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TEOLOGÍA Y LITURGIA.

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1 TEOLOGÍA Y LITURGIA

2 14. QUÉ ES CELEBRAR. PECULIARIDAD DE LA TEOLOGÍA LITÚRGICA
Buscamos responder primero si existe alguna ciencia que nos ayude a entender lo que significa celebrar, para luego mostrar qué es lo peculiar de esa ciencia. ¿ES POSIBLE HABLAR DE TEOLOGÍA LITÚRGICA? Pareciera que los términos liturgia y teología son distintos; el primero corresponde a la acción, el segundo al pensar, tratado de… Sin embargo, si teología es reflexión sobre la fe y la Liturgia es la celebración de la misma en cuanto que acontece en el culto, entonces también es Teología, Tratado de Dios en el nivel de la fe vivida a través de Signos que ocultan y revelan la acción Misteriosa de Dios = Teología Litúrgica.

3 Además, la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis pide a los alumnos que “aprendan a conocer en qué modo los misterios de la salvación están presentes y operantes en las acciones litúrgicas”; esto es hacer de la liturgia el pundo de partida de un modo nuevo de estudiarla, haciendo teología. 2.- TEOLOGÍA PRIMERA Y TEOLOGÍA SEGUNDA Se trata de dos modos de relacionar teología y liturgia: La profesión experiencial de fe, la fides qua, el acto de fe que hace que la teología se convierta en lugar litúrgico La reflexión teológica sobre la fe, fides quae creditur, objeto de fe, que hace que la liturgia se convierta en un lugar teológico. 3.- UN ESTATUTO DE TEOLOGÍA LITÚRGICA La liturgia exige una comprensión teológica, por ser portadora del dato de fe revelado 2. La liturgia está llamada a dar su aporte a la teología no sólo como lugar teológico sino como un modo de ser de la revelación

4 3. Es lícito llamar teología litúrgica a la reflexión que deduce el contenido teológico de la liturgia de la praxis celebrativa y que lo ilustra con esa misma praxis 4. Más allá de ésta, hay una teología litúrgica porque al hacer teología plantea su propio tratado sobre Dios según las categorías litúrgicas que son: La sacramentalidad de la revelación, En el Sacramento Cristo está la totalidad de la revelación, La economía de la salvación, La presencia del misterio de Cristo, Palabra de Dios en acción 5. La teología litúrgica, constituida como “teología primera”, no sólo admite, sino que incluso postula una “teología segunda”, que deberá investigar cómo en el plano histórico – cultual se va realizando el misterio de Cristo en el mundo y luego, traducir a un lenguaje cultural adecuado a los tiempos, lo que la liturgia expresa en su lenguaje simbólico.

5 4.- TEOLOGÍA SIMBÓLICA DE LA LITURGIA
El hecho de que la liturgia celebre el misterio cristiano en su lenguaje simbólico, indica que ella es un acontecimiento simbólicamente expresado, en un doble nivel: Nivel antropológico, poder indicador de los símbolos y Nivel teológico, remite al poder comunicador de los mismos

6 La expresión simbólica implica la conjunción de algo visible y algo invisible; remite a otra realidad haciéndola presente él mismo. Esto implica relacionalidad vicaria (el símbolo manifiesta visiblemente lo invisible). Por otro lado, la consistencia del símbolo implica la presencia de la realidad simbolizada de modo figurado pero real. La expresión sacramental: lo simbólico es relativo a lo sacramental. La sacramentalidad es la mediación en la cual se realiza y se continúa el misterio pascual dando una profunda unidad entre rito y misterio. Los símbolos litúrgicos son señales de la gracia y fuentes de la misma.

