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Perfil del Catequista Ser catequista

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Presentación del tema: "Perfil del Catequista Ser catequista"— Transcripción de la presentación:

1 Perfil del Catequista Ser catequista
Severino Calderón Martínez (ofm), reflexiona en torno al catequista del tercer milenio

2 Perfil del Catequista

3 Perfil del Catequista La Iglesia existe para Evangelizar dice Pablo VI en la Evangelii Nutiandi. El proceso de evangelización del Pueblo de Dios es movido por el Espíritu Santo que nos lleva a anunciar el Evangelio (Buena Noticia) de cara a la construcción del Reino (haciendo Iglesia que empuja hacia el Reino), dando testimonio de Ser y Vivir como creyentes. Todo esto supone un proceso de acompañamiento y educación en Comunidad Cristiana que Celebra (los sacramentos), transformando el orden temporal desde la universalidad de la salvación.

4 Etapas del proceso Evangelizador
1) ACCIÓN MISIONERA: tiene por finalidad ser “despertador” de los no creyentes....Tarea de preparar terreno y SEMBRAR (Anuncio- Conversión). 2) ACCIÓN CATEQUÉTICA: proceso de maduración de la fe ENRAIZAR la siembra (ARBOL CON RAIZ) 3) ACCIÓN PASTORAL: fieles que pertenecen ya a la Comunidad, que deben seguir madurando y evangelizando (misionando). FRUTOS DEL ARBOL (madurez de la cosecha).

5 LA IDENTIDAD DEL CATEQUISTA
Cuando alguien se siente llamado a comunicar Buenas Noticias, debe hacerlo desde una identidad comunitaria para que actúe conjuntamente con los demás. Se pone su vocación, llamada de Dios, respuesta humana, al servicio de los demás o se propone a una persona que forme parte del grupo y se haga catequista, conviene tener en cuenta, quitando cualquier equívoco que: “dar catequesis” no es una evasión, una diversión, un modo de emplear el tiempo libre, un “hobby”, sino un servicio a Cristo y a la Iglesia

6 La identidad de fe Es una identidad que hay que descubrir en la fe, vivir en la caridad, en el amor recíproco, e interpretar en la esperanza, otorgada como un don del Señor. Sin esta perspectiva el catequista será incapaz de comprender correctamente las exigencias de la fe que van más allá de la trama humana de las relaciones exteriores.

7 La identidad de fe Los catequistas se sienten reunidos principalmente por el don de la Palabra, que reconoce su vocación bautismal y crismal y proporciona espacio operativo a su eventual misión matrimonial y religiosa. Todo gira en torno a la Palabra como centro animador y propulsor. Se trata de escuchar, presentar y profundizar el mensaje evangélico. Todo converge y dimana de ella; en ella está la verdadera identidad, el ser del catequista, el camino de la fe que tiene como fin el anuncio del Reino en la Iglesia. El latido de la vida del catequista surge de la escucha de la Palabra y la humilde disponibilidad a la común acogida de la propuesta cristiana. El catequista interioriza su identidad de fe que es siempre un don, desde una actitud de humildad y de simplicidad.

8 2.-El catequista forma parte de una comunidad de discípulos
El catequista vive su vocación desde una identidad de discípulos, lugar donde profundiza su formación cristiana. Desde ahí se aprende a ser más responsable de su fe, dando cuenta de ella en el ministerio. Todo catequista debe ser un adulto en la fe. El anuncio de la Palabra es un don, destinado a poner de relieve un rasgo fundamental de todo bautizado que hay que descubrir a la luz de la experiencia del Evangelio.

9 El catequista forma parte de una comunidad de discípulos
El catequista es un discípulo del Señor que, junto con los demás catequistas, constituye una comunidad de discípulos que se hace disponible para el anuncio del mensaje cristiano. Se crean vínculos de dependencia, de complementariedad, de coparticipación y de testimonio que crean comunión eclesial, indispensable para el ministerio.

10 Catequista “servidor de la Palabra”
El catequista se debe dejar transformar Diplomado de Catequesis 2013 CEV por el mismo anuncio que transmite a los catequizandos. La comunidad está atenta a las personas, a su proceso de fe, a su desarrollo cristiano. Exigencias de acuerdo a la misión de “servidores” de la Palabra. Así se comportó Jesús (Mc 4,10-12; 6, 31).

