La descarga está en progreso. Por favor, espere

La descarga está en progreso. Por favor, espere

Psicología del Desarrollo I Prof. Lic. Leandro M. Sánchez

Presentaciones similares


Presentación del tema: "Psicología del Desarrollo I Prof. Lic. Leandro M. Sánchez"— Transcripción de la presentación:

1 Psicología del Desarrollo I Prof. Lic. Leandro M. Sánchez
ETAPA ORAL Psicología del Desarrollo I USAL – Sede Pilar Prof. Lic. Leandro M. Sánchez

2 Noción del yo en la teoria freudiana
Existen sucesivos momentos en la constitución de un aparato psíquico. Determinados por dos ejes: Desarrollo de la Libido Desarrollo del Yo Articulados por una lógica

3 Concepto de Yo en Freud 1895 – “El Proyecto”: función inhibidora de la descarga 1914 – “Introd. del narcisismo”: no existe desde un comienzo. Depende de un nuevo acto psíquico. 1923 – “El Yo y el Ello”: ante todo es un Yo corporal, derivado en ultima instancia de sensaciones corporales. Asimismo se ocupa del Yo Ideal y los procesos identificatorios que hacen a la constitución del yo.

4 Yo real primitivo Yo placer purificado Yo real definitivo
En diversos textos Freud trabaja sobre la hipótesis de la existencia de tres organizaciones yoicas correspondientes a distintos momentos en la estructuración del psiquismo: Yo real primitivo Yo placer purificado Yo real definitivo

5 Freud alude al desarrollo y la organización del yo en términos de grados crecientes de complejización de la estructura y sus funciones. En sus inicios el Yo no esta discriminado del Ello, nos encontramos entonces con montos pulsionales y una tendencia a la descarga por vía del arco reflejo.

6 Frente a esta tendencia a la descarga, la organización de las pulsiones de autoconservación, sostén de la vida orgánica, producen una tensión compatible con la vida. Aquello de lo que puede fugar configura un exterior desinvestido, indiferente, diferenciable de un interior investido

7 Este interior está configurado por montos pulsionales que toman la forma de:
(a) angustia y desarrollo de afectos, como procesos que tienden a la desinvestidura que también es excitatoria; (b) investidura de órganos, que darán origen a un procesamiento representacional.

8 La base de las representaciones-cosa pareciera que podríamos referirla a las representaciones de órgano, que se van configurando como totalidades. La posibilidad de registrar como propios ciertos estímulos provenientes de determinados órganos iría construyendo la representación-cuerpo

9 Estos estímulos que se elevan a la categoría de necesidades elementales son los representantes de las pulsiones de autoconservación

10 Cuando varias de estas investiduras de órganos se ligan entre sí con cierta armonía, cierta homeostasis somática, podemos planteamos la estructura de un YO REAL PRIMITIVO

11 En estos momentos iniciales, autoeróticos, podríamos quizá considerar dos tiempos en el autoerotismo: ligado a la investidura de órganos y sistemas funcionales, al que podríamos llamar intrasomático y nivel de constitución del autoerotismo, ligado a la proyección de tensiones de necesidad en una periferia, que vincula tensión de necesidad con percepciones del interior del propio cuerpo con las percepciones brindadas por los sentidos distales; estaríamos planteándonos así las zonas erógenas como constitutivas del yo real primitivo.

12 YO REAL PRIMITIVO Polo Perceptual Polo Motriz
Coincidente con el nacimiento, existiría un estado pre-psíquico constituido por un sistema nervioso y exigencias pulsionales Sistema Nervioso que posee: Polo Perceptual Polo Motriz

13 Polo perceptual registra los estímulos, tanto los que llegan del exterior, a través de los órganos de los sentidos, como los que provienen del interior del organismo. Polo motor es el encargado de producir la descarga; de tal modo, toda estimulación registrada en el polo perceptual tiende a ser descargada a través de la motricidad.

14 Dos tipos de descarga: una hacia el EXTERIOR como el llanto o el pataleo otra hacia el INTERIOR, como en el caso de las secreciones endógenas.

15 Este modelo es el que corresponde al ARCO REFLEJO.
Esquema correspondiente al de "La interpretación de los sueños“ Freud ubica la percepción en un polo y la motricidad en el otro entre ambos se inscribirán luego las sucesivas huellas mnémicas que conformarán los distintos estratos de constitución del psiquismo.

16 Cuando hablamos de estímulos exógenos o endógenos, lo hacemos desde el punto de vista del observador. La diferencia entre ambos es una función a conquistar por el Yo Real Primitivo.

