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arquitectura y decoración.

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Presentación del tema: "arquitectura y decoración."— Transcripción de la presentación:

1 arquitectura y decoración.
TEMA 16 Arte califal. La mezquita de Córdoba, arquitectura y decoración. La ciudad palatina de Medina Azahara

2 I.- INTRODUCCIÓN HISTÓRICA:
1.- La llegada de los musulmanes a España. La Conquista 2.- Etapas del dominio musulmán 2.1.- Emirato dependiente de Damasco ( ) 2.2.- Emirato independiente de Córdoba ( ) 2.3.- CALIFATO DE CÓRDOBA ( ) 2.4.- Los reinos de Taifas ( ) - Invasiones de los Almorávides - Invasiones de los Almohades - EL REINO NAZARITA DE GRANADA….. 2 de enero de 1492

3 BREVE AMBIENTACIÓN HISTÓRICA SOBRE EL CALIFATO DE CÓRDOBA

4 LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

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8 Qué es una mezquita? La oración   La mezquita es el lugar de oración de los musulmanes. A diferencia de los templos de otras religiones, en las mezquitas no reside la divinidad, en ellas sólo se invoca su nombre y se reza. En su interior no hay, por lo tanto, representaciones figuradas ni de Dios ni de su Profeta Mahoma, prohibidas por el Islam. No obstante, es un espacio sagrado, razón por la que hay que descalzarse para entrar, para no introducir impurezas. La primera mezquita fue la propia casa de Mahoma, en Medina, que tenía un gran patio y un pequeño pórtico y estaba construida con adobe y troncos de palmera. Fue él quien estableció las horas de oración y la obligación de realizarla orientados hacia La Meca

9 La oración es el segundo de los cinco pilares del Islam y hay que realizarla cinco veces al día a unas horas determinadas: al alba, al mediodía, por la tarde, tras la puesta de sol y por la noche. Una persona, el almuédano, se encarga de llamar a cada oración desde lo alto del alminar o incluso desde el tejado de la mezquita. Se puede rezar en cualquier lugar, mirando a La Meca, siempre que éste no sea impuro. Sólo la plegaria del viernes a mediodía ha de hacerse obligatoriamente en la mezquita aljama, que es la mezquita mayor de la ciudad  pues debe dar cabida a todos los habitantes de la misma. De ahí su nombre, aljama, que significa ‘reunión’ o ‘asamblea’, de donde deriva también viernes en árabe, que es ‘el día de la reunión’. Para rezar, los fieles se colocan ordenados en filas paralelas al muro orientado hacia La Meca. Los viernes también se lee un sermón donde se hacen proclamas religiosas o se informa sobre sucesos impotantes. En la mezquita aljama se celebran, además, otras ceremonias religiosas, como las plegarias y recitaciones del Corán en las noches del mes de Ramadán. También es el lugar donde las gentes rinden homenaje al nuevo califa, donde se despide a las tropas cuando salen en campaña... Pero la mezquita es, sobre todo, un lugar de unión con Dios y de recogimiento, abierto a todo musulmán en cualquier momento.

10 Glosario de las partes de una mezquita   Toda mezquita consta de tres partes principales: una sala de oración cubierta, un patio y un alminar. ALQUIBLA: muro orientado en dirección a La Meca y hacia el que los fieles tienen que dirigir las oraciones. En España está orientado al sur (como en la Mezquita de Córdoba) o al sureste.ALMIMBAR: púlpito desde el cual pronuncia el jatib el sermón de los viernes. Tiene la forma de una silla alta con varios escalones. Está construida en madera y se coloca a la derecha del  mihrab.ALMINAR: torre situada en el patio desde donde el almuédano llama a la oración. En su interior están las escaleras para ascender y sobre la terraza superior hay una pequeña habitación que sirve para refugio del almuédano los días de lluvia o de mucho calor.CÁMARA DEL TESORO: lugar donde se guarda el tesoro de los musulmanes, es decir, sus donaciones y limosnas que sirven para sufragar cualquier necesidad de la comunidad, desde ayudar a los pobres hasta reparar la mezquita cuando haga falta. En Córdoba es una habitación que se abre a la izquierda del mihrab y que guardaba también objetos litúrgicos como los ejemplares del Corán, candelabros y velas.KURSI:  atril donde se coloca el Corán.MACSURA: recinto acotado delante del mihrab, reservado al califa y su séquito cuando acuden a la mezquita los viernes. Suele consistir en una celosía de madera con puertas. Otros espacios acotados en lugares diferentes de la mezquita, como el reservado a las mujeres, pueden recibir también ese nombre.MIDÁ: sala de abluciones situada junto a la Mezquita de Córdoba, pero fuera de ella por ser un lugar impuro. Es un lugar con letrinas y pilas de agua para hacer todo tipo de abluciones antes de la oración.MIHRAB: arco o nicho situado en el centro del muro de la alquibla que marca la dirección de La Meca, el santuario más venerado del Islam, y al mismo tiempo recuerda el sitio que ocupaba el Profeta Mahoma en su mezquita de Medina. Es el lugar más importante de la mezquita por su función y junto al que se sitúa al imán para dirigir la oración.PATIO o SAHN: un espacio a cielo abierto rodeado de galerías o pórticos, situado en la mitad norte o noroeste de la mezquita. En él puede haber una fuente para realizar las abluciones menores, un aljibe con un pozo y árboles, que en Córdoba son naranjos y palmeras. La fachada de la sala de oración está abierta a él mediante grandes arcos.SABAT: pasadizo que une el alcázar con la mezquita aljama, utilizado por el califa para entrar directamente en la macsura sin ser visto y sin salir a la calle.SALA DE ORACIÓN: un espacio dividido en naves, en Cordoba orientadas norte-sur, mediante arcos y columnas. Tiene puertas directas a la calle y una gran fachada abierta hacia el patio. Junto a esas entradas suele haber unos cajones para depositar el calzado. Su suelo está cubierto de esteras o alfombras donde se postran los fieles.SAQIFAS: galerías laterales del patio que sirven también para dar cobijo a los fieles, en especial a las mujeres que tienen en ellas un lugar reservado para la oración.YAMUR: remate de los alminares que consta de un mástil con tres bolas de metal de tamaño decreciente engarzadas. A veces en la cúspide se coloca una media luna; en Córdoba era una flor de lis.

