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7 LA VIDA EN CRISTO Unidad El cristianismo no es un moralismo

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Presentación del tema: "7 LA VIDA EN CRISTO Unidad El cristianismo no es un moralismo"— Transcripción de la presentación:

1 7 LA VIDA EN CRISTO Unidad El cristianismo no es un moralismo
2. El hombre, ser moral 3. Saber lo que está bien… y hacerlo 4. No tengan miedo a ser santos

2 EL CRISTIANISMO NO ES UN MORALISMO
RELIGIÓN CATÓLICA LA VIDA EN CRISTO 7 1. EL CRISTIANISMO NO ES UN MORALISMO El cristianismo nace del encuentro personal con Cristo, no de una decisión ética o de una gran idea. Es una Buena Nueva porque anuncia que el amor de Dios es capaz de transformar nuestra vida. La herejía pelagiana Afirma que el hombre es capaz de guardar por sí mismo la Ley moral, sin el auxilio de la gracia divina. Reduce el cristianismo a un contrato moral con Dios. Convierte a Jesucristo en un mero ejemplo a seguir. Olvida la limitación de la criatura y la herida causada por el pecado original. El hombre no es bueno por amar a Dios, sino que es Dios quien, al amarnos, nos hace buenos. La moralidad no tiene que ver tanto con normas de conducta, como con el hecho de que nuestras acciones van forjando nuestra personalidad.

3 ¿Dónde reside la felicidad?
RELIGIÓN CATÓLICA LA VIDA EN CRISTO 7 2. EL HOMBRE, SER MORAL 2.1. El misterio de la libertad 2.2. La búsqueda de la felicidad El hombre es el único ser que tiene la capacidad de conducirse a sí mismo. El hombre busca por naturaleza la felicidad. Actos del hombre ¿Dónde reside la felicidad? Son aquellas acciones que realizamos inconsciente e involuntariamente. A esta pregunta se ofrecen diversas respuestas. Pero no todas ellas son acertadas. Es la pregunta del joven rico a Jesús. La felicidad es más que un estado subjetivo de bienestar. Consiste en lograr una vida plena. Actos humanos Son aquellas acciones en las que intervienen la razón y la voluntad. Implican responsabilidad.

4 RELIGIÓN CATÓLICA LA VIDA EN CRISTO 7 2.3. El Decálogo Cada vez que usamos mal la libertad empeoramos el mundo y nos malogramos a nosotros mismos. Por es,o es muy importante reconocer los principios morales que nos ayudan a distinguir el bien del mal. Si conocemos el modo de ser del hombre, podremos deducir estos principios, que por brotar de la naturaleza humana se denominan Ley natural. La Ley natural Pecar no es contravenir una norma, sino actuar contra la verdad de sí mismo y contra el proyecto de Dios para cada uno de nosotros. Sus principios están impresos en nuestro corazón, y podemos descubrirlos mediante la razón. Para ayudarnos a percibirlos con mayor claridad, Dios expresó el contenido de la Ley natural en el Decálogo. Los diez Mandamientos no limitan nuestra libertad, sino que le permiten elevarse hacia una vida plena.

5 SABER LO QUE ESTÁ BIEN… Y HACERLO
RELIGIÓN CATÓLICA LA VIDA EN CRISTO 7 3. SABER LO QUE ESTÁ BIEN… Y HACERLO 3.1. El aguijón de la muerte Conocer la Ley no basta para conducirnos bien. Aunque sepamos lo que está bien, no siempre somos capaces de hacerlo. Junto con la aspiración al bien, hay en nuestro interior una fuerza que nos empuja hacia el mal. La causa de esta división interior es el pecado original. La razón Está herida por la ignorancia, que nos lleva a confundir el mal con el bien. La voluntad Está infectada por deseos de ser el centro de la realidad y de dominar. La afectividad Tiende hacia el agrado y la comodidad, aunque en ciertas ocasiones nos perjudique. Nuestra naturaleza no está totalmente corrompida, pero necesita ser sanada por la gracia divina.

6 3.2. La fuerza de las pasiones
RELIGIÓN CATÓLICA LA VIDA EN CRISTO 7 3.2. La fuerza de las pasiones A pesar de las tendencias dispares que sentimos dentro de nosotros, seguimos siendo libres en nuestro actuar. Las pasiones pueden dificultar obrar bien de dos modos: La moralidad no consiste en reprimir las pasiones, sino en integrarlas en la unidad de la persona y orientarlas hacia el bien. Produciendo propensión hacia lo placentero. Produciendo aversión hacia lo arduo. Por eso, la vida cristiana es un combate, con caídas y conversiones continuas. Nuestras acciones generan en nosotros hábitos, que pueden ser buenos (virtudes) o malos (vicios). Afectividad Facilita la vivencia del propio yo. Brota de nuestro modo de ser.

7 7 3.3. Las virtudes morales ACTOS HUMANOS Dejan huella en el mundo
RELIGIÓN CATÓLICA LA VIDA EN CRISTO 7 3.3. Las virtudes morales ACTOS HUMANOS Dejan huella en el mundo Dejan huella en nosotros Hábitos Vicios Virtudes Las virtudes fortalecen la voluntad para el bien. Las virtudes cardinales son aquellas que están en la raíz de todas las demás virtudes. Son cuatro: Capacidad de aplicar los principios morales a las situaciones concretas. Prudencia Disposición a dar a cada uno lo que es suyo. Justicia Nos ayuda a superar las dificultades que implica realizar el bien. Fortaleza Nos permite evitar que la tendencia al placer dirija nuestra vida. Templanza

8 NO TENGAN MIEDO A SER SANTOS
RELIGIÓN CATÓLICA LA VIDA EN CRISTO 7 4. NO TENGAN MIEDO A SER SANTOS 4.1. La plenitud está en el amor La adquisición de las virtudes morales no es lo que nos convierte en personas realizadas y plenas. Dios no quiere que seamos «buenos chicos», sino algo más profundo: que seamos santos. La santidad es el estado de felicidad colmada que brota del amor a Dios y a los demás. Este amor consiste en la entrega de sí mismo por el bien del otro. La perfección del amor es mucho más que un perfeccionamiento moral. Requiere nacer de nuevo de la mano de Dios. De este modo, participamos en la plenitud de la vida de Dios.

9 Los dones del Espíritu Santo
RELIGIÓN CATÓLICA LA VIDA EN CRISTO 7 4.2. Las virtudes teologales 4.3. La acción del Espíritu Santo Son aquellas que Dios infunde en el alma. A las virtudes teologales acompañan a los dones del Espíritu Santo. Nos hace anhelar la felicidad que solo Dios nos puede conceder, con la seguridad de que Él es poderoso y fiel para cumplir sus promesas. Esperanza Los dones del Espíritu Santo Nos hacen dóciles a las inspiraciones de este mismo Espíritu. Nos ayudan a vivir según la voluntad de Dios. Sus frutos son el amor, la alegría y la paz. Es la virtud que da vida a las demás virtudes. No es fruto de nuestro esfuerzo, sino un don de Dios. Caridad Los dones del Espíritu Santo son siete: Sabiduría. Entendimiento. Consejo. Fortaleza. Ciencia. Piedad. Temor de Dios. Por ella nos abrimos confiadamente a la acción de Dios en nosotros, poniéndonos en sus manos. Fe


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