17 Freud, dentro de las diferentes teorías desde las cuales se puede categorizar al yo, jerarquiza una: la de las FUNCIONES

18 La función principal que debe efectuar el yo de realidad inicial es:
orientarse en el mundo diferenciando entre un ADENTRO y un AFUERA. Esta primera diferenciación se produce sobre la base de un mecanismo elemental que es el de LA FUGA.

19 Ante un estímulo proveniente del mundo exterior, el yo puede producir una defensa: LA FUGA, cuyo éxito determina el reconocimiento del estímulo como exógeno. (Ejemplo: la posibilidad de cerrar los ojos ante el rayo de luz que hiere la pupila)

20 ¿Qué sucede con los estímulos que provienen del interior?
ES IMPOSIBLE FUGAR (…aun cuando, por el registro de sequedad en la garganta, se produzca una conducta refleja de descarga, como el llanto, la sed persistirá)

21 Para el cese del estímulo es necesario realizar UNA ACCIÓN ESPECÍFICA

22 Los estímulos internos se constituyen en necesidades básicas, inaplazables, de las cuales no es posible fugar. Se genera así un interior, desde el cual surgen estímulos perentorios de satisfacción, y un exterior indiferente, desinvestido. Se produce entonces una primera diferenciación entre una periferia interior, que es la que importa al sistema nervioso, y una periferia exterior, indiferente.

23 Para que se alcance este primer logro, el organismo viviente debe haber privilegiado entre las conductas reflejas posibles, una: la correspondiente a la fuga del estímulo, que tiene un grado de especificidad mayor que la descarga masiva y también resulta más económica para el organismo.

24 del PRINCIPIO DE INERCIA el PRINCIPIO DE CONSTANCIA,
Este proceso se da sobre la base del relevamiento del PRINCIPIO DE INERCIA por el PRINCIPIO DE CONSTANCIA, como forma de reemplazar la tendencia a la descarga a un cero absoluto por la aceptación de una tensión mínima compatible con la vida.

25 PRINCIPIO DE INERCIA - PRINCIPIO DE CONSTANCIA
RECORDAR PRINCIPIO DE INERCIA - PRINCIPIO DE CONSTANCIA El funcionamiento del sistema nervioso está sometido al «principio de inercia», lo que para Freud significa que obedece a la tendencia de las neuronas a desembarazarse de cierta cantidad de excitación. La ley de constancia no es entonces más que el desvío provisional del principio de inercia impuesto por las urgencias de la vida.

26 RESUMIENDO secuencia en la formación de esta estructura yoica
1) Arco reflejo. Tendencia a expulsar toda estimulación fuera del sistema neuronal regido todavía por el principio de Inercia. 2) Preferencia del mecanismo de la fuga como forma de eliminación del estímulo. Implica la predominancia del principio de constancia. 3) Registro de ciertas sensaciones como endógenas: aquéllas de las que no es posible fugar. 4) Articulación de las diversas sensaciones endógenas de tensión-alivio, correspondientes a diversos órganos en equilibrio recíproco.

27 Este es el momento en que culmina la constitución de la estructura que tiende a resolver la necesidad mediante la alteración interna, antes de que pueda lograrse la acción específica para cada estímulo pulsional.

28 La ligadura entre las investiduras de los diversos órganos, no contradictorias entre sí, permite alcanzar una homeostasis, es decir una homeostasis con cierta dirección, marcada por la investidura pulsional misma.

29 El recién nacido debe realizar un aprendizaje de las "reglas biológicas" que hacen a la satisfacción de necesidades mediante acciones específicas. Para ello es necesario que previamente se haya establecido este equilibrio basado en un ritmo somático de tensión-alivio que depende tanto de la armonización interna como de la asistencia contextual.

30 factores de origen endógeno, procesamiento pulsional contextual
En el pasaje del mecanismo de la alteración interna al de la acción específica tienen relevancia factores de origen endógeno, procesamiento pulsional contextual (la disponibilidad de respuesta empática o tierna )

31 RECORDAR Las pulsiones de autoconservación pretenden el mantenimiento de lo vivo, pero, al ser perentorias en alto grado, se descargan más rápidamente. Las pulsiones sexuales, en cambio, admiten un mayor grado de dilación, y si se le introducen modificaciones en la meta esas postergaciones se vuelven infinitas.

32 Proyección y Empatía En el establecimiento de un vínculo empático con el medio tiene especial relevancia LA PROYECCIÓN Mecanismo de origen filogenético, que permitirá construir diferentes espacios, al dotar de cualificación los procesos internos en el encuentro con el afecto materno.

