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1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source.

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Presentación del tema: "1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source."— Transcripción de la presentación:

1 1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo espiritualidad.sanpablo@gmail.com Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source de Vie, Toulouse HACIA EL DOMINGO 3º DEL ADVIENTO Para Orar Cada Día el Evangelio del Domingo Próximo Del Lunes 9 al Domingo 15 de diciembre de 2013  Hacia el Domingo 3º del Adviento  Orar en el Corazón del Mundo:  Una manera de orar para alimentar la esperanza 3/4  Orar en la Casa: Los colores de la Navidad en Paraguay Hacia el Domingo 3º del Adviento Evangelio de Jesucristo según san Mateo Capítulo 11, versículos 2 al 11 “Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?». Jesús les respondió: «Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!». Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: «¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. Él es aquel de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino". Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.

2 5 76 4 M AR 10L UN 9 J UE 12 “Los ciegos ven… los muertos resucitan”. Oh, cómo nos gustaría oír y ver todo esto. Si escucho este pasaje en eco a las narraciones de sanación del Evangelio, puedo entusiasmarme. Pero hoy, ¿cómo ver esta buena noticia en acción? Señor, concédeme los ojos para ver tu acción aquí y ahora… Abre mis oídos a todo lo que me habla de ti en este momento. Estar encerrado Dios está cerca “¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!”. Esta frase no es fácil de entender, pero puede ayudarnos a crecer en la fe. Jesús está muy consciente de las interrogantes que puede suscitar. Si para Juan Bautista, el más grande entre los hombres, no es fácil aceptar la manera de actuar de Dios en Jesús, cuánto más puede no serlo para nosotros. Jesús reconoce que podemos equivocarnos al verlo actuar o al interpretar los signos del Reino. Como Juan, podemos tener dudas: “¿eres tú el que ha de venir?”. Como Juan, podemos vernos tentados a volvernos hacia otros salvadores: “¿debemos esperar a otro?”. Expongo al Señor todo lo que puede hacerme tropezar al seguirlo Esperar lo desconocido El día de hoy es la fiesta de la Inmaculada Concepción: una mujer que esperaba, tranquilamente, sin dejarse distraer por los ruidos del ambiente. Su actitud es sabia, llena de piedad: ella ignora la forma que tomará la venida de aquel al que espera. También, cuando el ángel del Señor le revela que dará a luz al Hijo de Dios, ella responde de inmediato “sí” y deja que se cumpla en ella la venida de Dios que quiere hacerse hombre. María, enséñame a esperar lo que no conozco todavía, a estar abierto al Espíritu del Señor que promete un don inusitado. Incluso en su prisión, Juan Bautista no pierde de vista lo esencial: sigue buscando al Mesías. Puedo imaginar su situación: para él, las perspectivas no son color de rosa, va a morir ahí. Y yo, ¿cuáles son mis prisiones? ¿Cómo puedo encontrar la fuerza de seguir buscando a Dios a pesar de mis encierros? Caer M IÉ 11

3 9 1110 V IE 13 Orar en el Corazón del Mundo con el Papa Francisco D OM 15 8 ¡Preparar! S ÁB 14 Jesús reconoce la importancia de la acción de Juan: “Preparar los caminos del Señor”. El Señor no deja de venir a nosotros, entonces cómo me asocio a la tarea del Bautista? El deseo de conversión y de esfuerzo está bien anclado en nuestros hábitos de cuaresma. ¿Cómo aprovechar el Adviento para preparar los caminos del Señor, es decir, para recibir con los demás a aquel que viene y, sobre todo, aprender con ellos a dejarlo venir? Entonces el Adviento ya no será solamente una preparación individual para festejar la Navidad. “El más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que Juan el Bautista”. Esta última frase del evangelio del domingo hace explotar todas las categorías con las que Jesús acaba de hablar de Juan. Por poco, volvería inoperante e inútil todo lo que se ha dicho de él… Si Jesús no quiere dejarnos con una interrogante sobre la grandeza es, en una sola frase, para abrirnos ante un mundo nuevo. Mejor que todas las sanaciones, mejor que los profetas: se nos promete el Reino. Con Jesús, el Reino ya está abierto e incluso la dignidad de Juan nos es accesible. Atrevámonos este domingo a mirarnos a nosotros mismos y a nuestros hermanos y hermanas recordando que estamos ya en el Reino de los Cielos. Orar al centro del mundo con el Papa Francisco Oremos para que los niños víctimas del abandono y de cualquier forma de violencia puedan encontrar el amor y la protección que necesitan. Jesús cuestiona la actitud de los hombres y mujeres de su tiempo: “¿Qué fueron a ver al desierto?”. Y a mí, ¿qué me fascina al grado de precipitarme para ir a su encuentro? Y ¿qué me atrae a ello? ¿Su riqueza, su palabra?, ¿su agitación, su silencio? Jesús puede ayudarme a discernir si hago bien en seguirlos, a comprender si y en qué estos hombres y mujeres han sido profetas en mi vida. ¿Correr? El Reino es ahora

4 13 1514 ORAR EN LA CASA 12 O RAR EN LA CASA Los colores de Navidad en Paraguay (Testimonio) Fue una Navidad muy divertida. No había ni noche helada, ni vino caliente con canela, ni pino, ni nieve, ni regalos… porque comenzó en prisión, en el infierno de Tacumbu. Nunca había visto condiciones de vida tan indignas de la persona humana. Sin embargo, aquí, siguen sobreviviendo migajas de humanidad. Entonces, fue una Navidad sin adornos, donde solo queda lo esencial, humilde y depurado: el compartir, la inocencia, la esperanza que se ofrece a los más vulnerables, la alegría simple que surge en medio de las tinieblas. Al salir de Tacumbu, fue bueno ir al encuentro de la ligereza y hospitalidad de Banado Sur, barrio marginal de Asunción donde vivo: todo el mundo en las calles, fuegos artificiales, saludos sin moderación, baile… y todo esto hasta la medianoche, hora de reunirse en familia para compartir la cena de Navidad, a base de asado y de yuca, alimento cotidiano y clásico. De casa en casa, de cumbia en cumbia, de cerveza en cerveza,… nos dejamos llevar hasta el amanecer por la generosidad de la noche paraguaya. “Relaciones imperceptibles con gente imperceptible”, esta es la magia de estos instantes tan raros, esta es la magia de la Navidad en Paraguay. “La Buena Noticia es anunciada a los pobres” San Mateo 11, 5 Una manera de orar para alimentar la esperanza (3/4) “Llévame por valles y montañas y repíteme con eco y fuerza tu palabra”

5 17 1918 16 ________________________________ ________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ El Salvador nació en un pesebre, entre animales, como lo hacían los hijos de los más pobres; fue presentado en el Templo junto con dos pichones, la ofrenda de quienes no podían permitirse pagar un cordero (cf. Lc 2,24; Lv 5,7); creció en un hogar de sencillos trabajadores y trabajó con sus manos para ganarse el pan. Papa Francisco, La Alegría del Evangelio 197 El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo «se hizo pobre» (2 Co 8,9). Todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres. Esta salvación vino a nosotros a través del «sí» de una humilde muchacha de un pequeño pueblo perdido en la periferia de un gran imperio.


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