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Estética, arte, belleza y verdad

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Presentación del tema: "Estética, arte, belleza y verdad"— Transcripción de la presentación:

1 Estética, arte, belleza y verdad
(Conceptos fundamentales de la Filosofía del Arte en Hegel, Heidegger y Gadamer) María Gabriela Gentiletti Estética, arte, belleza y verdad

2 Estética La Estética es la disciplina filosófica que tiene como uno de sus objetos de conocimiento al Arte. Es una disciplina axiológica, ya que considera al Arte y a la Belleza en términos de valoraciones. En ese sentido piensa, por ejemplo, en cuáles son los criterios de valoración para que una obra sea apreciada como artística o cuáles son los parámetros de la belleza. También se ocupa de analizar cuál ha de ser la relación entre arte, belleza y verdad. Algunas preguntas de la Estética pueden ser: ¿Es esta obra una obra de arte? ¿Qué la distingue como tal? ¿Es una obra bella? ¿Cuál es el/los concepto/s de Belleza? ¿Puede una obra de arte ser fea? ¿Tiene la obra alguna relación con la Verdad o es pura ficción o apariencia? ¿Cuál es el/los concepto/s de Verdad?

3 Historia de la Estética
Aunque la Estética sea una disciplina que surgió en la Grecia clásica (Siglo V a d.C) con Platón y Aristóteles, no se sistematizó hasta el Siglo XVIII, con el advenimiento del Racionalismo y la separación definitiva del arte del campo de las actividades productivas. En el Siglo XVIII se desarrolla la estética de Kant, con su concepto de belleza libre, placer desinteresado que involucra finalidad sin fin. En el Siglo XIX, Hegel, presagiará la “muerte del arte” en su concepción clásica junto a la aparición de una arte que manifestará formas más elevadas de conciencia. Ya en el Siglo XX, Heidegger, aporta su noción de Símbolo y su relación del Arte y la Verdad. En Gadamer el Arte es Juego, Símbolo y Fiesta.

4 ARISTÓTELES Considera la posibilidad de la obra de arte de producir “efectos de verdad”, formas especiales de conocimiento que pueden hacer ver y experimentar lo universal en lo particular. El artista es capaz de producir un artificio, una ficción que sea verosímil y, con ello, permite el reconocimiento en el espectador de algo universal, que lo hace sentirse identificado con la obra. La capacidad creadora de un gran artista mantiene una relación directa con la verdad, pues se mantiene dentro de las reglas de la probabilidad y la verosimilitud; por esto mismo es que alcanza el consenso de los espectadores con su creación.

5 George W. F. Hegel Este filósofo sostiene que: “Lejos, pues, de que el arte sea mera aparición, hemos de atribuir, por el contrario, a los fenómenos artísticos una realidad superior y una existencia más verdadera que a la realidad cotidiana.” La producción de los artistas es: “…la fantasía de un gran espíritu y ánimo, es el concebir y engendrar representaciones y formas, las cuales encarnan en forma imaginativa y sensible, enteramente determinada, los intereses más profundos y universales del hombre.” Una de las finalidades del arte es:”…el arte ha de hacer comprensible la desdicha y la miseria, el mal y el delito, tiene que enseñar a conocer en lo más mínimo todo lo detestable y terrible, así como todo agrado y felicidad, y debe hacer que la imaginación se regale en la fascinación seductora de las deliciosas intuiciones y percepciones sensibles.”

6 Martin Heidegger Será Heidegger quien intensificará el análisis de la relación entre obra de arte y verdad. Así, en “El origen de la obra de arte” demostrará la posibilidad de la creación artística de “establecer un mundo” y que “en la obra de arte se ha puesto en operación la verdad del ente”. Heidegger demuestra magistralmente lo que quiere significar esa cercanía de la obra de arte con la verdad, de la que la belleza es una de sus manifestaciones. Realiza su exposición a partir de un ejercicio descriptivo de una cosa útil: un par de zapatos. Para ello se propone auxiliarse con una reproducción pictórica, pues como afirma, ésta puede “facilitar la representación intuitiva”.

7 “Un par de zapatos” Vincent Van Gogh
Van Gogh solía decir que “el arte es el hombre añadido a la naturaleza”. Vincent Van Gogh. Un par de zapatos, 1886 (37,5 x 45 cm) Óleo sobre lienzo. Museo Nacional Van Gogh.