11 Un edificio que crece: etapas   Cuando hoy nos introducimos en la Mezquita de Córdoba contemplamos doce siglos de arquitectura que transcurren entre la etapa inicial de ‘Abd al-Rahman I en el siglo VIII, la reconversión del edificio en iglesia tras la conquista de la ciudad por Fernando III en 1236, las obras de las dos catedrales y múltiples capillas erigidas en su interior, y los trabajos de restauración y recuperación realizados entre los siglos XIX y XX. Si por un momento nos olvidáramos de las obras cristianas que han transformado el monumento desde el siglo XIII, e imaginásemos una visita al edificio durante los primeros años del siglo XI, contemplaríamos una gran mezquita fruto en gran medida de cinco etapas constructivas muy bien diferenciadas. ‘Abd al-Rahman I inicia hacia el año 786 la sala de oración sobre la basílica visigoda de San Vicente. Constaba de once naves perpendiculares al muro de la alquibla, el cual se encontraba orientado hacia el sur. La muerte del emir en 788 obligó a su sucesor Hisham I a terminar el proyecto comenzado, y entre otras obras se encargó de erigir un primer alminar. La importancia que iba adquiriendo la ciudad de Córdoba hizo que la mezquita se quedase pequeña, por lo que ‘Abd al-Rahman II decide ampliarla continuando el desarrollo de las naves hacia el sur, y por ello fue necesario tirar el muro de alquibla del siglo VIII. La nueva obra fue inaugurada en el año 848, aunque el hijo del emir, Muhammad, y sus nietos Al-Mundhir y ‘Abd Allah, se encargarían de realizar los remates necesarios (restauración de la puerta de San Esteban, construcción del Sabat o pasadizo que unía el edificio con el palacio califal, etcétera.)

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13 ‘Abd al-Rahman III, el primer califa de Córdoba, no amplió la sala de oración pero sí se ocupó de la zona del patio o sahn, que amplió de forma significativa y en su flanco norte, en el año 951, construyó el gran alminar, obra paradigmática de todo el Islam de Occidente. Además reforzó el muro de la sala de oración que comunicaba con el mencionado patio. Al-Hakam II será el responsable de la etapa más brillante y famosa de la mezquita, cuya sala de oración amplía nuevamente hacia el sur, por lo que una vez más es necesario derribar el muro de la alquibla anterior. Las obras transcurrieron principalmente en la década de los sesenta del siglo X, y la parte construida constituye la parte más rica y monumental de todo el edificio, en la que destacan las cúpulas y los celebérrimos mosaicos bizantinos empleados en la decoración. A partir del año 987, en tiempos del califa Hisham II o, mejor dicho, bajo el gobierno del dictador Almanzor, se da comienzo a la última y más grande ampliación del edificio. Debido a que ya no era posible avanzar el muro de alquibla hacia el sur por la proximidad del río Guadalquivir, se optó por agrandar toda la mezquita (sala de oración y patio) hacia el este, mediante la introducción de ocho nuevas naves. A pesar de la envergadura de los trabajos realizados, éstos resultan monótonos y repetitivos, y hallamos en ellos escasas novedades constructivas y ni mucho menos la riqueza de la etapa anterior.