11 3.- Pertenece a una comunidad de hermanos
La escucha atenta de la Palabra de Dios modifica no solo la relación con el Señor, sino las relaciones mutuas. El mensaje encierra ya el don de la comunión. Los catequistas reunidos forman una comunidad de hermanos que encuentran en la Palabra la fuente, el motivo y la profundidad de su unión. El catequista no se reúne por sí mismo, sino porque el Señor lo ha convocado para estar con ellos y transmitirles el don de su comunión.

12 4.- Forma parte de una comunidad de testigos
El grupo debe ser imagen y modelo de lo que significa una verdadera comunidad de cristianos adultos, unidos por la experiencia de la fe para servir al Reino. Todo catequista recibe de los demás, pero también está invitado a dar, desde un crecimiento común en el testimonio. Se trata de compartir los bienes espirituales que el Señor ha concedido para el bien de todos. Encuentro de discípulos que después de la misión regresan para poner en común todo cuanto han enseñado y visto (Mc 6, ). Se trata de compartir lo que hemos oído, y visto... que nos recuerda la carta de Juan.

13 Forma parte de una comunidad de testigos
Todo se convierte en un encuentro de experiencias y en un testimonio de la presencia del Señor en medio de la comunidad. Los catequistas comparten interrogantes y dificultades existenciales acerca del modo de vivir, testimoniar y servir el mensaje cristiano para que su Palabra no quede vacía de eficacia. La primera finalidad del catequista y del grupo de catequistas es formar testigos, no de “preparar expertos”, capaces de dar razón, con su propia vida de la Palabra que transmiten. Se trata de promover “testigos-expertos”.

14 5.- El catequista forma parte de la comunidad en constante crecimiento
Siempre nos queda por recorrer el itinerario de la fe, ayudando a los demás y recibiendo ayuda. El catequista está siempre embarcado en una “búsqueda siempre nueva” para acoger el mensaje, transmitirlo y testimoniarlo del modo más completo y orgánico. El crecimiento del catequista afecta más a su ser que a su obrar.. Es clave tener un estilo de humilde sencillez para volver a comenzar siempre desde el principio y con el mismo entusiasmo, desde la frescura, lucidez y audacia que da el contacto personal con la Palabra de Dios.

15 6.- El catequista vive en grupo la vida eclesial
La vida del grupo debe privilegiar la experiencia de vida eclesial en la que se determinan el ser y el obrar propios de una comunidad cristiana, y desde los rasgos propios en los que debe inspirarse: 1. La escucha religiosa de la Palabra de Dios: escucha y acogida de la Palabra como realidad viva y actual que ha de ser interpretada en común. El grupo es el lugar adecuado para escuchar. Es una escucha de fe, capaz de captar la voz de Dios. Trata de hacer del catequista, del grupo, “oyentes de la Palabra de Dios”, para ser servidores fieles.

16 6.- El catequista vive en grupo la vida eclesial
El área de escucha es doble: los textos bíblicos (o los documentos eclesiales o carismáticos) y la vida de los componentes del grupo. Escucha humilde, disponible, que penetra la vida para iluminarla, corregirla, y transformarla. Afirma san Gregorio Magno: “La Sagrada Escritura es como un espejo puesto ante los ojos de nuestra mente para que podamos ver en él nuestro rostro interior”. Prosigue san Gregorio: “La Palabra de Dios crece con el que la lee”.

17 6.- El catequista vive en grupo la vida eclesial
2. La meditación espiritual de los hermanos. La escucha ha de ser personal y comunitaria, para surja desde ahí el eco personal, familiar y social de la Palabra escuchada. Dice san Gregorio que muchas verdades de la Escritura que uno es capaz de intuir, se han comprendido cuando escuchamos a otros hermanos. 3. La comunión en el ministerio de la Palabra. Se descubre en el vínculo de haber recibido con otros catequistas una idéntica vocación, compartiendo la misma misión. Asumir una misma responsabilidad y anunciar el mismo misterio: nacimiento, muerte y resurrección del Señor.

18 Comunión a distintos niveles:
a) Conversión: todos necesitados de salvación y de recibir el perdón. b) En la oración: se tratara de vivir en solidaridad orante para ser comunidad orante. El catequista ore con otros, poniendo en común sus propias peticiones que son acogidas por todos con una invocación antifonal. Iniciar en el rezo de alguna parte de la liturgia de las horas: laúdes, vísperas...

19 c) En la acción litúrgica
c) En la acción litúrgica. La celebración eucarística donde se escucha y medita la Palabra, se nutre de ella, se alimenta y asimila para la vida. “Creer es orar; quien no cree, no ora; y el que cree y no ora, acaba por no creer” (D. Antonio Cañizares, obispo y catequeta).