8 Heidegger describe un par de zapatos
Mirando el par de zapatos de Van Gogh ,un objeto particular, nos enseña (mediante su capacidad poética de percibir) a descubrir lo universal. Y no es un concepto lo que extrae, mucho menos una abstracción que pierda su sustrato material. La obra de arte no es, en sí, ni apariencia pura o materialidad, ni pensamiento o idea. Si a Heidegger, la visión de “Un par de zapatos” de Van Gogh, le permitió tener una experiencia de lo universal y expresarlo, es porque la obra de arte otorga un conocimiento que está en el medio de lo sensorial y lo ideal. Para pensar la obra de arte, Heidegger tenía que hacer la diferencia entre ella y una cosa útil. El par de zapatos, era en principio una cosa útil representada pictóricamente. ¿Qué vió cuando miró el par de zapatos de Van Gogh?

9 Heidegger describe un par de zapatos…
“…Un par de zapatos de labriego y nada más. Y, sin embargo… En la oscura boca del gastado interior bosteza la fatiga de los pasos laboriosos. En la ruda pesantez del zapato está representada la tenacidad de la lenta marcha a través de los largos y monótonos surcos de la tierra labrada, sobre la que sopla un ronco viento. En el cuero está todo lo que tiene de húmedo y graso el suelo. Bajo las suelas se desliza la soledad del camino que va a través de la tarde que cae. En el zapato vibra la tácita llamada de la tierra, su reposado ofrendar el trigo que madura y su enigmático rehusarse en el yermo campo en el baldío del invierno. Por este útil cruza el mudo temer por la seguridad del pan, la callada alegría de volver a salir de la miseria, el palpitar ante la llegada del hijo y el temblar ante la inminencia de la muerte en torno. Propiedad de la tierra es este útil y lo resguarda el mundo de la labriega. De esta resguardada propiedad emerge el útil mismo en su reposar en sí.” “La obra de arte nos hizo saber lo que es en verdad el zapato.”

10 Arte y verdad. Pero… ¿qué es la verdad?
La puesta en operación de la verdad del ente en la obra de arte no hace referencia a la copia o imitación (mímesis) que el arte haría de la realidad. Dice Heidegger “…en la obra no se trata de la reproducción de los entes singulares existentes, sino al contrario de la reproducción de la esencia general de las cosas.” La pregunta por la verdad, por su esencia, lleva a Heidegger a plantear una nueva idea que supere el círculo en queda encerrada la verdad cuando se la liga a lo real. Esa relación circular se produce cuando se considera verdadero aquello que se corresponde con lo real, es decir cuando se concibe a la verdad como corrección, como lo correcto. Heidegger propone pensar la verdad como “desocultación del ente”. Esta propuesta implica analizar qué se oculta en el ente o qué es esa ocultación.

11 La ocultación del ente (lo que existe)
Hagámonos algunas preguntas: ¿Conocemos lo que existe tal cual es? ¿Descubrimos la realidad de un fenómeno, de un acontecimiento, de lo que es una persona y su situación en un primer momento? ¿O a veces puede ocultársenos, disimulársenos? ¿Hay cosas que no estamos preparados para ver porque nos resulta una realidad muy desconocida, muy diferente a la nuestra? ¿Alguien ha tenido la capacidad de hacernos ver lo que no podíamos ver? ¿Hemos visto algo que el resto de las personas no podían ver? ¿Nos hemos detenido a ver algo que nadie observaba?

12 La obra de arte es un símbolo
Es un símbolo que hace presente una verdad. “En la aplicación del arte se conserva algo de esta existencia en la representación. Así, por ejemplo, se representa en un retrato una personalidad conocida que ya goza de una cierta consideración pública. El cuadro que cuelga en la sala del ayuntamiento, en el palacio eclesiástico, o en cualquier otro sitio, debe ser un fragmento de su presencia.” Tomemos dos obras pictóricas, por ejemplo del realismo social europeo de la segunda mitad del Siglo XIX: “La huelga” de Robert Koelher de 1886 y “El vagón de tercera clase” de Honorée Daumier de Si se observan detenidamente ambas pinturas presentifican esos tiempos difíciles y convulsionados, que había dejado como herencia la Revolución Industrial.

13 65´4 x 90´2 cm., Museo Metropolitan, N.Y.
H. Daumier, El vagón de Tercera clase, c , óleo sobre lienzo, 65´4 x 90´2 cm., Museo Metropolitan, N.Y.

