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ALEJANDRO SALAS RUIZ URBANÍSTICA 1 – GRUPO A

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Presentación del tema: "ALEJANDRO SALAS RUIZ URBANÍSTICA 1 – GRUPO A"— Transcripción de la presentación:

1 ALEJANDRO SALAS RUIZ URBANÍSTICA 1 – GRUPO A
CÓRDOBA Antes y ahora ALEJANDRO SALAS RUIZ URBANÍSTICA 1 – GRUPO A

2 Córdoba en la época romana

3 “Corduba” Córdoba como asentamiento romano
No existen muchos datos de Córdoba previamente a la época romana. Por su posición en un lugar de gran valor estratégico, "Corduba", sirvió de emplazamiento, primero provisional y después definitivo, a tropas romanas. Desde entonces 152 a.C. Córdoba se convierte en una colonia latina que perduró, gozando de tal estado, hasta fines de la República. Estrabón nos da noticia de que esta primitiva Córdoba, situada al noreste del abandonado emplazamiento original, tuvo una población compuesta por romanos selectos e indígenas escogidos, términos vagos en los que, posiblemente, deba de buscarse el carácter de ciudad doble dípolis que tuvo la Córdoba de ese período, compuesta por dos "vici" o distritos perfectamente diferenciados uno situado en torno al foro donde está hoy la planta del templo y otro, cercano al núcleo original. En seguida se afirmó la utilidad administrativa de la ciudad recién creada, que facilitaba la seguridad y el avituallamiento de las legiones romanas, por lo que pasó a ser considerada como capital oficiosa de la Hispania Ulterior.

4 “Corduba” Córdoba como asentamiento romano
Pero será a partir de las guerras civiles entre Cesar y Pompeyo, cuando Córdoba entra plenamente en el devenir histórico. Al principio, la ciudad permaneció indecisa entre la facción de uno u otro general, aunque abundasen los partidarios de Pompeyo, porque la ciudad fue cuartel general de sus tropas y principal tribunal de justicia de la provincia. Tras la victoria de Cesar, sufriría una grave destrucción y una merma demográfica considerable; sin embargo, no perdió sus privilegios anteriores, pues el gobernador trató con gran deferencia a sus pobladores, y mantuvo buenas relaciones con los círculos aristocráticos de Córdoba, entre ellos la familia Annaeus a la que pertenecieron los dos Sénecas, el retórico y el filósofo y el poeta Lucano. Séneca es la figura más importante de la Córdoba hispanorromana, y aunque fue llevado siendo muy niño a la capital del imperio, en donde llegó a ser preceptor de Nerón, su relevancia fue tal que, todavía hoy, los actuales cordobeses presumen de reconocer como propias algunas de las virtudes de aquel acaudalado patricio y profundo filósofo estoico.

5 “Corduba” Córdoba como asentamiento romano
Una vez concluida la guerra civil, Córdoba recibió el estatuto de colonia, con lo que se convirtió en la capital de la recién creada provincia Bética, tras las reformas administrativas emprendidas por Augusto. Durante los tres primeros siglos del Imperio romano, la ciudad experimentó mentó un gran impulso, debido al status derivado de la capitalidad. Autóctonos y romanos se mezclaban al casarse; la curia municipal, con cien decuriones, era la más floreciente de Andalucía; existían escuelas de gran nivel; y algunos cordobeses lograron acceder al rango de senadores en Roma. En aquella época, Córdoba era el centro del que partían los correos oficiales hacia las urbes y la sede de los archivos administrativos, en ella se guardaban las listas de los censos provinciales; el comercio aceite, minerales, productos agrícolas colas adquirió una gran pujanza y a ello contribuyó también la construcción de la Vía Augusta, que pasaba por el puente romano del Guadalquivir, que todavía se conserva, y unía Linares con Cádiz y la Bética con los restantes asentamientos hispanos. Córdoba fue amurallada como demuestran los vestigios arqueológicos y a las faldas de su sierra fueron construidas numerosas villas de recreo.