20 4. Al servicio del Reino. La propuesta de fe brota de la fidelidad personal a la misión recibida en la Iglesia. Sin la santidad de vida el ministerio está destinado a resultar inútil, a la hora de valorar los resultados. El ministerio supone competencia y espiritualidad. Dar catequesis es un arte en el que la creatividad, la inventiva y la intuición van unidas a la espiritualidad.

21 a) La formación doctrinal
a) La formación doctrinal. La fidelidad a Palabra encarnada exige también fidelidad al hombre de hoy por el principio de la encarnación. Fidelidad también a la interpretación eclesial de la Palabra. El catequista revive, interpreta y propone la fe profesada por la Iglesia. b) La cualificación pedagógico-didáctica. El catequista tiende a formar al hombre y al cristiano según la novedad del Espíritu, y liberándolo del pecado. El catequista es un experto en relaciones humanas y en deshacer nudos.

22 c) El permanente crecimiento eclesial
c) El permanente crecimiento eclesial. La perspectiva del servicio del grupo de catequistas es misionera., forma personas disponibles para el Reino. Se fomentan valores como la generosidad, el altruismo, la participación, la responsabilidad, el compañerismo...Transmitir a la catequesis una mentalidad eclesial que les haga aptos para desempeñar el servicio de la Palabra incluso fuera de la propia comunidad. De este espíritu catequético puede también surgir las vocaciones de especial consagración, de total entrega a la causa de Dios.

23 El catequista forma parte de un eslabón de una larga historia de salvación: Dios, Abraham, Moisés, Patriarcas, el pueblo elegido, profetas... Jesús... Iglesia, nosotros... (Mc. 16,15). El anuncio del Evangelio y la Eucaristía son los dos pilares sobre los que se construye la Iglesia (DGC 218). El acontecimiento a anunciar no es otro que la persona, la obra y la misión de Jesús, el Hijo de Dios. Y la Iglesia relee estos acontecimientos: “Me quedan muchas cosas por deciros” (Jn 16,12-13)

24 El Anuncio del evangelio es sencillo, lo que puede ser más difícil es vivirlo. Quizás nos dé miedo como a Jeremías (Jr. 1,5-10). No tenemos oro ni plata; sólo damos lo que tenemos: a Jesús (Hech 3,6).. Damos de los bienes que hemos recibido, porque él tiene más interés que nadie en revelarse. El catequista no es dueño sino siervo, y la semilla la hace germinar el Espíritu del Señor (1 Cor, 3,6: Dios es quien hace crecer”). Desde la convicción de que la Palabra es fecunda y portadora de fuerza transformadora: “como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo... así será mi Palabra. No volverá a mí vacía...” (Is. 55,10-11).

25 ¿Desde qué raíces? 1. La comunidad: origen, lugar y meta de la catequesis (DGC 254) La Palabra de Dios: fuente de donde la catequesis toma su mensaje (DGC 94) La celebración y la Oración: asumir el carácter orante y celebrativo que tuvo el Maestro (Cf. DGC 85) La Formación: sin ella corremos peligro en la calidad (DGC )

26 1. Vocación y fisonomía del catequista
a) Papel vital de la vocación del catequista: La acción eficaz de los catequistas permitir  a los sacerdotes dedicarse más a su específica labor ministerial. Pero, para lograr este avance de la corresponsibalidad eclesial, los catequistas deben vivir con actitud misionera y apostólica. Deberán tener formación integral.

27 Vocación y fisonomía del catequista
b) ¿Qué es un catequista? Fisonomía teológica: Vamos a analizar cómo ven la Biblia y los documentos del Magisterio de la Iglesia la fisonomía del catequista. Pero, cuando el catequista es dócil a la Palabra de Dios y la transmite con fidelidad, es Dios quien habla por él. Se convierte en instrumento de la Palabra vivificadora.

28 Vocación y fisonomía del catequista
c) ¿Qué es un catequista? Fisonomía humana: El catequista es un educador. Tiene que educar la fe. Pero la fe es don sobrenatural.