14 ‘Abd al-Rahman I el Inmigrado   ‘Abd al-Rahman fue el primer emir omeya de al-Andalus. Llegó a la Península Ibérica en el año 755, donde pudo al fin establecerse. Había escapado en 750 de la matanza de su familia en Damasco por los partidarios de los abbasíes, los nuevos califas instalados en Bagdad. Cuando llegó aquí, el territorio estaba gobernado por delegados del califa de Oriente. Junto a la población local, aún mayoritariamente cristiana, estaban los componentes del ejército musulmán, árabes y beréberes. ‘Abd al-Rahman desembarcó en la costa granadina, y después de ganarse el favor de las tropas y vencer algunas resistencias, fue reconocido emir de al-Andalus. Córdoba era por entonces la capital y en su mezquita aljama, un edificio pequeño y modesto, la vieja basílica visigoda, fue reconocido por el pueblo como imán o guía religioso de la comunidad. El flamante emir omeya no podía, sin embargo, someterse a los califas abbasíes de Oriente, aquéllos que habían matado a su familia y le habían arrebatado el califato. Por eso se declaró emir independiente. El siguiente paso era construir su propio Estado y, cómo no, fundar una gran mezquita aljama en la capital, símbolo del renacimiento de su dinastía y lugar de oración de todos los musulmanes de Córdoba. La añoranza de Damasco siempre estará presente en las acciones de ‘Abd al-Rahman I, hasta el punto, cuentan las crónicas, de construir una almunia o residencia en el campo que llamó Rusafa, como la de Siria, y donde plantó una palmera para que le recordara su lejana tierra. Murió en 788, tras lo cual subió al trono su hijo Hisham I.

15 La Iglesia hispanovisigoda de San Vicente   Las fuentes escritas nos hablan de cómo los musulmanes al llegar a Córdoba en el siglo VIII, y antes de iniciarse las obras de la Gran Mezquita, compartieron con los cristianos el templo hispanovisigodo de San Vicente. Ello no fue algo extraordinario, ya que en ocasiones anteriores los árabes tomaron parte de las iglesias cristianas en sus conquistas para poder realizar en ellas sus rezos y plegarias; en un segundo momento tomarían la totalidad del edificio e iniciarían, si su espacio era insuficiente para las necesidades de la comunidad, la construcción de la mezquita. En el caso de España, la conquista posterior de al-Andalus por parte de los cristianos produjo la conversión de los oratorios musulmanes en iglesias, y con los años las antiguas fábricas, una vez más, serían renovadas por sus nuevos dueños, y sólo en casos excepcionales perduraron a lo largo de los siglos, siendo el caso de la Mezquita de Córdoba el ejemplo más sobresaliente.

16 Acarreo de materiales antiguos   Al iniciar nuestra visita a la Mezquita-Catedral de Córdoba, lógicamente por su parte más antigua, que es la de ‘Abd al-Rahman I, nos llamará la atención la desigualdad que existe entre los fustes de columnas, capiteles y otros elementos constructivos (cimacios y basas principalmente), y nos resultará muy difícil poder encontrar dos piezas iguales. Ello se debe a que se utilizó material de acarreo, es decir procedente de edificaciones de los siglos anteriores (I-VII), tanto romanas como hispanovisigodas. Una vez más no nos hallamos ante un hecho único, ya que fue muy común la utilización de piezas constructivas pertenecientes a arquitecturas antiguas en los nuevos edificios. Las grandiosas obras del mundo romano, presentes en toda la cuenca del Mediterráneo, se convirtieron en magníficas canteras durante siglos. La reutilización de sus ricos materiales no sólo debe estudiarse en un sentido estrictamente funcional, que sin duda existió, o como expresión del sometimiento de un territorio, ya que además dicha práctica fue considerada como símbolo de prestigio por todos los gobernantes,

17 Planta y alzados de la mezquita de ‘Abd al-Rahman I   La primera etapa de la construcción de la Mezquita de Córdoba, iniciada en 786 por ‘Abd al-Rahman I, finalizada por su hijo Hisham a finales del siglo VIII, va a tener una gran importancia ya que en ella se configuran las líneas maestras de lo que será el edificio en su totalidad. Presenta once naves, más ancha la central y más estrechas las extremas, perpendiculares al muro de la alquibla. Esta fórmula pudo ya contemplarse en la mezquita al-Aqsa de Jerusalén, a diferencia de la que estudiamos en la gran Mezquita de Damasco, donde las naves discurrían de forma paralela a la alquibla. Tal vez lo más interesante de todo el planteamiento fue la inteligente solución adoptada en la construcción de las arquerías, creadas con material de acarreo tomado de edificios romanos y visigodos, con la finalidad de alcanzar una altura considerable. Éstas se componen de esbeltas columnas completas (basa, fuste y capitel) sobre las que apoyan grandes pilares de sección cuadrada, rematados en su parte inferior por modillones de rollo, y por encima de ellos voltean arcos de medio punto que sirven de base a un muro en cuyo interior discurre el canalón del tejado.

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20 Ya que toda la estructura superaba los nueve metros de altura, fue necesario introducir arcos entre los pilares, a modo de tirante o entibo, para dotar de mayor estabilidad a todo el esquema. Estos arcos, de sección de herradura, son enjarjados, ya que comparten las dovelas de su inicio. Todos los arcos destacan por su bicromía, al alternarse dovelas de piedra con otras de ladrillo.

21 Toda esta fórmula constructiva se ha puesto en relación con cierto sistema de acueducto romano, y en especial con el emeritense de los Milagros (s. I), en los que altos pilares se unen y estabilizan con arcos de entibo, donde de nuevo se alternan dovelas de piedra y de ladrillo; además, las arquerías de la mezquita cordobesa en el fondo eran pequeños acueductos al discurrir sobre ellas los canalones del tejado. Pero existe una diferencia importante entre ambas estructuras. En el acueducto extremeño observamos cómo su sección disminuye con la altura, es decir, la parte superior es mucho más ligera que la inferior, lo cual está dentro de toda lógica constructiva.

