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LOS ÚLTIMOS CINCO REYES DE JUDÁ

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Presentación del tema: "LOS ÚLTIMOS CINCO REYES DE JUDÁ"— Transcripción de la presentación:

1 LOS ÚLTIMOS CINCO REYES DE JUDÁ
Lección 3 para el 17 de octubre de 2015

2 Josías (640-609) Joacaz (609) Joacim (609-598) Joaquín (598-597)
Jeremías fue llamado al ministerio profético el año 13º de Josías (627 a.C.), para apoyar las reformas religiosas de éste. Tras su muerte, Jeremías intentó en vano que los últimos cuatro reyes de Judá se arrepintieran de sus malos caminos y salvasen a Jerusalén de la destrucción. Josías ( ) El último rey bueno de Judá. Joacaz (609) Deportado a Egipto por Faraón. Joacim ( ) Primera deportación a Babilonia [Daniel]. Joaquín ( ) Segunda deportación a Babilonia [Ezequiel]. Sedequías ( ) Destrucción de Jerusalén. (Todos los años son a.C.)

3 Primera fase de la reforma: abandono del pecado.
JOSÍAS «De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén. Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda» (2ª de Crónicas 34:1-2) A los 8 años. Fue coronado rey, siendo hijo y nieto de reyes idólatras. A los 16 años. Comenzó a buscar a Dios. A los 20 años. Recorrió el territorio de Israel y Judá, quitando la idolatría. A los 21 años. Jeremías, poco más joven que Josías, comenzó a profetizar. A los 26 años. Mandó limpiar el templo, leyó la Ley e hizo un pacto con Dios. Primera fase de la reforma: abandono del pecado. 2ª de Crónicas 34:3-7. Segunda fase de la reforma: pacto con Dios de guardar la ley y poner en práctica las enseñanzas de la Biblia. 2ª de Crónicas 34:31.

4 JOACAZ «Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo hizo rey en lugar de su padre en Jerusalén. De veintitrés años era Joacaz cuando comenzó a reinar, y tres meses reinó en Jerusalén» (2ª de Crónicas 36:1-2) Josías murió en batalla, peleando contra Necao II, faraón de Egipto. Su hijo Salum (Joacaz) fue ascendido al trono. Tres meses después, al volver de su campaña contra Babilonia, Necao depuso a Joacaz, lo llevó a Egipto, y colocó en su lugar a Joacim (partidario de Egipto). De este modo, intentó frenar el avance babilónico contra Egipto. Dios anunció a través de Jeremías que Joacaz nunca regresaría de su exilio en Egipto (Jeremías 22:11-12).

5 Su reinado quedó marcado por dos graves pecados:
JOACIM «De veinticinco años era Joacim cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Zebuda hija de Pedaías, de Ruma. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho» (2ª de Reyes 23:36-37) Después de que Necao fuese derrotado por Nabucodonosor en la batalla de Carquemís, Joacim fue obligado a someterse a Babilonia el año 605 a.C. Su reinado quedó marcado por dos graves pecados: Idolatría y rechazo de Dios (Jeremías 22:20-21). Injusticia social: «¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!» (Jeremías 22:13). Estos dos pecados van a menudo de la mano. Por esta razón, Dios nos invita, a través de toda la Biblia, a tratar con equidad y hacer bien a aquellos con los que nos relacionamos.

6 JOAQUÍN «Vivo yo, dice Jehová, que si Conías hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría» (Jeremías 22:24) Joaquín (también conocido como Conías o Jeconías) reinó durante poco más de tres meses. Por su terca resistencia contra Nabucodonosor, los varones principales y los artesanos de la ciudad fueron deportados. Él mismo, con su familia, fueron prisioneros en Babilonia hasta su muerte. En medio de esta gran calamidad, Dios tenía un mensaje de esperanza para su pueblo. Este mensaje es también para nosotros hoy: «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis» (Jeremías 29:11). Tiempo después, la gracia divina se manifestó sobre él mismo. Evil- Merodac, rey de Babilonia, le sacó de la cárcel y le permitió vivir en la corte (Jeremías 52:31-34).

7 «De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Jehová» (2ª de Crónicas 36:11-12) SEDEQUÍAS Sedequías y el pueblo prefirieron seguir «las prácticas detestables de los países vecinos» (2ª de Crónicas 36:14 NVI), antes que humillar sus corazones ante Dios y arrepentirse de sus pecados. Después de rechazar sistemáticamente el mensaje dado a través de Jeremías (Jeremías 38:17), Jerusalén y el templo fueron destruidos. Al igual que Jeremías, hoy estamos llamados a dar un mensaje impopular. Debemos proclamar al mundo que deje sus «prácticas detestables» y se arrepienta de sus pecados.

8 EL REMANENTE «Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán» (Jeremías 23:3) Muchas naciones se han extinguido y han sido prácticamente olvidadas. Ese era el destino que esperaba a Israel. Pero Dios no los abandonó completamente. Se reservó un remanente, un resquicio fiel. Tras años de apostasía, un remante volvería a Jerusalén a encontrarse de nuevo con Dios. Después de siglos de apostasía, Dios ha llamado en nuestros días a un remante fiel para que vuelva a los fundamentos bíblicos de la fe. Para proclamar el último mensaje de arrepentimiento. Jesús viene a recoger a su pueblo y llevarlo a una Jerusalén nueva, eterna. Para ir con Él debemos escuchar y obedecer la voz de sus profetas.

9 Lee atentamente estas palabras y considera cómo puedes aplicarlas hoy en tu vida.
«En los testimonios que daba a la congregación, Jeremías se refería constantemente a las enseñanzas del libro de la ley que había sido tan honrado y exaltado durante el reinado de Josías. Recalcó nuevamente la importancia que tenía el estar en pacto con el Ser misericordioso y compasivo que desde las alturas del Sinaí había pronunciado los preceptos del Decálogo. Las palabras de amonestación y súplica que dejaba oír Jeremías llegaban a todas las partes del reino, y todos tuvieron oportunidad de conocer la voluntad de Dios concerniente a la nación» E.G.W. (Profetas y reyes, pg. 316)


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