33 Recordar Freud describe tres formas de proyección desde un comienzo:
La no defensiva, que se desarrolla sobre la base de la empatía materna y que es fundamento de la espacialidad; Dos defensivas: una normal que pretende retornar al exterior lo que de allí proviene y otra patológica que intenta expulsar fuera algo de lo propio. Las dos primeras formas están ligadas a Eros y la tercera deriva de un triunfo de la pulsión de muerte en la tendencia a la descomplejización estructural.

34 Proyección y Empatía Estos momentos primeros en el desarrollo del psiquismo, reconocen, un requisito previo, que consiste en el logro de una armonización de ritmos pulsionales surgidos de los diferentes órganos con predominio de alguno de ellos.

35 Sobre esta armonización, recae una investidura narcisista, de donde deriva un desarrollo de afecto: un bienestar de base, que, proyectado, es registrado como un vínculo empático proveniente desde el contexto

36 Se inaugura así un movimiento fundante que consiste en que a cada proceso proyectivo le sigue uno introyectivo o identificatorio por el cual el yo se reapodera de lo proyectado

37 La proyección no defensiva, de carácter interrogativo, crea un espacio mundano que se define por su clima empático. La proyección defensiva normal, en cambio, pretende arrojar fuera los estímulos de los cuales es posible fugar, con lo cual se crea un contexto sensorial indiferente.

38 Dado el predominio de estas dos formas de la proyección por sobre la tercera, queda establecida la base para el desarrollo de esa neoformación que es el afecto, que permite instalar la primera forma de conciencia respecto de la vitalidad de los propios procesos pulsionales

39 Esta es la condición para que se generen nuevos procesos proyectivos que conducirán a la creación de un espacio cenestésico, de una zona erógena periférica y, posteriormente, de un espacio sensorial externo. El carácter indiferente del contexto en su doble vertiente, no diferenciado y no investido, permite que el mismo funcione como réplica proyectiva de los procesos cuantitativos que se dan en el recién nacido.

40 El contexto adquiere una función defensiva de primordial importancia, consistente en una labor de filtro dirigida a evitar que los excesos pulsionales inunden un aparato incapaz de tramitarlos. La función del contexto consiste básicamente en una madre que actúe como desintoxicante de los desbordes voluptuosos intrasomáticos. En caso contrario, cuando aparece una madre que opera por híper o hipoestimulación, el contexto pierde su capacidad de filtro dando lugar a diversas perturbaciones.

41 Winnicott señala que el grado de regresión yoica que debe alcanzar una madre al establecer un vínculo con su hijo recién nacido parece ser un requisito para lograr este tipo de comunicación y tiende a declinar a partir de la sexta semana de vida. Para ello es necesario que la madre cuente con recursos yoicos suficientes como para que la regresión sea funcional y no dé lugar a una identificación masiva con el estado de inermidad del niño, a la que seguiría la angustia automática. La asistencia contextual, incluyendo ahora el rol del padre, vuelve a ser fundamental en el sostén de la capacidad de "reverie" materna.

42 En un momento en que las representaciones y los procesos de comunicación basados en la vista y el oído aún no están disponibles, el esfuerzo proyectivo de procesos endopsíquicos encuentra en otro una captación empática que luego podrá expresarse como imagen, como representación

43 La proyección del recién nacido constituye una suerte de interrogación al contexto, del cual debe obtener una respuesta empática. Si ello se da, queda abierto el camino para realizar nuevas investiduras en un proceso de complejización que va acompañado de una separación de la madre como función placentaria externa y la construcción de una coraza de protección antiestímulo en la que están implantados los órganos sensoriales crecientemente investidos.

44 La coraza consiste en la creación de una zona indiferente, despojada del sentir, comparable, según Freud, a una zona muerta, como las células muertas de la capa superficial de la piel, pero en la que la pulsión de muerte se halla al servicio de Eros.

45 La creación de la coraza depende de la articulación de pulsiones sexuales y de autoconservación en esa armonía llamada homeostasis. Su función principal es la de protección ante estímulos mecánicos y deriva de la introyección de la empatía materna. Si la función de filtro materno no se ha podido efectuar adecuadamente, este mecanismo puede cambiar de signo y volverse patógeno, en cuyo caso la armonización de libido intrasomática es reemplazada por una hemorragia, por un drenaje libidinal.