22 En cambio todo da la vuelta en el edificio cordobés ya que la estructura se va haciendo más gruesa, maciza y pesada con la altura, con la intencionalidad de liberar, para el uso de los fieles, el máximo suelo posible del oratorio. Frente a la racionalidad constructiva del acueducto romano de Mérida, en Córdoba el arquitecto crea un esquema muy atrevido e incluso a simple vista arriesgado, pero acertado, puesto que ha superado los mil años de vida. Si por una parte vemos la romanidad (arcos de entibo, bicromía), por otra el esquema musulmán no puede ser más anticlásico, ya que difícilmente veremos algo similar en la arquitectura de la Antigüedad.

23 Puerta de San Sebastián, comúnmente conocida como de San Esteban o de los Visires   Es la más antigua de la Mezquita de Córdoba, ya que se sitúa en la fachada occidental de la primera etapa constructiva del edificio y, además, constituye la primera portada conocida de la arquitectura andalusí. Aunque debió ser construida en el siglo VIII por ‘Abd al-Rahman I, fue restaurada en el siglo IX (855-56) por Muhammad I, tal y como indica la inscripción que aún se encuentra en la misma puerta, por cierto la más antigua de las de este tipo conservadas en toda España. Aunque presenta un precario estado de conservación, todavía se puede observar su organización en tres calles divididas en dos cuerpos. En la central se halla el vano de acceso al oratorio, compuesto por un arco adintelado sobre el que voltea un arco de herradura provisto de alfiz, y en el que alternan dovelas decoradas de piedra con otras de ladrillo. En el cuerpo superior se disponen tres arquillos ciegos y un tejaroz, sobre modillones de rollo, que se corona con merlones escalonados, similares a los que aparecen en el resto del edificio. En las calles laterales observamos un vano ciego en el piso inferior, y por encima se puede aún percibir un arco de herradura que cobija una preciosa celosía de mármol. En ambos cuerpos todavía se adivina la rica decoración vegetal, en muy mal estado, que exornaba todo el conjunto.

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25 Ampliación de ‘Abd al-Rahman II   ‘Abd al-Rahman II ( ) decide construir la primera ampliación de la mezquita aljama de Córdoba. Aunque intervino en la obra de su bisabuelo ‘Abd al-Rahman I mediante la introducción de naves laterales en alto destinadas al rezo de las mujeres ante el crecimiento poblacional que había experimentado la ciudad, finalmente se vio que el tamaño de la mezquita era insuficiente para toda la población cordobesa y decidió aumentar el espacio de oración. La solución adoptada fue la de derribar el primitivo muro de la alquibla, perteneciente a la construcción del siglo anterior, y continuar las arquerías y las naves anteriores hacia el sur en una longitud de 26 metros aproximadamente. El esquema constructivo ejecutado fue similar al que ya se realizó en la primera parte del edificio, es decir, la utilización de columnas sobre las que apoyaban pilares y arcos de medio punto, y entre ellos se introdujeron los arcos de tirante o entibo de herradura, para dar mayor estabilidad a toda la estructura. Igualmente asistimos a la utilización de material de acarreo (fustes de columnas, capiteles, cimacios) tomado de edificios anteriores (siglos I-VII) romanos e hispanovisigodos, y las columnas de mayor belleza fueron reservadas para la zona más noble, es decir la que precede al mihrab. Las obras fueron a buen ritmo y el nuevo edificio con su mihrab concluido pudo ser inaugurado durante la jutba o discurso del viernes, el día 12 de octubre del año 848. El hijo de ‘Abd al-Rahman II, Muhammad I, fue el encargado de rematar el proyecto de su padre, finalizó la decoración y restauró partes de la mezquita antigua, y en especial la famosa Puerta de San Esteban, de los Visires o de San Sebastián, como también es conocida, tal como evidencia la inscripción cúfica que aún se conserva en su tímpano, donde se alude al año de 855/56.

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27 La ampliación de Abderramán II

28 Trabajos de ‘Abd al-Rahman III   En 929 ‘Abd al-Rahman III fue nombrado califa en la mezquita aljama de Córdoba, diecisiete años más tarde de acceder al trono. Mediante esta proclamación como máxima autoridad religiosa y política se equiparaba a los califas abbasí de Bagdad y fatimi de Qayrawan. El primer califa de Córdoba estuvo muy preocupado por el mundo de la arquitectura, pero sus mayores esfuerzos fueron dirigidos a la ciudad palatina de Madinat al-Zahra fundada por él entre 936 y 940. A pesar de ello también fue importante su intervención en la mezquita aljama de Córdoba, especialmente en el patio. Debido a la ampliación de ‘Abd al-Rahman II, la sala de oración quedó muy desproporcionada respecto al antiguo patio del siglo VIII, proyectado para la primera mezquita. Se procedió a derribar parte del mismo para continuarlo hacia el norte, por lo que se tuvo que tirar el antiguo alminar de Hisham I; además fue necesario reforzar el muro de entrada de la propia sala de oración desde el patio, ya que peligraba su estabilidad ante el empuje de las arquerías de su interior.

