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DESCARTES Racionalismo. El método cartesiano. Cogito, ergo sum.

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Presentación del tema: "DESCARTES Racionalismo. El método cartesiano. Cogito, ergo sum."— Transcripción de la presentación:

1 DESCARTES Racionalismo. El método cartesiano. Cogito, ergo sum.
Substancia extensa y substancia pensante.

2 El racionalismo (I). Corriente filosófica iniciada por Descartes en el siglo XVII, y cuyos rasgos principales vamos a mencionar. Otros representantes: Spinoza y Leibniz. Primer rasgo: Plena confianza en la razón humana, única vía para llegar a conocer la verdad. La razón no se opone a la fe, sino a los sentidos, la imaginación, las pasiones. La razón contiene dentro de sí ideas innatas a partir de las cuales, por deducción, se puede construir el edifico del conocimiento. Razón y realidad coinciden: se acepta su valor sin previa crítica: es una razón dogmática, dirá Kant. Segundo rasgo: Búsqueda de un nuevo método de conocimiento. Se toma como referencia el método matemático. El modelo de los racionalistas son los principios de geometría de Euclides. En filosofía se tratará de establecer unas definiciones a priori establecidas por la razón y unos axiomas de los que pueda deducirse con evidencia y necesidad un sistema filosófico cerrado y completo.

3 El racionalismo (II) Tercer rasgo: Subjetivismo y realidad: el pensamiento medieval era objetivista y realista. Para el racionalismo sólo hay una evidencia: la del propio pensamiento. Las cosas no son conocidas directamente sino sólo a través de las ideas. Sólo conocemos lo que pensamos: la realidad del mundo no es evidente, ha de ser deducida a partir de primeros principos racionales. Nótese que la no evidencia del mundo se refiere solamente a una no evidencia filosófica y no práctica. El problema del conocimiento es el problema central de la filosofía moderna. Para el racionalismo hay una identidad entre razón y realidad. Ello le permitirá a Descartes construir una metafísica basada en el concepto de substancia. Substancia es la primera innata de la que va a derivar todo conocimiento en un proceso estrictamente deductivo.

4 El método cartesiano. Dos intereses centrales en la obra de Descartes: la ciencia (matemáticas, física, fisiología) y la filosofía. ¿Cómo se relacionan ambos intereses? Para Descartes el mundo es la encarnación de la geometría. Su geometría analítica le permite unir espacio y cantidad. Con él se puede calcular y predecir: el universo es matematizable y en esencia constituye una gran máquina: la materia se identifica con la extensión. Su física matemática aspira a someter a medida a todos los fenómenos de la naturaleza. Pero, además de los fenómenos naturales, habría toda una serie de fenómenos mentales y morales que quedarían fuera de la ciencia. Descartes pensaba que se necesitaba un método general, basado en el método geométrico, que diese razón de los fenómenos morales y psicológicos con la misma claridad y evidencia que el método matemático daba cuenta de los fenómenos físicos.

5 El método. Intuición y deducción.
¿Qué es el método? Por método entiendo, dice Descartes, "una serie de reglas ciertas y fáciles, tales que todo aquel que las observe exactamente no tome nunca a algo falso por verdadero, y, sin gasto alguno de esfuerzo mental, sino por incrementar su conocimiento paso a paso, llegue a una verdadera comprensión de todas aquellas cosas que no sobrepasen su capacidad". El método ha de construirse sobre la intuición y la deducción: "Entiendo por intuición, no la creencia en el variable testimonio de los sentidos o en los juicios engañosos de la imaginación - mala reguladora- sino la concepción de un espíritu sano y atento, tan distinta y tan fácil que ninguna duda quede sobre lo conocido; o lo que es lo mismo, la concepción firme que nace en un espíritu sano y atento, por las luces naturales de la razón.“ La deducción "consiste en una operación por la cual comprendemos todas las cosas que son consecuencia necesaria de otras conocidas por nosotros con toda certeza”

6 El método. La regla de la evidencia.
En El Discurso del método, Descartes formula las cuatro reglas metódicas para alcanzar la verdad: la regla de la evidencia, la del análisis, la de la síntesis, y la de la enumeración. La regla de la evidencia: "...en lugar del gran número de preceptos que componen la lógica, creí que tendría bastante con los cuatro siguientes, con tal que tomase la firme y constante resolución de no dejar de observarlos ni una sola vez. - El primero era no recibir jamás por verdadera cosa alguna que no la reconociese evidentemente como tal; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención y no abarcar en mis juicios nada más que aquello que se presentara a mi espíritu tan clara y distintamente que no tuviese ocasión de ponerlo en duda “ (atención: a estas primeras e indudables evidencias se llega por la intuición)

7 El método. Análisis, síntesis y enumeración
La regla del análisis: “El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinara, en tantas parcelas como fuere posible y fuere requerido para resolverlas mejor”. La regla de la síntesis: “ El tercero, conducir por orden mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer para subir poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más complejos, incluso suponiendo un orden entre aquellos que no se preceden naturalmente los unos a los otros” (atención: aplicación de la deducción) La regla de la enumeración: “ Y el último, hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que quedase seguro de no omitir nada."