46 La representación cuerpo inicial
En la constitución del yo real primitivo existe un momento en que cobra valor la investidura de un cierto tipo de sensorialidad, la que corresponde a los procesos internos, que dará origen a la representación-órgano y a una representación-cuerpo inicial

47 A partir de las hipótesis de Freud, es posible discriminar entre tres tipos de dolor.
del que es posible fugar, que es fundamento de las defensas. ligado al incremento de la tensión de necesidad no es posible fugar y que requiere una interferencia que opere sobre el sistema nervioso. Sobre los dos últimos tipos de dolor Freud desarrolló el modelo de la CONTRAINVESTIDURA

48 Esta operación de contrainvestidura es promovida por el estímulo doloroso al que pretende neutralizar; no depende de una decisión psíquica sino que es automática y, más aún, empobrece al psiquismo a menos que el esfuerzo de neutralización sea complementado por un procesamiento psíquico eficaz o por el auxilio exterior

49 En el marco de dicho procesamiento ubicamos a la representación-órgano producida en dos tiempos: en un primer momento, una vivencia de dolor atrae energía anímica como contrainvestidura que contornea la zona afectada. Si la acción específica que hace cesar el dolor es realizada, se retira la contrainvestidura previa dejando un resto, una espacialidad cenestésica sobre la cual recae una nueva investidura duradera cuya función es prevenir las siguientes irrupciones dolorosas. La conquista de esta espacialidad cenestésica es condición para que surjan luego las representaciones-órgano

50 AUTOEROTISMO INICIAL CONSTITUCION DE LAS ZONAS EROGENAS
Freud describe una actividad sexual infantil en la cual el placer aparece ligado a la excitación de la zona oral que acompaña a la alimentación. De este modo la teoría de la sexualidad infantil incluye la noción de apuntalamiento que remite a la manera en que la pulsión sexual se apoya en la de autoconservación

51 El ejemplo por excelencia está dado por la conducta del chupeteo surgida de una actividad previa, que es la succión. El chupeteo es entendido como modelo de las exteriorizaciones sexuales infantiles, "un contacto de succión con la boca (los labios), repetido rítmicamente, que no tiene como fin la nutrición"

52 El carácter más llamativo de la pulsión es que se satisface en el propio cuerpo:
es autoerótica, y los labios del niño se comportan como una zona erógena. La misma queda definida como "un sector de piel o de mucosa en el que estimulaciones de cierta clase provocan una sensación placentera de determinada cualidad"

53 En 1915, en su adición al mismo texto, después de haber descripto una organización anal, Freud plantea la existencia de una primera fase de la sexualidad infantil: la oral o canibalística. El concepto de organización o fase implica no sólo una determinada zona erógena que corresponde a una excitación y un placer específico, sino también un objeto y un modo de vinculación.

54 La fase oral tiene como zona erógena privilegiada la boca.
El objeto es el pecho materno que no es inscripto como ajeno y que coincide con la fuente de la pulsión. En cuanto a la meta pulsional, que implica un modo de relación con el objeto, es la incorporación.

55 En 1933 Freud acepta la división de las fases oral y anal en dos subfases propuesta por K. Abraham en 1924, pasando a describir una primera fase oral de succión o primaria, con una meta que es la incorporación del objeto, y una segunda fase oral sádica o canibalística, cuya meta pulsional es la devoración.

56 FASE ORAL PRIMARIA La fase oral primaria corresponde al momento de APERTURA de zonas erógenas. En el comienzo de este tiempo lógico la sensorialidad periférica que dará origen a la inscripción de las primeras huellas mnémicas aún no se ha constituido. El niño se halla inmerso en una comunidad pulsional intercorporal de carácter químico, dado que del mundo exterior no investido sólo tiene valor el contexto empático cuyo correlato afectivo es el llamado por Freud "sentimiento oceánico”.

57 Este es el momento del pasaje de un estado primordial, en que se alcanzó una primera cualificación pulsional a través de la conciencia afectiva inicial, a una segunda cualificación, ahora a partir de la sensorialidad.

58 La investidura de la sensorialidad periférica requiere del encuentro de la tensión de necesidad con un estímulo rítmico, provisto por un soporte contextual en la periferia exterior. El ritmo pulsional deriva de una distribución temporal que le es intrínseca y que, en el encuentro con otro ritmo, provisto desde el exterior, dará lugar a la creación de la zona erógena. La madre aporta ese ritmo exterior que debe respetar el ritmo propio de las necesidades del niño.