29 La obra más emblemática de‘Abd al-Rahman III fue la construcción del gran alminar, que superaba los cuarenta metros de altura, en el flanco norte del mencionado patio en el año Todavía se conserva en parte, dentro de la estructura del campanario, realizado en los últimos años del siglo XVI por Hernán Ruiz, y puede contemplarse tras el hueco de las campanas al estar pintado de rojo intenso. Se articula mediante la unión de dos escaleras que se desarrollan cada una en torno a su machón central; una servía para subir y otra para bajar, por lo que nunca se encontrarían dos personas en sentido contrario. Hoy conocemos muy bien cómo era, no sólo por conservarse en parte sino por las imágenes antiguas que tenemos de él en escudos, sellos, dibujos, etcétera, y el minucioso estudio realizado por don Félix Hernández. Respecto a su alzado presentaba dos cuerpos, provistos de arcos de herradura en todos sus lados, y en su parte superior se hallaría el yamur o las tres manzanas típicas que se repiten en tantos y tantos alminares.

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32 Al-Hakam II ( ) Al-Hakam era una persona erudita y amante de los libros. Su biblioteca fue una de las mayores conocidas en la Edad Media. Durante la construcción de la ciudad palacio de Madinat al-Zahra’, comenzada por su padre, el todavía príncipe se encargó de dirigir los trabajos. Después, siguiendo el programa constructivo de aquél, que había levantado un nuevo alminar y ensanchado el patio, al-Hakam, ya como califa, emprendió una nueva ampliación de la mezquita aljama de Córdoba. Para ello reunió a los arquitectos cordobeses y fue con ellos hasta la mezquita para trazar los detalles de la construcción. Dicen los cronistas que algunos alfaquíes pidieron que se aprovecharan las obras para corregir la orientación de la alquibla, demasiado al sur. Las gentes de Córdoba se opusieron porque aquello significaba romper con la tradición, así que al-Hakam respetó la dirección de la venerada mezquita de ‘Abd al-Rahman I. Cuentan igualmente esos textos que, una vez acabada la ampliación, las gentes de Córdoba, al ver tanta riqueza, se negaron a entrar en ella a rezar. Sospechaban que se había utilizado dinero de procedencia ilícita en su construcción. Al-Hakam tuvo que jurarles junto a la alquibla que sólo había usado el quinto del botín tomado a los cristianos, como habían hecho sus predecesores. Para el mantenimiento del edificio, el califa hizo también numerosas donaciones.

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34 La ampliación de al-Hakam II   En la década de los sesenta del siglo X, al-Hakam II ( ) realiza la ampliación más importante de la Mezquita de Córdoba, la más cantada por cronistas y poetas. A él debemos la construcción de la zona más rica, e internacionalmente conocida, de la aljama cordobesa. Seguramente no exageraremos al afirmar que al entrar en esta parte del edificio contemplaremos las imágenes más famosas de la arquitectura medieval española, sólo comparables a las que nos ofrecerá cuatro siglos más tarde la Alhambra de Granada y en especial su Patio de los Leones

35 Al-Hakam II siguió el mismo planteamiento realizado por ‘Abd al-Rahman II en el siglo IX para aumentar el edificio, ya que derribó el anterior muro de la alquibla y alargó hacia el sur las naves en casi cuarenta metros. Aunque básicamente se observa la misma estructura de las arquerías ya existentes, serán muchas las novedades introducidas. Llamará la atención la utilización de grandes pantallas de arcos entrecruzados, que constituyen verdaderos muros colgados que funcionan como soporte de las cúpulas erigidas en las partes más nobles de la ampliación. Destaca sobremanera la riqueza decorativa de toda esta parte del edificio, por la decoración vegetal, geométrica y epigráfica que aparece en arcos, zócalos e impostas, por el empleo de ricos mosaicos bizantinos que exornan toda la zona del mihrab, por la utilización de arcos polilobulados, por el uso de la pintura decorativa, por la exuberancia ornamental de la techumbre de madera, de la que se encontraron piezas originales y que, aunque renovada, repite los modelos antiguos, ya que se encontraron partes originales, etcétera. Especial protagonismo adquieren las cúpulas de arcos entrecruzados en la ampliación de al-Hakam II, cuya introducción no cabe duda de que va más allá de lo puramente decorativo, ya que siempre aparecen en ámbitos vinculados con lo sagrado y el poder.

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37 La cúpula del Mirab

38 El mihrab   La zona del mihrab es la más emblemática de la ampliación de al-Hakam II. Lógicamente dada su importancia simbólica debe ser la zona más rica de toda la mezquita. Desde este punto se dirige la oración y frente a él se dispone la macsura o lugar reservado al califa y su séquito. Además, junto al mihrab se encuentra la Sala del Tesoro o Bayt al-mal, la puerta del sabat o pasadizo que comunica con el alcázar califal y, por supuesto, el almimbar o púlpito desde el cual se realizará la jutba, o sermón del viernes, a la comunidad. La fachada del mihrab y la cúpula que le precede al mihrab constituyen la parte más preciosa del edificio, ante la exuberancia ornamental que aquí se concentra, gracias al espectacular despliegue de mosaicos, cerámica, celosías, placas de mármol talladas con máxima exquisitez, pantallas de arcos entrecruzados, pinturas, etcétera. A esto hay que sumar la alternancia cromática de los soportes y la delicada talla de los elementos arquitectónicos (pilastras, capiteles, arcos, cornisas, impostas o molduras). En cuanto a los motivos más repetidos, están las bellas inscripciones, los motivos vegetales —más o menos naturalistas, más o menos abstractos—, así como las diferentes composiciones geométricas.

