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¡Alegraos! Aquel joven galileo, tras un muro de silencios, escuchó el lamento de la Humanidad. Y respondió.

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Presentación del tema: "¡Alegraos! Aquel joven galileo, tras un muro de silencios, escuchó el lamento de la Humanidad. Y respondió."— Transcripción de la presentación:

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3 ¡Alegraos! Aquel joven galileo, tras un muro de silencios, escuchó el lamento de la Humanidad. Y respondió.

4 Una mañana tomó el camino del Sur. Bordeó la cañada y se adentró en la senda que discurría entre fértiles campos de abundantes cosechas y callada quietud.

5 Allí, al comenzar el verano las colinas refulgían esmaltadas de flores, las golondrinas trasmitían mensajes de libertad…

6 …y los cuencos de los valles se derramaban en generosas promesas.

7 Los olivos y las vides destellaban florecidos de esperanzas. Los árboles frutales se rendían bajo el peso de su exuberante dulzor…

8 …y los rebaños pacían gozosos el verde tierno de la campiña.

9 En aquellos días el sol era más brillante y el viento más suave y más dulce que lo fue antes; pero el pueblo, triste y oprimido, padecía en su dolor.

10 Y allí en las encinas solitarias, robustas y altaneras, vibraban miles de mariposas trémulas de emoción.

11 Y en aquel lugar, sobre un leve promontorio, Jesús, dulce y sereno, dejó oír su voz. Y habló:

12 <Alegraos porque dichosos seréis los humildes, los emigrantes, los peregrinos, los forasteros.

13 Alegraos los de abnegado corazón y secreta caridad, los ascetas, los piadosos, los místicos y ermitaños. Los custodios de la paz.

14 Alegraos los oprimidos por la injusticia, los humillados por los poderosos, los injuriados por el rostro rubicundo de los soberbios…

15 …los traicionados por los políticos de ocasión, los excluidos de la sociedad.

16 Alegraos heroicas mujeres que amamantáis con una tierna mirada el fruto de vuestro amor.

17 Alegraos viejos decrépitos, febriles adolescentes y jóvenes irredentos que buscáis el ensueño de las cosas. Alegraos desvalidos silenciosos.

18 Alegraos todos porque llegarán nuevas gotas de rocío, juveniles amores de esperanzas, sonrisas de consuelo y auroras de libertad>.

19 Jesús de Nazaret dejó de hablar, pero mientras lo hizo el Universo se aquietó para escucharlo.

20 Y habló con palabras sencillas, dulces y alegres.

21 La melodía de su voz sonó como mansa lluvia sobre la tierra yerma, y la paz en su mirada con el armonioso eco de un mensaje de libertad.

22 Y tras su silencio, se oyó su voz por el ancho mundo a la luz de los plateados rayos de una luna estival.

23 Fue en una noche del caluroso mes de Siván del año 31, muy cerca de Cafarnaum.

24 ¡Alegraos! Aquel joven galileo, tras un muro de silencios, escuchó el lamento de la Humanidad. Y respondió. Una mañana tomó el camino del Sur. Bordeó la cañada y se adentró en la senda que discurría entre fértiles campos de abundantes cosechas y callada quietud. Allí, al comenzar el verano las colinas refulgían esmaltadas de flores, las golondrinas trasmitían mensajes de libertad y los cuencos de los valles se derramaban en generosas promesas. Los olivos y las vides destellaban florecidos de esperanzas. Los árboles frutales se rendían bajo el peso de su exuberante dulzor y los rebaños pacían gozosos el verde tierno de la campiña. En aquellos días el sol era más brillante y el viento más suave y más dulce que lo fue antes; pero el pueblo, triste y oprimido, padecía en su dolor. Y allí en las encinas solitarias, robustas y altaneras, vibraban miles de mariposas trémulas de emoción.

25 Y en aquel lugar, sobre un leve promontorio, Jesús, dulce y sereno, dejó oír su voz. Y habló: <Alegraos porque dichosos seréis los humildes, los emigrantes, los peregrinos, los forasteros. Alegraos los de abnegado corazón y secreta caridad, los ascetas, los piadosos, los místicos y ermitaños. Los custodios de la paz. Alegraos los oprimidos por la injusticia, los humillados por los poderosos, los injuriados por el rostro rubicundo de los soberbios, los traicionados por los políticos de ocasión, los excluidos de la sociedad. Alegraos heroicas mujeres que amamantáis con una tierna mirada el fruto de vuestro amor. Alegraos viejos decrépitos, febriles adolescentes y jóvenes irredentos que buscáis el ensueño de las cosas. Alegraos desvalidos silenciosos.

26 Alegraos todos porque llegarán nuevas gotas de rocío, juveniles amores de esperanzas, sonrisas de consuelo y auroras de libertad>. Jesús de Nazaret dejó de hablar, pero mientras lo hizo el Universo se aquietó para escucharlo. Y habló con palabras sencillas, dulces y alegres. La melodía de su voz sonó como mansa lluvia sobre la tierra yerma, y la paz en su mirada con el armonioso eco de un mensaje de libertad. Y tras su silencio, se oyó su voz por el ancho mundo a la luz de los plateados rayos de una luna estival. Fue en una noche del caluroso mes de Siván del año 31, muy cerca de Cafarnaum.

27 “Alegraos” Texto y composición: pedro martínez borrego. Imagen: Internet. Tema musical: Continúe to be – David Arkenstone.


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