro puede hacer. Fue el marcharse, pero quedarse al mismo tiempo en la Eucaristía.

9 Quedarse Jesús en la Eucaristía significa que no está sólo en un lugar lejano de modo que tengamos que hacer un largo viaje para visitarle. Ni está en un solo lugar sino en todas las iglesias, al menos en las parroquias.

10 Y que no sólo le podemos visitar, sino recibir dentro de nosotros por la comunión, que es el abrazo más íntimo que se puede dar. Por todo ello la Eucaristía es la cumbre del amor, aunque en realidad sea un misterio. Por eso le llamamos: Misterio de Amor.

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12 Eucaristía, comida del Pan.

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14 hoy nos unimos al comulgar.

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17 Ven, sáciate, ven al altar.

18 Dios es comida que se nos da. Hacer CLICK

19 Para los creyentes la Eucaristía es el signo del perenne amor de Cristo, de su continuo amor. Es la garantía de la permanencia continua de Cristo entre los suyos hasta que vuelva glorioso para llevar a la Iglesia a la casa del Padre. La Eucaristía es la revelación del amor divino, del amor más grande que se puede dar.

20 Por la Eucaristía se muestra el amor más grande de Dios, porque es el anonadamiento más grande. Fue grande su anonadamiento cuando se hizo hombre; pero en la Eucaristía está el punto culminante. A nosotros nos toca la aceptación por medio de la fe y la correspondencia en el amor.

21 Jesús en la Eucaristía nos manifiesta tres grandes virtudes: 1) Su omnipotencia, porque sólo Dios puede hacer que se vaya y se quede al mismo tiempo. Y además repitiéndose este prodigio muchas veces cada día.

22 2) Aparece su sabiduría, porque sólo a Dios se le puede ocurrir un medio tan excelente para permanecer entre nosotros, comunicando su vida al modo de un alimento.

23 3) Y resplandece sobre todo su amor. Porque, si todo lo que hizo Jesús fue por amor, en la Eucaristía sobrepasa su amor inmenso. Por amor bajó del cielo a la tierra, naciendo pobre en Belén. Por amor siguió viviendo pobre, y predicó, se cansó, pasó hambre y sed y “nos amó hasta el fin”, hasta la muerte.

24 Pero el fin no estaba en la muerte, porque siguió y sigue en la Eucaristía. La Eucaristía es la continuación o la nueva presencia del sacrificio de la cruz, que era el máximo amor, dando la vida por la persona amada. Para un hombre no hay más; pero Jesús, el hombre-Dios, nos sigue dando su vida en el sacrificio de la Misa, que es la manifestación presente del sacrificio de la cruz.

25 Jesús nos quiere tanto y se quedó con nosotros a pesar de saber que iba a tener muchos ultrajes, muchas comuniones sacrílegas, irreverencias, frialdades, abandonos y olvidos. Y se queda Jesús entre nosotros porque pesa más el amor de otras muchas personas y santos que le manifiestan un gran amor.

26 Y se queda tan íntimamente que se hace alimento. Un padre, aunque quiera mucho a su hijo, le puede quitar algo de carga o le puede cargar al hijo, pero nunca meterle dentro de sí. El amor de Jesús en la Eucaristía se manifiesta de forma delicada: no inspira temor sino que nos podemos acercar a Él con mucha sencillez.

27 La Eucaristía es el colmo de la generosidad de Jesús, porque su amor es tan grande que no sólo se nos da una vez o pocas veces, sino para siempre y en todas las partes, en todas las misas. Por todo ello a la Eucaristía se la llama el sacramento del amor.

28 Y debemos preguntarnos si participamos de verdad en la vida de amor de Cristo en la Eucaristía. San Pablo nos dice que debemos comprender la altura, la anchura y la profundidad del amor de Cristo. En la Eucaristía está esa gran extensión del amor, pues se realiza por todos los ámbitos del mundo, expresando Jesús su amor inmenso. Nosotros debemos corresponder a ese amor.

29 En la Eucaristía se muestra Jesús como nuestro hermano y amigo. Quiere que nosotros fomentemos esa amistad y profundicemos en ella. Por eso, cuando vamos a la misa, que vamos al encuentro con Jesús, le podemos decir: Vamos a ti, Señor, eres nuestro amigo, eres nuestro hermano.

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31 Vamos a ti, Señor.

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33 Vamos a ti, Señor.

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37 Vamos a ti, Señor. Hacer CLICK

38 En la Eucaristía se representa de modo más vivo y eficaz que en los otros sacramentos, la unidad entre Cristo y la Iglesia, fundamentada en el bautismo, pues en ella se une Cristo corporalmente y así, incorporada a Cristo puede ofrecer con Él, por Él y en Él, en unidad con el Espíritu Santo, el sacrificio de alabanza prometido para la humanidad redimida.

39 En la Iglesia primitiva todas las ceremonias de los demás sacramentos iban encaminadas a la Eucaristía, de modo que, cuando se organizó el culto cristiano, el bautismo y confirmación aparecen como preparación para la Eucaristía. Ya san Ambrosio describe la alegría que tenían los nuevos bautizados por la inminente participación en la Eucaristía.

40 La Eucaristía se dice que es el centro de la vida de la Iglesia, porque todo lo que acontece en la Iglesia está ordenado a la celebración de la Eucaristía. Decía el concilio de Trento que todos los demás sacramentos pueden santificar sólo cuando se hace uso de ellos; pero en la Eucaristía, antes de todo uso, está el mismo autor de la santidad.

41 La Eucaristía es al mismo tiempo convite y sacrificio. Es sacrificio en cuanto renovación del sacrificio de la cruz. Y es al mismo tiempo convite, que es intimidad con nosotros, con toda la Iglesia. Cuando hablemos sobre la misa, profundizaremos más en el sentido del sacrificio de la Eucaristía como presencia del sacrificio de la cruz.

42 Si Cristo se hace realmente presente es para que podamos participar en el convite. Jesús se hizo presente en una cena para que le comieran y bebieran. Así lo entendieron los apóstoles y la primitiva cristiandad. Ahora sólo, para que desde el principio nos demos cuenta de la importancia y grandeza de la Eucaristía, insistimos en su carácter de sacrificio unido a su carácter de convite.

43 La Eucaristía es un banquete que es unión con Cristo y es unión al mismo tiempo entre nosotros. Cristo está presente de forma activa: Él nos ama, pero busca aumentar el amor de nosotros a Él y entre nosotros.

44 En este primer tema sobre la Eucaristía quedémonos con esta idea de su gran importancia. Y todo porque es el gran fruto del amor de Jesucristo. Por eso le honramos y veneramos con el himno que compuso santo Tomás de Aquino para la primera fiesta del Corpus:

45 A tan sublime Sacra- mento Automático

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51 Al Padre y al Hijo

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53 salud, honor y poder,

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56 sea dada igual- mente la gloria.

57 AMÉN


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