39 El emperador bizantino Cicéforo Focas envió este mosaico (musivario bizantino) como regalo al Al-Hakam II. Es una pasta de vidrio y oro Embocadura del Mirab

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46 La macsura   Este espacio reservado al califa suele encontrarse junto al mihrab y el almimbar de la mezquita. Se trata de un elemento que no existía en la casa del Profeta en Medina. Fue introducido por los califas omeyas en Oriente hacia comienzos del siglo VIII y su función principal era aislar al soberano del resto de los fieles y protegerle de posibles atentados. Al principio era tan sólo un recinto de madera, pero a menudo encontramos que en esa parte de la mezquita, la más importante por situarse junto al mihrab y por estar asociada al príncipe, se construía una gran cúpula.

47 El almimbar   A la derecha del mihrab, entre éste y la puerta del sabat o pasadizo que comunicaba con el palacio, y junto a ella hubo también una puerta estrecha y alta, hoy tapiada y oculta al exterior, que servía para guardar el almimbar o púlpito que utilizaba el jatib o el califa para pronunciar la jutba o sermón del viernes. Estos se colocaban en la penúltima grada ya que la más alta nunca era utilizada en honor y en recuerdo al Profeta.

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49 Las cúpulas en la ampliación de al-Hakam II   Las cúpulas constituyen una de las características más importantes de la ampliación de al-Hakam II, ya que no se vieron ni en las etapas anteriores ni en la posterior realizada por Almanzor, y todavía hoy sigue siendo una duda si realmente existieron en otras construcciones califales. Desde la más remota antigüedad, la cúpula se ha vinculado siempre con lo celeste, lo sagrado y lo divino y, por supuesto, con el poder, al relacionarse con la figura geométrica del círculo, que no tiene ni principio ni final, al igual que Dios. El propio arte islámico desde sus comienzos dio un gran protagonismo a la cúpula en sus construcciones tanto civiles como religiosas. El primer santuario del Islam, la celebérrima Cúpula de la Roca, es eso mismo, un gran edificio que gira en torno a la cúpula que le da nombre. La Mezquita Omeya de Damasco o la de al-Aqsa de Jerusalén también cuentan con una importante cúpula en su sala de oración. Los palacios tuvieron asimismo las suyas y en ocasiones eran pintadas de verde, para ponerlas en relación con el Paraíso, tan anhelado por todos los fieles. Sin duda su utilización debe vincularse con las edificaciones del imperio romano, y en especial con las obras bizantinas en las que la cúpula siempre ocupó un lugar muy destacado.

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51 Los mosaicos

52 La caligrafía

53 El artesonado

54 Celosías para iluminar durante el día
Lámparas para iluminar de noche

55 Ampliación de Almanzor
La gran población que alcanzó la ciudad de Córdoba a finales del siglo X hizo necesario que se iniciase una nueva ampliación del edificio, a pesar de que las obras de al-Hakam II se habían realizado pocas décadas antes. Si hasta ahora lo normal fue derribar siempre el muro de alquibla para ampliar las once naves del templo hacia el sur, esta fórmula ya no era posible ante el desnivel del terreno y la cercanía del lecho del río Guadalquivir, por lo que fue necesario buscar otra solución; afortunadamente gracias a ello la gran obra de al-Hakam II se ha conservado. Hacia el lado occidental no podía crecer el edificio pues junto a la vía pública se hallaba el palacio califal y en su parte norte se encontraba el patio, por lo que finalmente sólo quedó la opción de aumentar el edificio hacia el este, a pesar de encontrarse allí casas y calles. Las fuentes escritas nos hablan de todo ello e incluso relatan preciosas anécdotas. Por ejemplo, entre las múltiples casas que hubo que expropiar, el cronista del siglo XII, Ibn Bashkuwal, haciéndose eco de la obra de Ibn Hayyan, relata cómo una señora se negó a dejar su vivienda hasta que se le diera otra que tuviese en su patio una palmera, al igual que la suya, condición a la que finalmente accedió Almanzor. Las obras de ampliación tuvieron lugar a lo largo de la última década del siglo X y consistieron en añadir ocho naves al este de la sala de oración, en toda su longitud, así como en aumentar en igual anchura el patio. Aunque se trata de la etapa más amplia realizada en la mezquita aljama cordobesa, artísticamente no tiene un valor especial frente a los episodios constructivos anteriores, ya que técnicamente se repite el mismo tipo de arquerías. A diferencia de lo ocurrido en la gran obra de al-Hakam II, tampoco hubo aquí especial cuidado en introducir materiales ricos u otros detalles preciosistas.

