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SEGUNDO VIAJE DE PABLO. La transcendencia de esta etapa, corta de duración pero fecunda por sus re­sultados, se impone si tenemos en cuenta que, por vez.

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2 SEGUNDO VIAJE DE PABLO. La transcendencia de esta etapa, corta de duración pero fecunda por sus re­sultados, se impone si tenemos en cuenta que, por vez primera y a la distancia temporal de unos 20 años de la muerte de Jesús, la noticia de “lo ocurrido a Je­sús de Nazaret” llegó a Europa. El cristianismo se convirtió, de esta ma­nera, en una religión grecorromana y, más tarde, en la religión europea.

3 En cada ciudad, Pablo se dirige primero a los judíos, en cuya sinagoga suele iniciar su predicación; rechazado normalmente, se vuelve a los gentiles. Probablemente fueron los judíos de la diáspora y sus simpatizantes gentiles quienes pasaron inicialmente al cristianis­mo, aunque también aquí está en acto la intención lucana de explicar la evangeli­ zación de los gentiles por eso el rechazo que encontró con los entre los judíos (Hch 16,34).

4 Acompañado de Silas: Visita las comunidades de Siria y Ci­licia (Hch 15,41); en Listra se gana a Timoteo (Hch 16,1-3) y desde Tróade se abocará a la misión de Europa. El itinerario seguido por Pablo le vino impuesto por la fuerza de las circunstancias externas, en contra de su plan inicial de salvación.

5 Los incidentes con sus acompañantes (Hch 13,39) y la persecución que su predicación suscitaba (Hch 16,40; 17,10.13-14), alguna enfermedad inclu­so (Gal 4,4.13), modificaron su ruta inicial y sus intenciones, que habrían sido las de visitar y consolar a los hermanos en todas las ciudades donde ya había anun­ciado el mensaje (Hch 15,36) fue precisa la intervención divina, insistente y determinante, para justificar el paso a Europa, en contra de su pro­pia voluntad (Hch 16,6-10). No fue, pues, el carácter difícil de Pablo ni su táctica misionera la causa que motivó el cambio de itinerario:

6 Fue el Espíritu quien le guio a Macedonia, donde inició la evangelización del occidente (Flp 4,15). A partir de ese momento, el testimonio de las cartas nos ofrecen suficiente mate­rial sobre el viaje y sus vicisitudes.

7 Filipos Atenas Corinto Éfeso Cada comunidad respondió al celo del apóstol de forma diferente, y Pablo mantuvo con cada una de ellas una relación también diferenciada.

8 Formada principalmente por cris­tianos provenientes del paganismo (1 Tes 1,9; 2,14; Hch 17,4; 20,4), fue destinataria de dos cartas apostólicas. 1 Tes es la primera carta existente de Pa­blo. Fundada por Pablo alrededor del año 49.

9 Era la ciudad portuaria más importante de Macedonia, situada en la vía Egnatia (Hch 17,1), que unía el Egeo, y por tanto Oriente, con el Adriático, con Occidente, y que se prolongaba hasta Roma por la vía Appia. Llego a ser puerto de Macedonia. Tesalón ica

10 Entre los cultos paganos en Macedonia sobresalía, sobre todo, el culto a Dionisos, cuyas celebraciones se caracterizaban por el ex­ceso (1 Tes 4,3-7; 5,4-11) y el culto al emperador estaba muy desarrollado.

11 La comunidad judía era suficientemente numerosa, sus miembros, respetados so­cialmente y económicamente solventes, gozaban de libertad religiosa y mante­nían una sinagoga

12 La predicación paulina, el evangelio de Dios (1 Tes 2, 2.4 La comunidad es, básicamente, de extracción pagana

13 en donde, como era su norma, se presentó en la sinagoga varios sábados sucesivos 1 Tes 2,14; Hch 17,1.2.4). Acompañado por Silvano y Timoteo, Pablo salió de Filipos (1 Tes 2,2; Hch 16,19- 24) y se dirigió a Tesalónica El relato de la fundación de la comunidad que nos ofrece Lucas en Hch 17, 1-10.