14 Robert Koehler- LA HUELGA 1886 (98 X 110 cm.) Colección Privada

15 Nosotros podemos compartir, gracias a la presencia de la obra, las postergaciones sociales, el empobrecimiento, en ese agotamiento y desencanto que acompaña a esos viajeros del vagón de tercera clase. Daumier creó imágenes de crudeza y amargura, fue capaz de engendrar representaciones universales de las afecciones humanas, que nos traen hasta nuestros días su verdad. Koelher establece, en su pintura, la presencia de las tensiones y conflictos de intereses de clases que pone de manifiesto una huelga; hace evidente las diferentes actitudes de los sujetos sociales implicados en esa lucha, los indicios de pertenencia de clase patentes en los lugares que ocupan, en sus gestualidades y expresiones, en sus vestimentas, en las urgencias, inquietudes, temores, malestares que se pueden reconocer en cada uno de los sujetos representados.

16 La obra de arte aspira a producir un efecto…
Tanto Daumier como Koelher logran lo que el filósofo del arte Arthur Danto espera de una verdadera obra de arte: causar un efecto y conmovernos con él. “En mi opinión, la excelencia artística está relacionada con lo que se supone que debe hacer el arte, con el efecto que aspira a producir…Si produce ese efecto, si consigue que los espectadores vean injusticias donde antes permanecían ciegos o indiferentes a ellas , es artísticamente excelente… la obra pretende cambiar el modo en que sus espectadores ven el mundo.”…“La maravillosa recomendación en Mallarmé –no pintar la cosa sino el efecto que esta produce…La belleza no es el único efecto que se puede producir en arte, se puede representar la fuerza, el movimiento, el poder, la separación y la partida… es el particular significado que el artista quiere transmitir.” (Danto, 2008: 160)

17 La obra de arte como Juego (Gadamer)
La obra de arte, en su novedad, instaura en nosotros una pregunta que abre el camino hacia el conocimiento y la verdad, entendida como desocultación del ente, es una nueva perspectiva de mirada. Ahora bien, en Gadamer, el que recepciona la obra, entra en un juego con ella y debe realizar un trabajo muy activo de construcción. El trabajo perceptivo implica el desciframiento y la lectura de la identidad de la obra que se entrelaza con la variación y la diferencia. .”Toda obra deja al que la recibe un espacio de juego que tiene que rellenar…En las artes plásticas ocurre algo semejante. Se trata de un acto sintético. Tenemos que reunir, poner juntas muchas cosas. Como suele decirse, un cuadro se «lee», igual que se lee un texto escrito…”

18 La obra de arte como fiesta (Gadamer)
Gadamer piensa al arte en una relación directa con la fiesta. En el proceso perceptivo de una obra de arte ha de concedérsele una última condición a su siempre provocativa presencia: hay que salir del tiempo ordinario, abandonar por el período necesario la sucesión ordenada del tiempo del trabajo, para poder participar en el tiempo de la fiesta. Ésta posee, según Gadamer, un tiempo propio, un tiempo que requiere de nosotros que nos detengamos y nos entretengamos en la multiplicidad de las experiencias inhabituales que puede ofrecernos una fiesta. Como en la fiesta, en los procesos perceptivos de una obra de arte, debemos cambiar el tiempo, o mejor “el tempo”, el ritmo habitual, salir del ritmo que la historia ha acelerado y lentificar nuestra percepción.

19 “Así pues, toda obra de arte posee una suerte de tiempo propio que nos impone, por así decirlo. Esto no sólo es válido para las artes transitorias como la música, la danza o el lenguaje. Si dirigimos nuestra mirada a las artes estatuarias, recordaremos que también construimos y leemos las imágenes, o que «recorremos» y caminamos por edificios arquitectónicos. Todo eso son procesos-de-tiempo... en la experiencia del arte, se trata de que aprendamos a demorarnos de un modo específico en la obra de arte. Un demorarse que se caracteriza porque no se torna aburrido. Cuanto más nos sumerjamos en ella, demorándonos, tanto más elocuente, rica y múltiple se nos manifestará. La esencia de la experiencia temporal del arte consiste en aprender a demorarse.” (Gadamer, 2005: 110,111) Es preciso demorarse y privilegiar una u otra facultad sensorial, que reunida con el pensamiento, nos dejará estar con la obra, escucharla hablar, leerla, para comenzar ese juego transformador que nos provoca la presencia de una verdad extraordinaria y que termina por hacernos hablar con ella, de ella.

20 Bibliografía Aristóteles (2004) Poética. Buenos Aires. Quadrata
Danto, Arthur (2008) El abuso de la belleza. La estética y el concepto de arte. Buenos Aires. Paidós estética. Heidegger, Martin (2005) Arte y Poesía. México. Fondo de Cultura Económica. Hegel, Georg W. F. (s/f) Lecciones de Estética. (s.n.e) Gadamer, Hans-Georg (2005) La actualidad de lo bello. Barcelona. Paidós.


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