6 La Córdoba árabe

7 Córdoba y el Islam En plena canícula del año 711, Córdoba fue conquistada por los generales del invasor árabe Tariq. Lo cierto es que, más que de una conquista, se trató de una entrega voluntaria, sellada mediante un pacto que respetó la vida de los habitantes, excepto la de cuatro cientos caballeros que se hicieron fuertes en la antigua iglesia de Santa Victoria, situada extramuros y sufrieron un dramático destino. Desde el primer momento, los invasores instalaron la sede de su gobierno en el alcázar visigodo, situado en las cercanías del actual Alcázar de los Reyes Cristianos, y designaron un wali o gobernador A los cinco años de la conquista, los árabes distinguieron a Córdoba con la capitalidad de las tierras de Al-Andalus, que hasta entonces había ostentado Sevilla, y era gobernada por un emir al que el califa de Damasco le otorgó la independencia. Se reconstruyó el puente romano, se restauraron las murallas y en la margen izquierda del Guadalquivir se fundó el arrabal, denominado Secunda, hoy Campo de la Verdad.

8 Córdoba y el Islam En menos de cincuenta años Córdoba se convirtió en la ciudad predilecta de los invasores, y en ella se fundó una primitiva mezquita aljama cuando los omeyas y los abasidas se separaron definitivamente, tras una pugna sangrienta. En el año 756, el príncipe omeya Abderramán derrotó, en las puertas de Córdoba, al emir abasida y se alzó, convertido ya en Abderramán I, como la única autoridad de Andalucía. Aunque construyó a tres kilómetros del centro urbano, en las faldas de la sierra, la residencia de Arruzafa e impulsó al establecimiento de la mezquita en el año 786, siempre fue un extranjero no integrado en la población, de la que gustaba vivir distante. Sus sucesores propiciaron el desarrollo de la cultura y en Córdoba se asentaron místicos, maestros orientales, matemáticos, médicos, filósofos, poetas. Se acabaría de construir la mezquita que fue ampliada por el soberano Abderramán II. Poco a poco, la civilización árabe se iba consolidando; se fueron construyendo numerosos baños, mezquitas, fábricas de tapices y distintas obras hidráulicas. La arabización fue asumida sin problemas por muchas familias de los antiguos visigodos los muladíes , pero tuvo que vencer la oposición de los cristianos que vivían bajo dominio árabe los mozárabes. Estos fueron aplastados de forma expeditiva, y algunos, como San Eulogio o San Pelayo, murieron martirizados.

9 Córdoba y el califato La máxima grandeza de la Córdoba musulmana fue conseguida por Abderram n III. Tomó el título de Califa en el año 929 e hizo de Córdoba un califato independiente de Damasco y la ciudad más floreciente, culta y poblada de Europa. Volvió a ampliar la mezquita, y la dotó de un patio con pórticos. A ocho kilómetros de la capital, edificó el suntuoso palacio de Medina Azahara, en honor de una de sus favoritas, y para albergue de su corte. Su lujo oriental fuentes de mercurio, celosías de alabastro y elegancia fueron el asombro de sus visitantes. Se cuenta que llegó a sembrar con almendros todo el espacio que separaba Medina Azahara de la ciudad de Córdoba para, de esa manera, recordar anualmente el efecto estético de una nevada que, según la leyenda había caído sobre la ciudad Su hijo Alhakem II remató las obras palaciegas, volvió a ampliar la mezquita y consiguió reunir una biblioteca de cuatrocientos mil volúmenes, la más importante del mundo. Según fuentes árabes, durante su califato, la ciudad alcanzó el millón de habitantes, y llegó a tener mil seiscientas mezquitas, trescientas mil viviendas, ochenta mil tiendas e innumerables baños públicos