14 Socialmente, los primeros cristianos pertene­cían a los estratos más modestos de la ciudad; viven de su trabajo. (1 Tes 4,11), Forman una comunidad pobre de recursos (cf. 2 Cor 8,1-2), aunque no faltara al­gún pudiente (Hch 17,7.9; 1 Tes 4,6; 2 Tes 3,11), Han sufrido persecución de parte de sus conciudadanos (1 Tes 2,14-16) La duración de su estancia es de difícil estimación; Hch 17,2.10, fue por espacio de un mes aproximadamente

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16 El motivo concreto de la carta está en las noticias que Timoteo trajo a Corinto (1 Tes 3,6), Quien pudo hacer eco de preocupaciones teológicas de los tesalonicenses (1 Tes 3,10; cf. 4,9.13; 5,1).

17 Timoteo, acompañado de algunos hermanos macedonios, regresó con bue­nas noticias y una ayuda económica; con su informe, creó la necesidad en Pablo de escribir una carta a la comunidad.

18 La comunidad había pasado por momentos difíciles. En ella se habían expresado dudas sobre su honestidad y autoridad apostólica (1 Tes 2,3-8.10.14); la pereza de algunos estaba causando problemas a la comunidad. La muerte de otros le llenó de inquietud tanto como para inducir al apóstol a aclarar su predicación anterior sobre la esperanza cristiana (1 Tes 4,13-18; 5,1-11). Hay indicios, ade­más, de comportamientos libertinos.

19 El adulterio y la fornicación no eran raros, el amor fraterno dejaba que desear (1 Tes 4,3-5.9- 12; 5,14-15); se echaba en falta respeto hacia los responsables de la comunidad (1 Tes 5,12-13).

20 Según todos los indicios, la primera carta a los tesalonicenses fue escrita en Corinto, hacia el año 50. está escrita con un tono de cercanía y añoranza; pensada como exhortación, rememora la predicación primera (1 Tes 1,5-10; 2,1- 12; 3,4-5; 4,1-6 Recurre a la oración con frecuencia (1 Tes 1,2-3; 3,9-13; 5,23-25).

21 La importancia de 1 Tes no radica sólo en que sea la carta más antigua de Pablo y el primer documento escrito del NT. reside también en su valor como fuente de información sobre una época y unos ambientes cristianos. En los que a pesar de su cercanía temporal con los hechos pascuales, las tareas y los proble­mas son ya tan diversos.

22 1 Tes es «un testimonio precioso de las concepciones y prácticas de la comunidad antioquena» Com­parada con las otras cartas tal vez sea ésta la de menor carga teológica. En los contenidos aparecen fórmulas kerigmáticas. y preocupaciones cate­quísticas. Pablo está más interesado en el futuro de la vida común

23 La parénesis está centrada aún en Dios (1 Tes 1,2; 2,14; 4,3.14); no hay mención del bautismo o la eucaristía ni más significativo en Pablo, no desarrolla teológicamente la muerte de Jesús; del pensamiento cristológico se privilegia: La resurrección (1 Tes 1,10; 4,14; 5,9-10) La parusía (1 Tes 1,10; 4,13- 17) La vida común (1 Tes 5,12) y el culto (1 Tes 5,16-20) no están aún institu­cionalizados.

24 L a a u t e n t i c i d a d d e 1 T e s, q u e f u e n e g a d a p o r l a e s c u e l a d e T u b i n g a e n e l s i ­g l o p a s a d o b a s á n d o s e e n s u f a l t a d e o r i g i n a l i d a d, s u c a r e n c i a d e c o n t e n i d o s d o g ­m á t i c o s, l a a u s e n c i a d e c i t a s d e l A T, a s í c o m o s u s i l e n c i o e n t o r n o a l a p r o b l e m á ­t i c a p a u l i n a d e l a l i b e r t a d d e l a l e y.