29 Vocación y fisonomía del catequista
Características prioritarias del catequista: - El compromiso eclesial. - El sentido misionero. - La iniciativa. - La superación integral. - El trabajo en equipo. - La prudencia - La coherencia en su condición de evangelizadores - El sentido ecuménico

30 Vocación y fisonomía del catequista
Un buen catequista, además de educar la fe de quienes reciben sus cursos, puede tener unos frutos indirectos: - Promover la vitalidad de la parroquia - Promocionar socialmente a sus comunidades.  - Detectar y enviar vocaciones al Seminario mayor y menor, y a conventos de religiosas. - Facilitar el acercamiento de católicos alejados con la parroquia - Frenar el avance de las sectas

31 Vocación y fisonomía del catequista
d) El ministerio del catequista: En algunas diócesis, se ha establecido el ministerio del catequista como una estructura estable y respaldada por la Jerarquía para desarrollar la Nueva Evangelización. Es muy conveniente este ministerio, por ser el catequista parte vital en la predicación y en la vida de la Iglesia. Recordemos que un ministerio es dar valor público y respaldo comunitario a una tarea eclesial. El catequista es un ministro de hecho, porque tiene su valor ante todos y la comunidad lo necesita.

32 2. La formación del catequista
La formación debe equilibrar la capacitación intelectual con la experiencia real. Es necesario definir el modelo de catequista que se desea conseguir, de acuerdo con las necesidades o con los programas de trabajo. Un buen programa de formación de catequistas debe tener mecanismos de acompañamiento para ayudar a cada uno ante las dificultades y preguntas que le vayan surgiendo en su trabajo.

33 La formación del catequista
Debe evaluarse el avance o las necesidades del programa educativo, para precisar cuáles variantes o novedades se requiere incluir en el programa inicialmente previsto. Debe procurarse siempre el equilibrio en los cuatro sectores esenciales de la formación del catequista: Formación Doctrinal Formación Espiritual Formación Metodológica y Formación Humana

34 La formación del catequista
a. Formación doctrinal: La formación del catequista inicia con una buena base doctrinal. Sean amplios o reducidos, los programas de formación doctrinal para catequistas deben armonizar siempre las cuatro áreas esenciales de la doctrina cristiana: credo, moral, sacramentos y espiritualidad. El catequista necesita conocer cuáles verdades tienen sólido fundamento y cuáles son opinión de escuela. Es decir, el catequista necesita doctrina segura para diferenciarla de las múltiples ideologías existentes.

35 La formación del catequista
b. Formación espiritual: El catequista necesita acrecentar su experiencia de Dios durante toda su formación. El catequista necesita fuertes experiencias eclesiales para crecer en sus motivaciones evangélicas. El catequista debe realizar un proceso constante de superación en su compromiso de fe durante todo el periodo de formación.

36 La formación del catequista
b. Formación espiritual: (continuación) Es importante desarrollar una actitud eclesial de unidad y de corresponsabilidad que permita al catequista saber trabajar junto a los otros y dejar trabajar a los otros. El catequista debe educarse en la fidelidad a la Iglesia. La formación debe aportar al catequista la conciencia de poseer una misión evangelizadora.

37 La formación del catequista
b. Formación espiritual: (continuación) Toda la formación del catequista debe construirse sobre el amor personal a Jesucristo y a la Virgen Santísima.

38 La formación del catequista
C. Formación metodológica. Un catequista se forma mejor mediante una metodología activa. La formación del catequista también debe ser práctica. Es preciso enseñar al catequista el uso adecuado de los instrumentos más comunes e inmediatos de la catequesis: audiovisuales, catecismos, textos, pizarrón, entre otros, Hay que desarrollar mucho la capacidad de comunicación en el catequista. El catequista debe aprender a realizar el análisis de la situación del ambiente en que debe trabajar.

39 La formación del catequista
d. Formación humana. Muchos catequistas latinoamericanos tienen urgente necesidad de completar su formación humana. La formación del catequista necesita desarrollar las virtudes humanas. El catequista necesita recibir valores humanos muy sólidos y en todos los niveles (de sobrevivencia, culturales, sociales, artísticos, morales y transcendentales).

40 LOS CATEQUISTAS LAICOS
Los laicos están insertados en el mundo, compartiendo todo tipo de tareas con los demás hombres y mujeres (cfr.DGC 230), y desde allí ejercen su vocación cristiana. Esta vocación para la catequesis nace del sacramento del Bautismo, es fortalecida por el sacramento de la Confirmación, gracias a estos sacramentos participa de la misión sacerdotal, profética y real de Cristo. (cfr. DGC 231).