59 El encuentro de ambos ritmos determina la inscripción de huellas mnémicas, que corresponden a un enlace entre dos inscripciones, la del objeto y la de los movimientos placenteros de descarga. Es así que, a través de la succión que satisface las pulsiones de autoconservación y la repetición de la vivencia de satisfacción se irá obteniendo un plus, una ganancia de placer, que permite los primeros registros asociados con el principio de placer.

60 Para Freud, la vivencia de satisfacción permite ligar por simultaneidad dos tipos de inscripciones:
del alivio de la tensión de necesidad, con el consiguiente pasaje del displacer al placer está basado en la articulación entre motricidad y estímulo erógeno.

61 Este segundo proceso constituye una matriz rítmica fundamental
Este segundo proceso constituye una matriz rítmica fundamental. Como sabemos, para Freud el placer se define como una cualidad de la cantidad, como un ritmo; el autoerotismo inicial se constituye sobre la base de esta articulación. Ya sea que el niño use como soporte el pezón o su pulgar, lo fundamental es que se haya constituido un ritmo.

62 La condición rítmica permite que la pulsión sexual imponga su propio principio: el de placer, diferente del de las pulsiones de autoconservación. En un momento posterior, como consecuencia de un proceso proyectivo, la ganancia adicional de goce obtenida en la zona erógena se articula con registros sensoriales, con cualidades, que ya no son del orden de los afectos.

63 Dice Freud que la zona erógena se forma por un proceso proyectivo centralmente condicionado (1905), es decir, un proceso psíquico determinado neurológicamente. Al mismo se adosa un investidura pulsional (pulsiones de autoconservación y sexuales) de las mucosas, los órganos sensoriales y otros puntos de la superficie corpórea

64 A partir de este momento dos series de cualidades se articulan en la conciencia: las de las variaciones en los desarrollos de afecto, en la gama placer-displacer, y las de las percepciones de un objeto estimulante en la periferia corpórea, con lo cual el psiquismo se abre a un comienzo de vinculación interpersonal.

65 La autoestimulación de los labios se constituye en el modelo placentero; los labios besándose a sí mismos representan la confluencia entre fuente y objeto, donde la zona erógena aparece generando su objeto; su expresión verbal sería: el pecho es parte de mí; "El pecho es un pedazo mío, yo soy el pecho." (Freud, 1938)

66 El autoerotismo inicial culmina en el momento en que el niño se hace dueño de su polo perceptual, gracias al enlace entre la erogeneidad periférica y la sensorialidad ya investida desde la voluptuosidad. Es entonces que las huellas mnémicas, al ser reinvestidas, dan lugar al surgimiento de los primeros deseos, derivados del esfuerzo por repetir las vivencias de satisfacción cuando resurge la necesidad. Estos deseos se realizan a través del recurso alucinatorio que acompaña y sostiene la actividad autoerótica.

67 UNIFICACION DE ZONAS EROGENAS FASE ORAL SECUNDARIA
La superación del momento anteriormente descripto, el autoerotismo inicial, consiste fundamentalmente en la separación del objeto de la zona erógena. La coincidencia entre fuente y objeto se rompe debido a la intervención de un nuevo proceso proyectivo, que sigue el mismo camino de progresiva externalización que condujo a la apertura de zonas erógenas (Maldavsky, 1988) a partir de los órganos en que se producen variaciones endógenas.

68 Esta proyección consiste en la expulsión del objeto que antes era concebido como generado por la propia zona erógena. En este proceso la alucinación es relevada por la exigencia de un objeto captado por la percepción como soporte de la proyección. El objeto es puesto como causa de la impresión sensorial y, como tal, marca el pasaje de la sensación a la percepción. Esta complejización deriva de un movimiento constitutivo necesario, no contingente, que corresponde a un proceso de autoconstrucción psíquica: la unificación de zonas erógenas y la concomitante ligadura de huellas mnémicas.

69 El momento de superación del autoerotismo resulta de un trauma específico, aquel que amenaza la lógica en la que el autoerotismo se sustenta: la coincidencia entre fuente y objeto de la pulsión, entre fuente de la pulsión y fuente del placer. La imposibilidad de mantener dicha lógica surge desde el interior, por la acción de las pulsiones de autoconservación insatisfechas, y por la eficacia de ciertas pulsiones sexuales que no pueden satisfacerse autoeróticamente

70 ; tal sería el caso del sadismo dentario que requiere de un objeto exterior al propio cuerpo para alcanzar su meta. Freud señala (1950) que, cuando el niño se frustra en el chupeteo acompañado del alucinar, se da un proceso inhibitorio de la motricidad involucrada en el chupetear y la consiguiente búsqueda de un registro perceptual que certifique la presencia del objeto de satisfacción.