25 Son recientes los intentos de considerarla compuesta por dos (dos inicios: 1 Tes 1,2-10; 2,13; dos finales: 1 Tes 3,11-4,1; 5,23-28) o más escritos. La carta está bien construida y redondeada en cuanto al hilo de las ide­as. Sería, pues, equivocado pretender descomponer en cartas distintas esta carta que tiene en sí tanta uniformidad.

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28 Hoy es reconocida universalmente: vocabulario, estilo y pensamiento son verdaderamente paulinos. La estructura general es bastante clara.

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30 Ambas cartas tienen en co­mún no sólo remitentes (2 Tes l,l-2a; 1 Tes 1,1) y destinatarios sino también los temas principales; 2 Tes no contiene motivo que no haya aparecido en 1 Tes.

31 Leídas sinópticamente, la semejanza abarca la construcción formal Intro­ducción:(2 Tes 1,1- 2.3-12, cf. 1 Tes 1,1.2-10) Cuerpo epistolar, entre una segunda acción de gracias y una bendición(2 Tes 2,13, cf. 1 Tes 2,13; 2 Tes 2,16) Conclusión: (2 Tes 3,1-5.16.17.18, cf. 1 Tes 4,1-5,22.23-24.26.28) lo mismo que el contenido, hasta el punto de llegar a «la selección de palabras y giros más ninimos.

32 Se caracteriza con respec­ to a 1 Tes, por la ausencia de datos que aludan a la relación personal del apóstol con su comunidad 2 Tes da la impresión de ser una carta más oficial (2 Tes 1,3; 2,13; 3,4.10.12), en ella Pablo no anuncia, ni siquiera desea, lle­gar a estar en la comunidad.

33 2 Tes privilegia el uso de Señor como título cristológico La cristología de 2 Tes, que silencia muerte y resurrección, está orientada al futuro (1,3-10.12; 2,1.8); dejando que resuenen motivos de la tradición apocalíptica judía, el autor ha atribuido al Señor Jesús lo que allí se de­cía de Dios (2 Tes 2,13).

34 Jesús es el Señor de la comunidad creyente; y de hecho, la parénesis de 2 Tes se apoya en esa función soberana que el Señor ha de ejercer cuando venga: a una comunidad afligida (2 Tes 1,4-7), amenazada en su fe (2 Tes 2,2-3) se le re­comienda firmeza de fe (2 Tes 2,3.15).

35 Dos son los temas básicos de la exhortación: La autoritaria invectiva contra quienes siembran inquietud ( 2 Tes 3,6-13) La orden de mantener la disciplina común (2 Tes 3,14-15); la imitación apostólica es un motivo de exhortación para el trabajo diario (2 Tes 3,7-9).

36 Redactada en Asia Menor o Macedonia, un discípulo de Pablo la habría escrito contra sectores que cultivaban una espera apasionada de la parusía de Cristo, apoyándose en textos paulinos.

37 El autor buscaría así pre­sentar la verdadera enseñanza escatológica del apóstol, a quien idealizaría; para dar fuerza a su argumentación acudió a la mención final de la firma de Pablo (2 Tes 3,17-18).

38 Quienes optan por defender la autenticidad de 2 Tes, piensan que la carta tuvo que ser escrita en Corinto. En 2 Tes 2,2 pudiera aparecer el motivo desencadenante del escrito: la comunidad había quedado confundida por el anuncio inminente de la venida del Señor.

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40 Se acepta mejor que la escatología paulina sea un elemento de primera importancia para captar la personalidad y la síntesis del apóstol. NOTA SOBRE LA ESCATOLOGIA PAULINA

41 El presupuesto fundamental es el hecho de la muerte y resurrección de Jesús; precisamente por que ya ha empezado lo definitivo se puede esperar su venida.

