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MATARON AL HOMBRE, PERO NO AL POETA FEDERICO GARCÍA LORCA

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Presentación del tema: "MATARON AL HOMBRE, PERO NO AL POETA FEDERICO GARCÍA LORCA"— Transcripción de la presentación:

1 MATARON AL HOMBRE, PERO NO AL POETA FEDERICO GARCÍA LORCA

2 Dictadura Primo de Rivera ( ) - Apoyo: Rey Alfonso XIII, la Iglesia Católica, el ejército y las fuerzas, conservadoras - Inspiración: el fascismo de Mussolini - Enemigos: socialistas y comunistas

3 Elecciones de Dos bandos: Republicano y Fascista - Ganador: bando republicano medidas de reforma, más libertad

4 Francisco Franco: dictador en España desde 1936 hasta su muerte en 1975 (Apoyo de la Alemania Nazi)

5 Federico García nació en Fuente Vaqueros cerca de Granada en 1898
Federico García nació en Fuente Vaqueros cerca de Granada en Poeta y dramaturgo. Apoyo al bando republicano y fue homosexual. Por ambos motivos, fue asesinado en su tierra natal, Granada.

6 Estudió en Madrid en la Residencia de Estudiante en 1919
Estudió en Madrid en la Residencia de Estudiante en Conoció a muchos otros jóvenes intelectuales, como Dalí y Buñuel. Federico empezó a publicar libros de poemas en En 1929 viajó a Nueva York, y de ese viaje escribió Poeta en Nueva York.

7 Poemas y obras de teatro.
SU OBRA: Poemas y obras de teatro. En su obra encontramos denuncia social contra la marginalidad que sufrieron los gitanos, las mujeres y los negros. Similitudes entre los afroamericanos y los gitanos en España : Oda al rey de Harlem y Romancero gitano)

8 Oh ciudad de los gitanos. En las esquinas banderas
Oh ciudad de los gitanos! En las esquinas banderas. La luna y la calabaza con las guindas en conserva. ¡Oh ciudad de los gitanos! ¿Quién te vio y no te recuerda? Ciudad de dolor y almizcle, con las torres de canela. Cuando llegaba la noche, noche que noche nochera, los gitanos en sus fraguas forjaban soles y flechas. Un caballo malherido, llamaba a todas las puertas. Gallos de vidrio cantaban por Jerez de la Frontera. El viento, vuelve desnudo la esquina de la sorpresa, en la noche platinoche noche, que noche nochera. […] Romancero gitano

9 JUAN. He de cuidar el ganado. Tú sabes que esto es cosa del dueño.
YERMA. Lo sé muy bien. No lo repitas. JUAN. Cada hombre tiene su vida. YERMA. Y cada mujer la suya. No te pido yo que te quedes. Aquí tengo todo lo que necesito. Tus hermanas me guardan bien. Pan tierno y requesón y cordero asado como yo aquí, y pasto lleno de rocío tus ganados en el monte. Creo que puedes vivir en paz. JUAN. Para vivir en paz se necesita estar tranquilo. YERMA. ¿Y tú no estás? JUAN. No estoy. YERMA. Desvía la intención. JUAN. ¿Es que no conoces mi modo de ser? Las ovejas en el redil y las mujeres en su casa. Tú sales demasiado. ¿No me has oído decir esto siempre? YERMA. Justo. Las mujeres dentro de sus casas. Cuando las casas no son tumbas. Cuando las sillas se rompen y las sábanas de hilo se gastan con el uso. Pero aquí, no. Cada noche, cuando me acuesto, encuentro mi cama más nueva, mas reluciente, como si estuviera recién traída de la ciudad. JUAN. Tú misma reconoces que llevo razón al quejarme. ¡Que tengo motivos para estar alerta! YERMA. Alerta ¿de qué? En nada te ofendo. Vivo sumisa a ti, y lo que sufro lo guardo pegado a mis carnes. Y cada día que pase será peor. Vamos a callarnos. Yo sabré llevar mi cruz como mejor pueda, pero no me preguntes nada. Si pudiera de pronto volverme vieja y tuviera la boca como una flor machacada, te podría sonreír y conllevar la vida contigo. Ahora, ahora, déjame con mis clavos. JUAN. Hablas de una manera que yo no te entiendo. No te privo de nada. Mando a los pueblos vecinos por las cosas que te gustan. Yo tengo mis defectos, pero quiero tener paz y sosiego contigo. Quiero dormir fuera y pensar que tú duermes también. YERMA. Pero yo no duermo, yo no puedo dormir. Yerma

10 Por el East River y el Bronx los muchachos cantaban enseñando sus cinturas, con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo. Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas y los niños dibujaban escaleras y perspectivas. Pero ninguno se dormía, ninguno quería ser el río, ninguno amaba las hojas grandes, ninguno la lengua azul de la playa. Por el East River y el Queensborough los muchachos luchaban con la industria, y los judíos vendían al fauno del río la rosa de la circuncisión y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados manadas de bisontes empujadas por el viento. Pero ninguno se detenía, ninguno quería ser nube, ninguno buscaba los helechos ni la rueda amarilla del tamboril. […] Oda a Walt Whitman

11

12 New York y Granada

13 La barraca

14 Amigos La Gen. 27. Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Emilio Prados, Luis Cernuda, …

15 Lorca Dalí y Buñuel

16

17 Final

18 Muerte Cuando yo muera enterradme con una guitarra bajo la arena.
Mayo 1936

19 Poema de Antonio Machado
EL CRIMEN FUE EN GRANADA: A FEDERICO GARCÍA LORCA           1. El crimen   Se le vio, caminando entre fusiles,  por una calle larga,  salir al campo frío,  aún con estrellas de la madrugada.  Mataron a Federico  cuando la luz asomaba.  El pelotón de verdugos  no osó mirarle la cara.  Todos cerraron los ojos;  rezaron: ¡ni Dios te salva!  Muerto cayó Federico  —sangre en la frente y plomo en las entrañas—  ... Que fue en Granada el crimen  sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.           2. El poeta y la muerte   Se le vio caminar solo con Ella,  sin miedo a su guadaña.  —Ya el sol en torre y torre, los martillos  en yunque— yunque y yunque de las fraguas.  Hablaba Federico,  requebrando a la muerte. Ella escuchaba.  «Porque ayer en mi verso, compañera,  sonaba el golpe de tus secas palmas,  y diste el hielo a mi cantar, y el filo  a mi tragedia de tu hoz de plata,  te cantaré la carne que no tienes,  los ojos que te faltan,  tus cabellos que el viento sacudía,  los rojos labios donde te besaban...  Hoy como ayer, gitana, muerte mía,  qué bien contigo a solas,  por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»           3.   Se le vio caminar...                        Labrad, amigos,  de piedra y sueño en el Alhambra,  un túmulo al poeta,  sobre una fuente donde llore el agua,  y eternamente diga:  el crimen fue en Granada, ¡en su Granada! Poema de Antonio Machado

20 Lorca continua vivo


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