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A continuación con las palabras de Sri Sathya Sai Baba, una conversación silenciosa con Víctor Daniel González. En caso de que usted no conozca a Sri Sathya.

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Presentación del tema: "A continuación con las palabras de Sri Sathya Sai Baba, una conversación silenciosa con Víctor Daniel González. En caso de que usted no conozca a Sri Sathya."— Transcripción de la presentación:

1 A continuación con las palabras de Sri Sathya Sai Baba, una conversación silenciosa con Víctor Daniel González. En caso de que usted no conozca a Sri Sathya Sai Baba, visualice esta conversación con Jesús, Cristo, Buda, María o cualquier Ser de Luz. Recuerde que estos videos no tienen como finalidad la captación de devotos, sino el compartir de un lenguaje necesario para la comprensión de nuestras situaciones de vida.

2 SEGUNDA TRANSMISIÓN

3 La historia de Milagros.
Cuando se me dice que cuente la historia de Milagros, se me está pidiendo que cuente lo que ha sucedido en este hogar por los últimos quince años más o menos. La razón por la cual se nos ha elegido para darnos tanta maravilla nos sobrepasa por supuesto. Pero bueno, voy a cumplir con mis órdenes y contaré lo que ha ocurrido y todavía ocurre en esta familia cada día.

4 Cristina y yo fuimos bendecidos con los hijos más hermosos que una familia pueda concebir; seguramente cada padre sentirá lo mismo con respecto a sus hijos, o sea que disculpen el comentario. Nosotros creemos que el nacimiento de Nico fue el primer milagro, pero esto que tengo que contar se refiere más al nacimiento de Mercedes.

5 Dos libros se han escrito acerca de su corta vida, o sea que no me detendré en los detalles ya conocidos. Desde el momento de su nacimiento Merceditas fue un fenómeno difícil de ignorar. Ella nació gordita y hermosa y a los veinte minutos de vida, mientras yo la tenía en brazos, me pedía comida haciendo ruidos con la boquita como haría un niño de dos o tres meses.

6 Todo en nuestra vida parecía tener esa tonalidad rosa que los padres de niños sanos conocemos tan bien. Pero más o menos a los tres meses de vida, las cosas se tornaron extremadamente difíciles.

7 Un día Mercedes tuvo lo que se podría llamar una convulsión
Un día Mercedes tuvo lo que se podría llamar una convulsión. En ese momento nuestra vida idílica se transformó en un infierno. Todo lo que creíamos que teníamos se nos quitó de un solo golpe y eso duele mucho. En cuestión de unos meses tuve que dejar mi buen empleo, abandonar una carrera muy prometedora como ilustrador de libros para niños y todo así. Lo que solo unos meses antes parecía perfecto, de pronto se convirtió en una pesadilla.

8 El Señor se tomó mucho trabajo para encaminarnos en la senda que conduce a sus Divinos Pies de Loto; esta fue nuestra senda.

9 En mi caso en particular, Dios había sido una nebulosa que solo tomó una forma un poco más definida, cuando se me dio la hermosa oportunidad de conocer al Señor Krishna, aunque brevemente, en Buenos Aires cuando trabajé en el centro Hare Krishna, renovando la cocina.

10 A partir de ese momento y hasta que Mercedes se enfermó, Dios fue algo en lo que los tontos creían. Pero yo no tenía tiempo para Dios; un día me haría famoso y recorrería el mundo con mi trabajo; Dios solo podría retrasar mis planes.

11 Mercedes estuvo mucho tiempo en el hospital de niños de Melbourne bajo observación y tratamiento y las cosas no mejoraban para nada, todo lo contrario. Un día, mientras estaba en mis brazos, Merceditas entró en un coma muy profundo que habría de durar meses.

12 Entonces, desesperado y sin saber qué hacer, decidí visitar la capilla del hospital. Los médicos me habían dicho que ya no había nada para hacer, la niña moriría en poco tiempo y lo mejor sería comenzar los planes para asegurarnos de que el próximo bebé seria sanito.