71 La caída del autoerotismo genera ciertos desarrollos de afecto de la gama del terror y el pánico. Al estado de goce autoerótico le sucede, por obra del resurgimiento de la tensión de necesidad proyectada, una nueva sensación de prurito, que hace surgir un afecto displacentero generador de una defensa: un movimiento hostil, expulsivo del objeto en un espacio exterior.

72 La forma, entonces, en que el aparato psíquico se defiende de un trauma autoerótico consiste en que las percepciones son proyectadas hacia afuera, pasando a formar parte del mundo externo. Se derrumba así la concepción autoerótica según la cual el objeto es producido por la propia sensualidad y se pasa a poner la causa de la percepción sensorial en un término constituido como objeto

73 Surgimiento del yo-placer purificado
El trauma autoerótico exige la salida del autoerotismo, pero ello no es posible si no ocurre un proceso de síntesis, consistente en la ligadura de las zonas erógenas y la correspondiente unificación de huellas mnémicas. El proceso psíquico que llamamos unificación corresponde a la constitución del yo-placer

74 La producción de este yo está asociada a la investidura creciente de la piel, que actúa como un conector entre las zonas erógenas. El desplazamiento libidinal desde mucosas a piel es comandado por las pulsiones de autoconservación en relación con la importancia sobresaliente que la piel tiene en múltiples funciones vitales.

75 La unificación de zonas erógenas implica una articulación sobre la base de la simultaneidad, en la cual alguna de ellas adquiere hegemonía sobre las demás. Este registro articulado en torno al placer-displacer recibe una investidura libidinal narcisista imbricada con la investidura de interés que le dio origen

76 Durante el autoerotismo inicial, percepción e islas mnémicas eran coincidentes, la percepción y la conciencia no aparecían en el lugar de la huella mnémica; ahora, al unificarse diferentes islas mnémicas, es posible establecer una primera diferencia entre percepción y memoria.

77 La unificación de zonas erógenas está asociada con el derrumbe de la concepción de un objeto generado por cada zona, lo cual da como resultado que también el objeto se constituya en unificado. Con este objeto proyectado fuera, el yo se reencuentra vía identificación.

78 Identificación primaria. Narcisismo
La articulación de las distintas zonas erógenas procura moldes o patrones en que el yo-placer encuentra una medida totalizadora, una imagen proyectada de sí, basada en sensaciones olfatorias, cenestésicas, auditivas y visuales. Estos moldes erógenos devuelven al niño imágenes para la identificación del yo, el cual se reencuentra y encuentra también allí al objeto, investido como ideal, como modelo.

79 Cada tipo de proyección, va seguido de una identificación por la cual el yo se constituye. La mente produce primero estos patrones a los que encuentra, luego, como supuestas impresiones sensoriales a las cuales se esfuerza por adecuarse por el camino de la identificación (Maldavsky, 1986).

80 Mediante la proyección de la erogeneidad en la sensorialidad, donde se configura el modelo, y la consiguiente identificación con la imagen proveniente del mismo, el yo establece un vínculo con sus propios procesos pulsionales. En el objeto investido como modelo, el yo encuentra la satisfacción de sus necesidades y además un sentimiento de sí

81 La identificación primaria designa el desplazamiento de investiduras que reúnen en un todo al objeto con el yo, en un esfuerzo por saldar la diferencia entre ambos, al constituir al yo según lo puesto en el objeto como modelo-ideal. La identificación primaria reúne, antes de que surjan las diferencias, a la elección objetal anaclítica con la narcisista, y la investidura del objeto es la misma que la del yo; el amor hacia el objeto es indiscernible del amor al propio yo.

82 Así como en un momento previo fuente y objeto coincidían, ahora la coincidencia se da entre yo y objeto placiente, por obra de la identificación.

83 Recordemos que Freud en numerosos textos se refirió a la identificación como un tipo de pensamiento, incluyéndola dentro de aquellos actos psíquicos puramente internos de los que hablamos cuando nos referimos al tema. Se trata de un acto interior que produce un yo que es investido con interés y narcisismo

84 Tanto la ligadura entre las zonas erógenas, de cuya apertura y carácter autoerótico nos ocupamos en el capítulo anterior, como la identificación con un objeto creado a partir de la síntesis pulsional derivan de un proceso interior, acto psíquico, pensamiento inconsciente.