42 El horizonte escatológico está presente en todas las cartas de Pablo, de algu­na forma; y sin él, algunas de sus ideas no son comprensibles (I Cor 7; Rom 9- 11; 13,11-14), pero en las cartas a los tesalonicenses domina totalmente, aunque existen diferencias notables entre ambas cartas.

43 En 2 Tes está marcada más in­tensamente la esperanza escatológica por el dualismo propio de la apocalíptica judía. Ambas mencionan el día del Señor (1 Tes 5,1-11; 2 Tes 1,6-10; 2,1-11); En 1 de Tesalonicences ocurrira sin previo aviso aunque se vea inmediato

44 En 2 Tes irá precedido de la actuación del adversario, la apostasía y el obstáculo: se refiera a sucesos históricos o representaciones apocalípticas, el caso es que aún están por venir: la parusía es objeto de espera.

45 En general, se puede decir que mientras para 1 Tes la parusía es el final de los acontecimientos últimos (1 Tes 4,13-18), Para 2 Tes constituye uno de los diversos sucesos que se esperan; consiguientemente, la esperanza no es ya actitud creyente sino espera del juicio

46 1 Tes testimonia que «el primer centro de interés de la reflexión teológica de Pablo fue el destino último de los creyentes». El anuncio de la resurrección de Jesús y de la inmediatez de su venida obligaba a vivir la fe cristiana como esperanza.

47 Para alentarles en su espera, Pablo parte de la fe en Jesús muerto y resucitado; la muerte, aunque ya un hecho irrefutable, es todavía una excepción; el Señor vendrá estando la mayoría aún con vida (1 Tes 4,15.17) Para alentarles en su espera, Pablo parte de la fe en Jesús muerto y resucitado; la muerte, aunque ya un hecho irrefutable, es todavía una excepción; el Señor vendrá estando la mayoría aún con vida (1 Tes 4,15.17)

48 En Corinto, unos cinco años más tarde, la muerte ya no es excepción sino experiencia normal (1 Cor 7,39; 11,30; 15,6.18.29.51Y Tan en serio se toma Pablo la muerte que la convierte en el último enemigo escatológico de Dios.

49 Y es que en Corinto había aparecido un peligroso error, también propi­ciado por la predicación paulina de la resurrección de Jesús (1 Cor 15,23). Dua­listas por cultura y gozando de un experiencia carismática espectacular les resul­tó fácil creerse ya salvados, libres de la carne y sus leyes; la vida cristiana era existencia ya resucitada; se llegó a negar la futura resurrección de los muertos.

50 Pablo vio en ello un ataque directo a la resurrección de Jesús y a la realidad de su muerte; además, la resurrección de los creyentes no se ha logrado, porque, como la de Cristo, ha de ser una resurrección total, corporal; ni cadáver redivivo ni espíritu inmaterial, el nuevo hombre nace de la resurrección.

51 Pablo sigue contando con la venida inmediata del Señor (1 Cor 7,29; 16,22), durante su vida.

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53 La muerte de algunos hermanos tenía desconcertados a los tesalonicenses, pues cuestionaba la validez de su espera; el retraso de la parusía estaba por ahogar su fe bajo el peso de la evidencia El apóstol, quien seguramente llegó a conocer la situación a través de Timoteo, trata de consolarlos descubriéndoles el destino de los de los fieles muertos (1 Tes 4,13-18) y en general las exigencias de la última hora.

54 La solución que va a proponerles surge apoyada en la confesión de fe (1 Tes 4,14; cf. 1 Cor 15,3-4; Rom 4,25) 1 Tes Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús Rm quien fue entregado por nuestros pecados, y fue resucitado para nuestra justificación 1 Cor Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras;

55 Pablo interrumpe su exhortación a la santidad (1 Tes 4,12; 5,12), sin dejarla del todo (1 Tes 4,18; 5,11), para afrontar dos cuestiones cruciales: el destino de los ya difuntos (1 Tes 4,13) y los tiempos y circunstancias de la venida del Señor (1 Tes 5,1).