8 La duda metódica y la primera verdad.
Recordemos que el objetivo del racionalismo es encontrar en la propia razón las verdades básicas a partir de las cuales sea posible deducir el edificio entero del conocimiento. Objetivo cartesiano: llegar a una primera verdad indubitable. Procedimiento: aplicar la duda metódica: hay que eliminar (provisionalmente) todo aquello sobre lo que se pueda arrojar la mínima sombra de duda. Primer estadio de la duda: el conocimiento sensible. Los sentidos alguna vez nos inducen a error. No hay que fiarse de lo que nos ha engañado alguna vez. Segundo estadio: la existencia de las cosas, del mundo exterior. Razón para dudar: podríamos estar soñando el mundo. Imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño. Tercer estadio: soñemos o no, pare haber un conocimiento indudable: las matemáticas. Hipótesis del genio maligno: una inteligencia superior que me engaña cuando concibo cualquier verdad matemática clara y distinta.

9 La primera verdad: cogito, ergo sum.
“Ya he negado que yo tenga sentidos y cuerpo. ..Ya estoy persuadido de que nada hay en el mundo; ni cielo, ni tierra, ni espíritus, ni cuerpo, ¿y no estoy asimismo persuadido de que yo tampoco existo? Pues no: si yo estoy persuadido de algo, o meramente si pienso algo es porque yo soy. Cierto que hay no sé que engañador todopoderoso y astutísimo, que emplea toda su industria en burlarme. Pero entonces no cabe duda de que, si me engaña es que yo soy; y engáñeme cuanto quiera, nunca podrá hacer que yo no sea nada, mientras yo esté pensando que soy algo. De manera que, tras pensarlo bien y examinarlo todo cuidadosamente, resulta que es preciso concluir y dar como cosa cierta que esta proposición yo soy yo existo, es necesariamente verdadera cuantas veces la pronuncio o concibo en mi espíritu” (Meditaciones, II).

10 Sobre las ideas: adventicias, facticias e innatas.
Para Descartes el pensamiento siempre piensa ideas. En las ideas hay que distinguir dos planos: a) ideas como actos mentales (“modos de pensamiento”): en este sentido todas las ideas posen la misma realidad, y b) ideas en cuanto que poseen un contenido objetivo: en este sentido las ideas son diferentes. Tipos de ideas según su contenido: ideas adventicias, que parecen provenir de nuestra experiencia externa (ideas de cosas sensibles). Ideas facticias: las construye nuestra mente a partir de otras ideas (las ideas de cualquier ser fantástico), e ideas innatas, que ni proceden de la experiencia ni las construye la mente: las encuentro por intuición en la estructura misma de mi razón (“así cada uno puede intuir con el espíritu que existe, que piensa, que el triángulo está definido sólo por tres líneas, la esfera por una sola superficie…”) una idea innata sería la de infinito, que Descartes identifica con Dios.

11 La existencia de Dios y el mundo.
La idea de Dios es una idea innata que, además, necesariamente tiene que existir fuera del pensamiento. Argumento ontológico (similar al utilizado por San Anselmo): si tengo en mi mente la idea de Dios y lo concibo como el ser más perfecto que pueda pensarse, habrá de tener todas las perfecciones, entre ellas, la de la existencia, ya que si no existiese no sería el ser más perfecto que pudiera pensarse (siempre habría otro ser más perfecto que, además de todas las perfecciones incluyese la de la existencia). Si Dios existe, entonces las Matemáticas son verdaderas y nuestra conciencia funciona de acuerdo con las leyes de la Lógica. La existencia del mundo la demuestra Descartes a partir de la existencia de Dios. Dios, como ser perfecto, es bueno (no existe el genio maligno), y no puede permitir que nos engañemos al creer que existe un mundo externo.

12 Res cogitans y res extensa. Sustancia pensante y sustancia extensa
Res cogitans y res extensa. Sustancia pensante y sustancia extensa. El dualismo cartesiano. Para Descartes, substancia es toda cosa que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir. En sentido propio, sólo Dios sería sustancia. Descartes distingue, además, la sustancia pensante (cogito), cuyo atributo fundamental es el pensamiento, y la sustancia extensa (mundo físico), cuyo atributo fundamental es la extensión. Además de los atributos o propiedades esenciales de la sustancia están los modos que son las distintas formas de darse los atributos: la figura y el movimiento son los modos de la extensión, y el entendimiento y la voluntad, los modos del pensamiento. El dualismo cartesiano en relación con el hombre significa que el ser humano es res extensa, extensión, y también, res cogitans, pensamiento. Los animales son solamente sustancias corporales, extensas, equiparables a máquinas sin alma, autómatas). Se plantea un problema central: el hombre es sustancia extensa (cuerpo) y sustancia pensante (pensamiento). ¿Cómo se relacionan entre si? Es el problema de las relaciones mente-cuerpo. Descartes intentó resolverlo afirmando que ambas sustancias se unen o relacionan a través de la glándula pineal, pero ello no deja de ser una solución provisional, además de nada convincente.

13 El mecanicismo cartesiano.
Constituye la base de su Física. Los cuerpos no son otra cosa que extensión (longitud, anchura, profundidad). El universo físico, los cuerpos que lo integran son reducibles a magnitud y número, es decir, son explicables por medio de la geometría analítica. La materia no es sino extensión: a) no existen partículas últimas indivisibles, ya que resulta inconcebible que la extensión no pueda dividirse infinitamente; b) no existe el vacio, sino que todo está lleno de materia; c) niega la objetividad de lo que llama cualidades secundarias (color, olor, sonido, etc., y la existencia de cualquier principio activo intrínseco a las cosas (para Descartes no existen las fuerzas, tampoco la fuerza de gravedad: todo movimiento se explica por contacto). La primera causa del movimiento es Dios y conserva siempre la misma cantidad de movimiento en el mundo (m.v=constante)


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