85 Dichos pensamientos inconcientes implican desplazamientos pulsionales que tienen como requisito la constitución de huellas mnémicas entre las cuales se producirán los desplazamientos pulsionales. Como hemos visto, este es el momento en que se establecen los nexos entre las primeras huellas mnémicas; es, por lo tanto, el momento inaugural de ese acto psíquico que llamamos narcisismo.

86 Identificación ≠ Introyección
Debemos además establecer algunas diferencias entre la identificación y otro proceso psíquico con el que tiene ciertas coincidencias: la introyección. Este último mecanismo re­suelve las exigencias pulsionales por el camino del vivenciar, de la sensorialidad, de donde luego derivan representaciones

87 Por el contrario, la identificación es tributada de un pensar inconciente, no contingente sino ineludible para el psiquismo. Por otra parte, la introyección en su intento de incorporar al objeto, no exige a la mente un cambio estructural. La identificación impone una modificación psíquica más profunda, una intensa labor de acomodación a las propiedades del objeto.

88 El yo-placer se constituye sobre la base de una identificación con la madre puesta en el lugar de modelo. En 1921, Freud plantea cuatro lugares posibles en relación con el otro: modelo, ayudante, rival y objeto. El lugar de modelo es el primero en surgir e implica que su presencia garantiza la existencia del propio yo. En un vínculo de ser, no de tener, se desea ser "uno con el otro"; supone la fusión con el otro. Hacia este modelo se dirige un tipo de investidura que llamamos anhelo, añoranza o nostalgia.

89 La representación del cuerpo del niño pasa a depender de la percepción de la presencia de la madre, garantía de su ser. La meta de la pulsión oral secundaria es la devoración en la que se imbrican pulsión de autoconservación y libido narcisista. Esta articulación es contradictoria, de carácter ambivalente, ya que la devoración del objeto hace desaparecer al modelo, garante del ser. De esta contradicción se deriva la inermidad del yo ante la pulsión de muerte que impone la desestructuración. El yo para sostenerse requiere de la asistencia y el amor del objeto e ideal.

90 Con el surgimiento de la pulsión oral secundaria aparece un rudimento de agresividad; el ejercicio de la musculatura va a permitir defenderse de lo displacentero, proyectándolo fuera. En esta fase, la musculatura masticatoria asociada a la defensa sólo posibilita escupir o bien morder y devorar; en el primer caso, parte de lo que es yo se pierde junto con ese objeto expulsado; en el segundo, el objeto hostil se vuelve indiscernible del yo.

91 De aquí deriva la pasividad motriz en esta fase, caracterizada por la dependencia de un otro, aquél que posibilita el registro de las diferencias en términos de placer-displacer.

92 El expulsar, como hemos visto hasta aquí, es idéntico a la defensa, pero también puede tener otro sentido en el caso de que lo expulsado encuentre fuera un soporte que lo cambie de signo

93 La constitución del rostro materno como espejo subraya fundamentalmente la expresión afectiva en la que el yo se reencuentra visualmente. La producción de esta especularidad es condición para procesar el conflicto ambivalente, en el cual la devoración pone en riesgo al objeto amado. La sobreinvestidura de la expresión facial garantiza la permanencia del clima afectivo a pesar de la incorporación del objeto. En este proceso se da una ligadura del erotismo oral, por su transformación en proceso identificatorio.

94 Una perturbación posible ocurre cuando no hay concordancia entre la expresión facial materna y el estado afectivo del infante. En ese caso la necesidad de la identificación impone reducir las diferencias adecuando los estados del niño a la expresión atribuida a la madre.

95 Los juicios de atribución del yo-placer purificado
En esta fase la zona dominante en cuanto a la erogeneidad es la oral; podríamos decir que, para el niño, el universo sensible pasa por la boca, todo lo que ve, es aferrado y llevado a la boca. Conocer el mundo es chupado, morderlo y luego, tragado o escupido.

96 Es allí, en la boca, donde se realiza un acto expulsivo que constituye un juicio en acto. Dice Freud que una de las dos funciones del juicio consiste en atribuir una propiedad a una cosa. "La propiedad sobre la cual se debe decidir puede haber sido originalmente buena o mala, útil o dañina." (Freud, 1925)

97 Esta función del juicio, la atribución, corresponde al yo ­placer purificado. Este yo recibe su denominación debido a que (a través de los juicios de atribución) se apropia de lo bueno o placentero, que pasa a constituir el yo, mientras que lo displacentero es expulsado fuera.