10 Córdoba y el califato Ese esplendor empezó a declinar durante el reinado de su sucesor, quien dejó el gobierno en manos del caudillo Almanzor, el cual efectuó la última ampliación de la Mezquita, de decoración menos suntuosa. No pudo evitar que el Califato comenzara a desmembrarse, dejando de existir en el año 1013, debido a las guerras civiles, que acabaron con el poder central y fomentaron por toda Andalucía la formación de los reinos de taifas. Los beréberes, ayudados por el rey Sancho de Castilla, se apoderaron de Medina Azahara, símbolo del esplendor califal, en el año 1010; la incendiaron, la saquearon, y casi la redujeron al estado de destrucción en que se encuentra en la época actual (según atestiguan las ruinas que hoy se excavan y estudian). En la construcción de muchos edificios de la Córdoba posterior se utilizaron sillares procedentes de este palacio. Durante los siglos XI y XII, Córdoba fue una taifa más. Cayó en poder de Sevilla en la época del rey poeta Motamid, y desde entonces arrastró una decadencia irremediable, hasta que su último reyezuelo, Ibn Hud, perdió la ciudad a manos de Fernando III el Santo. Sería inacabable la relación de sabios y artistas que se dieron cita en la Córdoba califal; por eso, en este bosquejo histórico, sólo cabe hacer referencia, dada la transcendencia que posteriormente tuvieron en la cultura occidental sobre todo durante el Renacimiento, al poeta Ibn Hazam ( ), al filósofo Averroes ( ) y al médico pensador judío Maimónides ( ).

11 Córdoba cristiana

12 La restauración del cristianismo
El 29 de junio de 1236, festividad de San Pedro y San Pablo, Córdoba cayó en poder de la dinastía castellanoleonesa que encabezaba el rey Fernando III, el cual llegó con sus huestes y con la Virgen de Linares; esta imagen se conserva en el santuario del mismo nombre, situado a 12 kilómetros de la capital, en un bello paraje. Tras firmarse las capitulaciones la población musulmana fue erradicada de la ciudad. En tiempos de Fernando III comenzaron a construirse nuevas iglesias, hasta alcanzar el número de catorce parroquias, que pueden adscribiese, genéricamente. al llamado estilo fernandino o de la Reconquista: transición del románico monacal, al gótico castellanizado, caracterizado por una sólida fábrica, artesonados mudéjares y arcos de nervadura en ojiva. Pese a los nuevos asentamientos, no cambió el signo de la ciudad: siguió siendo el epicentro de contiendas civiles. Lo había sido en la época romana, más tarde con los visigodos y continuó siéndolo con los cristianos. Sólo con los Reyes Católicos se apaciguaron las disputas. En 1478, Fernando e Isabel llegaron a Córdoba para terminar con las pugnas feudales. En 1482, nació su hija doña María, luego reina portuguesa, y además establecieron en la localidad el tribunal de la Inquisición, que produjo en Córdoba numerosas víctimas. En 1486, de nuevo en la ciudad, recibieron a Cristóbal Colón que les presentó su proyecto ultramarino que fue considerado irrealizable.

13 La Córdoba actual

14 Córdoba ahora Hasta mediados del siglo XX la ciudad no cambió su fisonomía, potenció las tradiciones populares y se modernizó. Actualmente, podemos encontrar imágenes que se contradicen entre sí, por un lado, la zona de la judería cordobesa muestra una arquitectura vernácula, que podríamos resumir en casas blancas con cubiertas inclinadas y patios interiores. Aún así, podemos ver como la ciudad evoluciona arquitectónicamente hablando, y ciertamente, se muestra innovadora, rompiendo el estereotipo de ciudad interpretada como un pueblo típico. Aunque algunas de las nuevas obras que se observan en las calles cordobesas, puedan ser ciertamente un tanto extravagantes, como es el recién construido Córdoba Palace, que también rompe, pero con la estética de la ciudad, con ese aspecto tan llamativo y tan atípico que han procurado darle. La conclusión de este análisis es, ya dicho en un principio, que ha sido una ciudad que ha seguido varios estereotipos, y aún ha sido, ha sabido adaptarse a los tiempos que corren.


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