56 La fe en Cristo que profesan (1 Tes 4,14; 5,2) es base de explicaciones de alcance escatológico (1 Tes 4,15-17; 5,2- 10): en lo que creen ha de fundarse su esperanza.

57 Porque sólo la fe alimenta la espera el creyente no ha de vivir triste; la tristeza es el estado del incrédulo Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios reunirá con Je­sús a los que murieron por Él. El porvenir de nuestros muertos no es la muer­te: hay que vivir la muerte sin perder la esperanza; sólo así testimoniamos lo que creemos.

58 La muerte y resurrección de Jesús, contenido de la fe, son la base de esa es­peranza. Con su muerte consumada los cristianos se vinculan con Jesús muerto; Dios el único que es capaz de suscitar vida donde no existe o se perdió reunirá a los muertos, conduciéndoles junto al Resucitado; la ima­gen de la salvación divina como congregación de dispersos es profética. La confesión, concisa en su formulación, es tradicional Jesús murió y resuci­tó.

59 En Cristo está la garantía de que Dios resucitará a cuantos descansaron por su medio; los hará participar en su cortejo triunfal, cuando llegue. Pablo enseña a los tesalonicenses que existe una estrecha vinculación entre la muerte del cristiano y la muerte de Cristo (1 Tes 5,10; Rom 14,7-9; 1 Cor 15,20).

60 Pablo afirma que los aún vivos no precederán a los ya muertos; lo que no responde directamente a la preocupación de sus cristianos.

61 Señala dos situacio­nes en el ser cristiano, los que duermen los que viven Quienes viven han quedado como una especie de resto hasta la llegada de Cristo; no se espera ya el reinado de Dios sino el re­torno de su mesías (1 Tes 4,16).

62 La muerte no atenta contra la unidad de los creyentes, ni privilegia a los que no la conozcan; la igualdad que aporta le fe es más fuerte que la muerte. Porque el mismo Señor, con un edicto, a la voz del arcángel al son de la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero.

63 La venida del Señor está precedida por una señal (LXX Prov 30,27), el arcángel (Jds 9) y la trompeta. Sólo Dios sabe cuándo.

64 La parusía es vista como descenso- subida. Consecuencia primera del retorno glorioso del Se­ñor será la resurrección de los muertos: la liberación de la muerte será el primer gesto para con sus fieles. Devolviéndolos a la vida, recompondrá la unidad de los creyentes y la igualdad entre sí.

65 El re­torno definitivo del Señor produce no sólo la resurrección de los muertos sino, en el mismo instante, la congregación de vivos. La acción ha sido descrita en tres momentos: tras el descenso del Resucitado la resurrección de los muer­tos en Cristo, la congregación de los vivientes.

66 Responde a la preocupación de los tesalonicenses, advertir las consecuencias de esta des- censo-retorno de Cristo: primero son liberados de la muerte los difuntos; su re­surrección es el primer fruto de su venida. Los que aún quedan en el mundo se­rán, después, arrebatados y llevados al encuentro con el Resucitado; y de esta forma, liberados de la muerte, completan su vida; todos, muertos y vivos, se incorporarán al séquito de su Señor. Asociados a su triunfo y a la fiesta, consiguen la meta de su existencia: estar con su Señor.

67 La suerte del cristiano será vivir en comunión con Cristo. La instrucción paulina alcanza aquí su culmen el ser con Cristo es su esperanza.

68 La salvación escatológica consistirá en vivir en compañía del Resucitado. La esperanza defiende al cristiano, tiene su fundamento en una actua­ción salvífica divina.

69 Un idéntico final está garantizado para todos: Cristo resuci­tado. Vivir en Cristo hoy lleva a vivir con Cristo siempre y a todos.


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