13 No había nadie en la capilla y eso me permitió hablar en voz alta con Jesús y su mamá. Siempre he sentido un amor muy profundo por María, madre de Jesús. Desde muy pequeño tenia conversaciones con ella a la que veía en una estatua que había en el patio de la escuela Santa Luisa de Marillac, a la que asistí por dos años.

14 Lo que le dije a Jesús fue más o menos lo siguiente: “Querido hermano, se que eres poderoso y bueno, te pido que, si me lo merezco, le pidas a tu Padre que venga a salvar a mi hijita por favor”.

15 Sé que dije otras cosas, pero esas fueron las palabras que expresaban el mensaje que yo, el papá desesperado, le mandaba a Dios a través de su hijo dilecto.

16 Al otro día, una prima mía me dijo que pensaba que sería importante que yo hablara con Martha, otra de mis primas, ya que ella tenía algo para contarme que quizá me interesase. Llamé a Martha por teléfono y le expliqué el por qué de mi llamado. Martha me dijo: “Tengo esta ceniza que el Baba me mandó de la India. Si vienes a verme esta noche te contaré la historia”.

17 Esa noche, sin perder ni un instante, fui a verla a su casa y luego de disculparse por no haberme contado esto antes, me narró con lujo de detalles la historia de la ceniza, de su hija Estela y de cómo esa ceniza había llegado a sus manos.

18 Estela tenía en ese momento unos veinte años y un futuro venturoso
Estela tenía en ese momento unos veinte años y un futuro venturoso. Pero un día comenzó a tener dolores de cabeza que eran tan severos que le hacían perder la vista por momentos. Luego de visitar a varios doctores y de hacerse diferentes análisis, se determinó que lo que causaba los dolores de cabeza era un tumor cerebral del tamaño de una nuez. La única forma de tratar ese tumor era, en la opinión de dos o tres médicos, la extirpación. La operación se planeó para unas semanas más tarde en uno de los hospitales públicos de Melbourne.

19 A la vez que esto ocurría en Australia, una amiga de Estela estaba en India visitando a Sai Baba. Ni Martha ni Estela tenían idea de quién era Sai Baba ni habían siquiera escuchado hablar de él. Esto ocurrió en el año 1991 más o menos. Lo que esta muchacha contó luego fue que Sai Baba se detuvo frente a ella, manifestó un paquete de Vibhuti y se lo dio para que ella se lo entregase a “La mamá de esa niña que esta por operarse del tumor cerebral, que no teman, Yo la operaré”.

20 La chica volvió a Australia sin tener idea de quién era la niña que estaba por ser operada, ya que, aunque eran amigas con Estela, ella no se había enterado de su enfermedad. Unos días después de llegar se encontró en el mercado con Martha y al preguntar por Estela y enterarse de su enfermedad y de la operación, se dio cuenta de que el paquete de Vibhuti era para ella.

21 El día de la operación se le dio a Estela un vaso con agua y Vibhuti inmediatamente antes de entrar al quirófano, a eso de las siete de la mañana. A las cuatro de la tarde, Estela pidió una taza de té ante el asombro de sus padres y de los doctores que esperaban que estuviera inconsciente por varias horas.

22 Cuando escuché esta maravilla, se podría decir que mi corazón sabía que había encontrado a nuestro salvador. Martha y yo decidimos que lo que correspondía era informarle a Cristina de lo ocurrido y si ella estaba de acuerdo, Martha nos visitaría al día siguiente para darle Vibhuti a Mercedes que en ese momento estaba en un coma profundo.

23 Al siguiente día, de acuerdo al plan, se le puso a Merceditas un poco de Vibhuti en la boca y en la frente.

24 Cristina mantenía a Mercedes en nuestra cama matrimonial, en el medio y con una almohada a cada lado como precaución. Al día siguiente, mientras yo estaba trabajando y Cristina haciendo sus cosas en la cocina, se escuchó un ruido muy fuerte en nuestro dormitorio. Cristina corrió a ver qué había ocurrido y para su asombro, encontró a Mercedes en el suelo, aún en coma y sin ningún tipo de lesión aparente.

