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Publicada porNieves Espinoza Franco Modificado hace 8 años
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Por qué sufre el justo Automático
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¡Qué bueno es Dios para el justo, el Señor para los limpios de corazón!
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Pero yo por poco doy un mal paso, casi resbalaron mis pisadas:
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porque envidiaba a los perversos, viendo prosperar a los malvados.
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Para ellos no hay sinsabores, están sanos y orondos;
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no pasan las fatigas humanas, ni sufren como los demás. […]
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Ellos dicen: "¿Es que Dios lo va a saber, se va a enterar el Altísimo?"
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Así son los malvados: siempre seguros, acumulan riquezas.
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Entonces, ¿para qué he limpiado yo mi corazón y he lavado en la inocencia mis manos?
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¿Para qué aguanto yo todo el día y me corrijo cada mañana? […]
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Meditaba yo para entenderlo, porque me resultaba muy difícil;
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hasta que entré en el misterio de Dios, y comprendí el destino de ellos.
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Es verdad: los pones en el resbaladero, los precipitas en la ruina;
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en un momento causan horror, y acaban consumidos de espanto. […]
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Cuando mi corazón se agriaba y me punzaba mi interior,
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yo era un necio y un ignorante, yo era un animal ante ti.
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Pero yo siempre estaré contigo, tu agarrarás mi mano derecha,
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me guías según tus planes, y me llevas a un destino glorioso.
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¿No te tengo a ti en el cielo? Y contigo, ¿qué me importa la tierra?
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Se consumen mi corazón y mi carne por Dios, mi lote perpetuo.
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Sí: los que se alejan de ti se pierden; tú destruyes a los que te son infieles.
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Para mí lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor mi refugio,
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y contar todas tus acciones en las puertas de Sión.
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Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
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