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57 La fachada oriental de la ampliación de Almanzor   La fachada oriental de la Mezquita de Córdoba, perteneciente toda ella a la ampliación realizada por Almanzor en la última década del siglo X, es la más majestuosa de todo el edificio por la monumentalidad de sus siete portadas. Ante el mal estado de conservación en que se encontraban fueron restauradas, salvo las dos más meridionales, por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco a principios del siglo XX; intervención que ha sido muy discutida por la crítica moderna ante las grandes zonas que tuvieron que ser rehechas.

58 Líneas generales de las reformas cristianas tras la conquista de la ciudad en 1236   Aunque Córdoba estuvo en manos cristianas esporádicamente con Alfonso VII, que entró en la ciudad en 1146, será a partir de su reconquista definitiva en 1236, por Fernando III, cuando el edificio inicie su transformación. Su utilización como templo cristiano posibilitó su conservación, la cual se vio favorecida por la sensibilidad que mostró el cabildo por preservar el edificio en ciertos momentos en los que corrió peligro su integridad. Se fundaron multitud de capillas y altares por todo el interior de la «Mezquita-Catedral», principalmente por los laterales de la antigua sala de oración. Algunas fueron muy importantes como la de San Clemente, que fue creada junto al muro meridional de la ampliación de Almanzor, utilizada como Capilla Real y hoy como museo, la de San Pedro que fue fundada donde el mihrab de al-Hakam II, la de San Bartolomé en cuyo interior se hallan los restos del famoso escritor Luis de Góngora, la del Sagrario, la del Espíritu Santo, la de la Conversión de San Pablo, etcétera. Cada una de ellas, a lo largo de los siglos, fue mudando y ocultando el antiguo espacio omeya mediante multitud de verjas, pinturas, cuadros, retablos, esculturas y otros tesoros.

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60 La mezquita cristiana

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62 IMÁGENES DE LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

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67 LA CIUDAD PALATINA DE MEDINA AZAHARA
Cuenta la leyenda que la esposa favorita del califa Abd al-Rahman III sugirió construir una ciudad hermosa al pie de Sierra Morena. Aquella mujer se llamaba Zahra, que en árabe significa La Flor, y en su honor se levantó una espléndida urbe: Madinat al-Zahra o Medina Azahara... La ciudad de la Flor del Azahar. Nada más entrar en el recinto, un mirador deja ver a lo lejos Córdoba, que guardó este secreto en la ladera de la Sierra de la Novia, Chábal al-Arus, hasta finales del siglo XIX. Medina Azahara se atreve a mirar con altivez a su capital puesto que la belleza, la grandeza y el poder que rezuman sus restos envuelven al visitante de tal manera que es capaz de reconstruir con facilidad sus muros y techos, olvidándose momentáneamente de la cercana Ciudad de los Califas.

68 Cuando 'Abd ar-Rahmán III proclamó el califato, en el año 929, la dinastía de los omeyas de al-Andalus había alcanzado el punto culminante de su poder. El califato quiso dejar patente su nuevo rango construyendo la ciudad palaciega de Medina Azahara ( ), situada a solo 13 kilómetros al noroeste de Córdoba, que convirtió en sede administrativa y gubernamental de su reino. Los trabajos de construcción de Medina Azahara progresaron rápidamente, pues, 'Abd ar-Rahmán III invirtió en ellos un tercio de todos los ingresos del Estado, con o que impulsó el proyecto de construcción más grande y ambicioso de su tiempo, que no fue superado en los siglo sucesivos.         La ciudad palaciega aprovechó su situación en una pendiente parecida a una terraza a los pies de Sierra Morena. Según al-Idrisi, un viajero cultivado que visitó las ruinas de la ciudad palaciega en el siglo XII, Medina Azahara se asentaba sobre tres terrazas. En el lugar más alto estaba el palacio del califa, que destacaba respecto a los otros palacios por su ubicación aislada. El palacio simboliza de manera impresionante el poder del califa, que desde este lugar podía mirar más allá de la ciudad y de los límites de su territorio. Se supone que este palacio es uno de los primeros edificios que se construyeron en Medina Azahara. En la terraza media había edificios del gobierno y palacios, así como las salas de recepciones y las viviendas de funcionarios importantes. Entre la terraza media y la inferior se encontraba la mezquita, sobre una colina artificial que unía la zona cortesana de la terraza media con la zona de sencillas viviendas de la terraza inferior. En el año 941 se pudo celebrar en la mezquita el primer salat ÿumu'a del viernes, ya que al parecer la mezquita fue construida en tan solo 48 días por un millar d trabajadores. En el año 945 se ha documentado una primera recepción grandiosa en la ciudad palaciega, y poco tiempo después el califa debió de trasladar allí su casa real y su ceca. La supervisión de los trabajos de construcción de Medina Azahara le fue encargada más tarde, todavía en vida del califa, a su hijo y sucesor al-Hakam II.