25 Ese fue el primer milagro, algo que nosotros no pudimos entender en ese momento, pero que sin dudas, nos cambió la vida. Muchos otros ocurrieron desde aquel momento y cada vez que uno de estos prodigios se nos regalaba, nos preguntábamos el por qué.

26 Unos meses después, gracias a la generosidad de Martha y algunos amigos, mi familia viajó a la India para conocer a Sai Baba. No teníamos la menor idea de quién era El o qué hacia realmente, pero nuestra desesperación era muy grande y El se convirtió en nuestra única esperanza.

27 Al llegar al Ashram y luego de haber pasado por los consabidos trámites legales y de alojamiento, decidimos ir al templo para ver qué era lo que tanta gente estaba haciendo sentada en el suelo.

28 Personalmente, lo que vi no me impresionó demasiado
Personalmente, lo que vi no me impresionó demasiado. Un grupo de fanáticos religiosos vestidos de blanco no era mi idea de la salvación; pero no tenia alternativa. Sai Baba salió a la hora que usualmente lo hacía y para los que recuerdan los viejos tiempos, en el instante en el que El abría la puerta de su casa, una música muy hermosa comenzaba a sonar y duraba hasta que Swami entraba en el cuarto del Mandir para dar entrevistas.

29 Las preguntas que yo tenía para hacerle tendrían que esperar ya que ni siquiera se me acercó lo suficiente para darme la oportunidad de hablar con Él. A la mañana siguiente, decidí que si yo quería saber qué era lo que estaba pasando en ese lugar, debería sentarme lejos de la acción y el ruido y observar, no solo a Baba, sino también a la gente y el ambiente en general.

30 Busqué un lugar apartado junto al paredón del fondo desde donde podría observar sin ser molestado. En ese momento, los monos y los pájaros estaban diseminados por todas partes, especialmente en el techo. Mientras esperaba, me dediqué a observar a estos animales tan graciosos para “ocupar mi mente en algo constructivo”, pensé.

31 De pronto, todos los monos comenzaron a mirar hacia el lugar desde donde Baba saldría y se quedaron en total silencio. Los pájaros también se aquietaron mirando hacia ese lugar con atención. Un instante después sonó la música y Baba salió a dar Su Darshan.

32 Mi corazón dio un salto y no pude controlar mis lágrimas que surgían a borbotones. En ese mismo momento, sin dudar ni temer, me di cuenta de que los animales me estaban diciendo algo que, si un hombre me lo hubiese dicho, nunca lo hubiese creído. Los monos y los pájaros sabían que Baba estaba por salir y en señal de respeto detuvieron su jolgorio. La única razón que se me ocurría fue que ellos sabían que este hombrecito vestido de naranja era el Creador mismo. Todo esto ocurrió en cuestión de segundos pero yo ya no tuve dudas de que mi vida había cambiado para siempre.

33 A partir del momento en que Mercedes se cayó de nuestra cama, una larga lista de milagros ocurrió en nuestra casa. Toda la maravilla me gustaba y sorprendía, pero no me ayudaba a creer que Dios fuese algo posible.

34 Por ejemplo, en nuestra primera visita a un centro Sai, Mercedes se despertó del coma con solo haber recibido un poco de Vibhuti. Como dije anteriormente, todo esto ya ha sido descrito en los libros, o sea que no los aburriré con detalles.

35 Nuestra vida se tornó en lo que se podría describir como una carrera acelerada de experiencias, que nos llevarían eventualmente a donde estamos el día de hoy: La devoción y la entrega.

36 No tuvimos alternativa; la evidencia era tanta y tan grande, que sólo un necio podría negar que algo muy especial estaba ocurriendo con nosotros.

37 Esto recién comienza y hay mucho más para contar, pero ahora voy a hacer una pausa ya que debo irme a trabajar en el campo. Om Sri Sai Ram.

38 Agosto 1 de Si desea recibir directamente estos mensajes, escriba a: Queda totalmente prohibida la alteración total o parcial de este mensaje, pero su difusión es libre. No pertenece a la Organización SSSB.


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