41 Tres claves más una cuarta del buen catequista, por el Papa Francisco

42 Discurso del Papa Francisco con miles de participantes al Congreso Internacional sobre la Catequesis (Roma, de septiembre de 2013) sobre el tema: “El catequista, testimonio de la fe”, promovido y organizado con ocasión del Año de la fe. Queridos catequistas, ¡buenas tardes! Me alegra que en el Año de la fe se lleve a cabo para ustedes este encuentro: la catequesis es una columna para la educación de la fe, y ¡se necesitan buenos catequistas! Gracias por este servicio a la Iglesia y en la Iglesia. También a veces puede ser difícil, se trabaja tanto, se empeña y no se ven los resultados deseados, ¡educar en la fe es bello! Es quizás la mejor herencia que podemos dar: ¡la fe!

43 ¡“Ser” catequistas. No trabajar como catequistas, ¡eh. ¡Eso no sirve
¡“Ser” catequistas! No trabajar como catequistas, ¡eh! ¡Eso no sirve! Yo trabajo como catequista porque me gusta enseñar… pero tú no eres catequista, ¡no sirve! ¡No serás fecundo! ¡No serás fecunda! Catequista es una vocación: “ser catequista”, esa es la vocación; no trabajar como catequista. Entiendan bien, no he dicho “hacer” el catequista, sino “serlo”, porque envuelve la vida. Se guía al encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio. Recuerden aquello que Benedicto XVI nos ha dicho: “la Iglesia no crece por proselitismo. Crece por atracción”.

44 Y eso que atrae es el testimonio
Y eso que atrae es el testimonio. Ser catequista significa dar testimonio de la fe; ser coherente con la propia vida. Y esto no es fácil. ¡No es fácil! Nosotros ayudamos, nosotros guiamos hacia el encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio. Me gusta recordar aquello que San Francisco de Asís decía a sus frailes: “prediquen siempre el Evangelio y si fuese necesario también con las palabras”. Pero antes el testimonio: que la gente vea en sus vidas el Evangelio, pueda leer el Evangelio.

45 Tres claves más una cuarta del buen catequista, por el Papa Francisco
Las tres claves del buen catequista según el Papa Francisco: Tener familiariedad con Jesús (ser discípulo), ir al encuentro de los otros  (salir de uno mismo) y no tener miedo de ir con Él a las periferias (ser misionero), y una cuarta: el amor.

46 Papa Francisco Transmitir la Fe con Alegría y evitar la tentación del Celo Amargo. El Papa Francisco busca hacernos redescubrir cuestiones esenciales de nuestro ser cristiano: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.

47 ORACIÓN Y DECÁLOGO DEL CATEQUISTA
Señor Jesús: Aquí me tienes para servirte y colocar a tus pies la labor en que estoy empeñado. Tú me escogiste para ser catequista, anunciador de tu Mensaje a los hermanos. Me siento muy pequeño e ignorante, soy a menudo inconstante, pero sé que Tú me necesitas. Gracias por confiar en mí, pequeño servidor tuyo. Estoy pronto a cumplir esta hermosa tarea con sencillez y modestia, amor y fe.

48 ORACIÓN Y DECÁLOGO DEL CATEQUISTA
Quiero ser instrumento tuyo para despertar en muchos hermanos: cariño por tu persona, confianza en tus promesas, deseos de seguirte como discípulo. Bendice día a día mis esfuerzos; pon tus palabras en mis labios, y haz que, en comunión con mis hermanos, pueda colaborar en extender tu Reino.

49 ORACIÓN Y DECÁLOGO DEL CATEQUISTA
María, tu que seguiste siempre con fidelidad las huellas de tu Hijo, guíanos por ese mismo camino. Amén.

50 Decálogo para el Catequista
I. Cuidar mi vocación de catequista con la oración y la formación permanente. II. Estudiar y amar la Palabra de Dios como fuente principal de la catequesis. III. Crecer en el amor a Cristo, a la Iglesia y a cada hermano. IV. Desarrollar mi vida espiritual con la vivencia de los sacramentos y la participación activa a favor de la comunidad cristiana.

51 Decálogo para el Catequista
V. Dar testimonio de Cristo en toda circunstancia. VI. Trabajar en común unión con los sacerdotes y mis hermanos en la fe. VII. Preparar con seriedad y creatividad todos los encuentros catequísticos. VIII. Participar con entusiasmo en los encuentros de formación, de oración y de programación de las catequesis.

52 Decálogo para el Catequista
IX. Servir con humildad y respeto, confiando más en la acción del Espíritu Santo que en mis méritos. X. Revisar y purificar mis motivaciones para evitar la rutina y la autosuficiencia.

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