69 Plano de Medina Azahara

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79 Imágenes de Medina Azahara

80 Medina Azahara o Madinat al-Zahra ("la ciudad de Zahra") es una ciudad palatina o áulica mandada edificar por Abderramán III (Abd al-Rahman III, al-Nasir) a unos 5 km en las afueras de Córdoba en dirección oeste. Los principales motivos de su construcción son de índole político-ideológica: la dignidad de califa exige la fundación de una nueva ciudad, símbolo de su poder, a imitación de otros califatos orientales y sobre todo, para mostrar su superioridad sobre sus grandes enemigos, los fatimíes de Ifriqiyya, la zona norte del continente africano. Además de oponentes políticos, lo eran también en lo religioso, ya que los fatimíes, chiíes, eran enemigos de los omeyas, mayoritariamente de la rama islámica suní. Las obras comenzaron en 936, a cargo del maestro alarife Maslama ben Abdallah. En el 945 se produce el traslado de la corte a esta ciudad, que en esos momentos cuenta con la mezquita Aljama (941), aunque la ceca o casa de la moneda no se traslada hasta No obstante, las obras se prolongan hasta el reinado de Alhakén II, lo que explica las similitudes estilísticas entre esta ciudad y la ampliación de la mezquita de Córdoba llevadas a cabo por este hijo y sucesor de Al-Nasir. Se ubica en las faldas de Sierra Morena, al pie de la montaña Yebel al-Arus ('Monte de la Desposada') y en contacto con el valle del Guadalquivir. La topografía en pendiente de este lugar explica su disposición en terrazas o niveles, el primero de los cuales corresponde a la zona residencial del califa, seguido por la zona oficial (casa de los visires, cuerpo de guardia, salón rico, dependencias administrativas, jardines...) para finalmente albergar a la ciudad propiamente dicha (viviendas, artesanos...) y la mezquita Aljama, separadas de las dos terrazas anteriores por otra muralla específica para aislar el conjunto palatino. Frente a la idea laberíntica y caótica característica del urbanismo musulmán, Medina Azahara presenta una planta rectangular de aproximadamente 1500 metros por 750 con trazado ortogonal y una red de alcantarillas y abastecimiento de agua perfectamente planificada. Está considerada la mayor superficie urbana construida de una sola vez en el Mediterráneo.

81 Salón Rico o salón de Abderramán III
Actualmente solo se ha excavado un 10% de su superficie total, entre la que destaca el salón rico o salón de Abderramán III, utilizado para la recepción de embajadas importantes, así como para celebrar las fiestas anuales de ruptura del ayuno y de los sacrificios, que tuvieron lugar en Medina Azahara entre los años 971 a 976. El Salón Rico fue mandado a construir entre los años 953 y 957 por Abderramán III , como así atestiguan las inscripciones epigráficas aparecidas en basas y pilastras en su interior; tiene planta basilical de tres naves longitudinales con otra transversal en su entrada que actúa de pórtico. Este salón está decorado con relieves de ataurique en mármol en sus zócalos, seguido por relieves de distintos motivos hasta la típica cubierta de artesonado de madera. Sus columnas alternan los fustes de mármol rosa y azul, rematados por cimacios y los típicos capiteles de avispero califales, desde los que arrancan los característicos arcos de herradura, en los que se da la alternancia de dovelas.; es aquí donde se formalizan las características del arco de herradura califal, dónde el alfiz aparece como envoltorio protector del propio arco. Sobre éstos se apoya el friso corrido en contacto con la techumbre de madera. Destaca de todo el conjunto una serie de tableros, cuyo tema único es el árbol de la vida. Constituye la pieza maestra del conjunto arquitectónico que incluye el Jardín Alto. Ambos, el Salón y Jardín, forman parte de una misma concepción con fuerte simbolismo religioso y político, que tiene por objeto la magnificación del califa. A oriente del Salón, y conectadas con el mismo, se construyeron un conjunto de habitaciones pavimentadas en mármol blanco, así como el llamado “patio de la pila”, que forma parte de las estancias previas a un baño de reducidas proporciones.

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84 La mezquita En la terraza inferior se sitúa la mezquita aljama. De plata rectangular, aparece orientada hacia el sureste y sus elementos básicos (patio, sala de oración y alminar) se organizan según el esquema característico del occidente islámico. La sala de oración es de planta basilical, con cinco naves separadas por arquerías de herradura. Al noroeste se levanta el alminar, de planta cuadrada al exterior pero octogonal al interior. En el lateral oriental del Jardín Alto, un pasadizo cubierto (sabat) permitía al califa desplazarse hasta su interior, salvando el desnivel de la calle con un puente del que solo restan sus arranques; así penetraba en la mezquita a través de la doble quibla que daba a la maqsura, construida a base de barro cocido. El resto del suelo de la sala de oración estaba cubierto con esteras de esparto, algunos de cuyos restos aparecieron en la excavación. El exterior de la mezquita presentaría muros lisos con contrafuertes coronados por almenas dentadas, centrándose su decoración en las puertas. Se construyeron una serie de habitaciones frente a la fachada principal de la mezquita, que tanto por la distribución y emplazamiento, se pueden identificar como una casa de limosna (dar al-sadaka). A pesar de la riqueza y solidez de los materiales empleados, Medina Azahara no llegó a sobrevivir ni siquiera un siglo tras su construcción, pues fue destruida y saqueada en el 1010, como consecuencia de la guerra civil (o fitna) que puso fin al califato de Córdoba. Su saqueo y desmantelamiento prosiguió en siglos sucesivos, pues fue utilizada como «cantera artificial» para la construcción de otras edificaciones posteriores.

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