98 Freud liga la función del juicio con los procesos pulsionales, de modo tal que, cuando el yo-placer atribuye una propiedad buena o útil a una cosa, desde el plano de las pulsiones surge un deseo. Desde este punto de vista el yo ­placer purificado es coincidente con sus pulsiones ya que ambos se rigen por el principio de placer.

99 Estos juicios permiten al yo discrimi­nar en qué percepciones se reencuentra y en cuáles no. Lo malo o perjudicial es proyectado mediante un acto desatributivo de la propiedad buena o útil, cuya atribución previa lo había admitido en el yo. Dicho movimiento desatributivo es fundamentalmente hostil; así como al yo real primitivo le correspondía un exterior indiferente, desinvestido, a este yo de placer le corresponde un no yo hostil.

100 La desatribución implica una expulsión del ser, el objeto desatribuido se constituye en malo y es condenado a estar siempre disponible para la aniquilación. Su existencia de­pende de "su ser para ser destruido" tal como ocurre en los vínculos ambivalentes narcisistas.

101 A los tres meses, momento del primer organizador, hay una proyección del estado pulsional en ese rostro sonriente en el cual se reencuentra. A los ocho meses, momento en que Spitz sitúa el segundo organizador, ("angustia de los ocho meses"), el bebé se larga a llorar en presencia de un extraño.

102 Consideramos que el cambio se debe a que el niño ya no busca sólo una expresión facial sino que pretende encontrarla en un rostro específico. La razón para que ello ocurra es que se ha producido un refinamiento psíquico, un proceso de complejización que deriva en la producción de rasgos distin­tivos. Ha ocurrido un pasaje de la identificación con los estados afectivos a la identificación con los rasgos visibles producidos también por proyección.

103 Desarrollos de afecto. Objeto transicional
Los afectos que surgen en el momento lógico correspondiente al yo-placer aparecen en la obra freudiana bajo diferentes nombres pertenecientes a tres gamas principales: desesperación, cólera y goce. El yo que padece los estallidos afectivos atribuye su estado a un desarrollo de afecto similar surgido en el modelo, con el cual se identifica; este yo por lo tanto está fuera de sí, en otro, en el ideal que garantiza el ser

104 El estado de goce o júbilo adviene en el momento en que el yo se reencuentra en la percepción del rostro materno con cuya imagen se identifica. El goce en este momento difiere del goce en el autoerotismo inicial cuando surge la posibilidad de inscribir un plus de placer asociado a la satisfacción de la necesidad. En la fase oral secundaria, el goce ligado a la voluptuosidad orgánica deriva, en alto grado, de procesos psíquicos en los que se juegan identificaciones vinculadas con el deseo de ser

105 La cólera surge al frustrarse un deseo hostil generado por fracaso en la tentativa de expulsar lo displacentero. La desesperación irrumpe cuando existe una intensa investidura de anhelo de una huella mnémica y no aparece de manera simultánea o casi simultánea el objeto en la percepción.

106 Vemos funcionar la ley fundamental de constitución de objetos y espacios: lo que fue proyectado por su carácter nocivo o displacentero, encuentra fuera un sostén que lo cambia de signo.

107 En el osito, la sabanita, o cualquier objeto que cumpla con la condición de haberse impregnado con sus excreciones, (lágrimas, mocos, sudor, etc.), el bebé encuentra como estado yo aquello expulsado en un momento anterior y que hubiera podido perderse en el no yo de no mediar el objeto constituido en ese lugar intermedio que pasará a funcionar como fuente de amparo.

108 El objeto transicional es usado para conciliar el sueño o cuando el niño reclama en vano a su madre y en toda situación que requiere de un consuelo, permitiendo que la desesperación se mantenga en amago, sin desarrollo pleno. Este recurso defensivo, útil y necesario implica una regresión de una imagen visual a otras en que predomina lo olfativo, gustativo y táctil.

109 Oral Primaria (Pasiva) – incorporativa o de succión Oral Secundaria- Sádica – canibalista (dentición). Primacía de la zona erógena bucal (También llamado estadio bucal encrucijada aerodigestiva presión labial, dental, deglución, emisión de sonidos, etc.) Apuntalamiento El reflejo de succión aparece desde las primeras horas de vida. Voluptuosidad Placer autoerótico Pasividad – Actividad Identificación con la madre. Modos de relación Dentición Primacía pulsión agresiva Destete Puntos de fijación El pensamiento en la etapa oral, forma onírica pseudo alucinatoria.


Descargar ppt "Psicología del Desarrollo I Prof. Lic. Leandro M. Sánchez"

Presentaciones similares


Anuncios Google