7 15. El misterio pascual de Jesucristo
Veamos el fundamento cristológico de la celebración litúrgica en su doble vertiente, como acontecimiento histórico de la salvación y como rito festivo permanente. Hemos de valorar la unión profunda entre Cristo (no sólo en el pasado) y la Iglesia (acento en su protagonismo actual) 1.- MISTERIO Y SACRAMENTO Hemos visto que “misterio” fue traducido al latín como “sacramento”. En griego se utilizaba en sentido religioso y en plural, las solemnidades cultuales en que participaban los iniciados. En ellas el creyente experimentaba salvación. En un segundo momento “mysterion” fue empleado por los filósofos dándole ahora un sentido esotérico, como fundamento doctrinal- esotérico, como fundamento trascendente del mundo

8 En tercer lugar, en un contexto veterotestamentario, significa secreto escatológico o anuncio misterioso de un acontecimiento futuro determinado por Dios (cf Dn) En cuarto lugar, en el NT los sinópticos la utilizan para significar realidades ocultas o acontecimientos históricos, cuya revelación o cumplimiento depende de los designios de Dios. En cambio, Pablo da un sentido determinante: afirma que el misterio de Dios se manifestó en Jesús; por otro lado, lo refiere a la cruz de Cristo, antítesis radical entre sabiduría de Dios y del mundo. Por tanto, según San Pablo, el misterio de Dios es la acción salvífica de Dios Padre manifestada en Cristo y realizada en la plenitud de los tiempos. Se unen misterio y kerigma. En quiento lugar, en el sentido cristiano adquiere un sentido polivalente: Ignacio de Antioquía (misterios de encarnación, virginidad de Ma., etc.); Clemente de A. y Orígenes (ritos cristianos simbólico-bíblicos), Tertuliano (sacramentum), siglo IV (sentido litúrgico)

9 Por tanto, la sacramentalida cristiana es una categoría, cuya realidad se legitima a partir de Jesucristo, puesto que se llegó a hablar de los misterios de la vida y muerte de Cristo y luego, de los misterios del culto cristiano. 2.- MISTERIO EN LA TEORÍA CASELIANA Según Odo Casel, el mundo pagano antiguo empezó ya a ver en lo terrenal, entre sombras, el resplandor de la gloria celestial. Esta esperanza se cumplió en la encarnación de Dios en Jesús en quien el vocablo misterio recibe un sentido nuevo y profundo: Revelación del eterno silencio de Dios en la carne de Cristo Cristo mismo es el misterio en persona, revelación de la divinidad En sentido cultual, el misterio de Cristo se actualiza plena, histórica y fundamentalmente en nosotros bajo formas figurativas y simbólicas Por tanto, las acciones históricas de Cristo se presencializan hoy por la virtud sacramental

10 3. EL MISTERIO PASCUAL DE JESUCRISTO
La pascua de Cristo tiene diferentes significados bíblicos: acontecimiento histórico de la pasión, muerte, resurrección y ascensión, paso de este mundo al Padre, humillación en cruz y exaltación en la resurrección. Aparte la diversidad etimológica de pascua: pathein, padecer (Melitón de Sardes, s. II) y phase, paso (Orígenes), s III Por tanto, ha de entenderse en sus dos dimensiones: la humana de Kénosis (muerte redentora) y la divina de exaltación (resurrección y ascensión) También se puede entender desde una perspectiva de totalidad: en el MP de Cristo quedan comprendidos todos los misterios de su vida, como único acontecimiento de salvación Desde el punto de vista cósmico la Pascua de Cristo es la recapitulación de todo lo creado. Y escatológicamente indica el sentido último de nuestra muerte y de nuestra vida futura

11 4. EL MISTERIO PASCUAL Y LA LITURGIA
También el misterio pascual se refiere a un rito en cuanto que la pascua continúa y se perfecciona cada día en el culto. En los sacramentos Cristo realiza para nosotros su misterio pascual. Hemos de aclarar que en la liturgia celebramos su sentido amplio: Se celebra el plan eterno y amoroso de Dios de salvarnos del pecado y de la muerte Se celebran todos los acontecimientos históricos de Dios a favor de la salvación de su pueblo Se celebra ritualmente la memoria de la nueva alianza en Cristo Por tanto, hemos de superar todo reduccionismo jurídico, esotérico o histórico del culto cristiano: es acontecimiento permanente de la historia de la salvación.

12 Celebrar el misterio pascual nos obliga también a entrar en comunión con el sufrimiento del hombre y del mundo, evitando toda huida de la realidad. Es más, el misterio pascual fundamenta y da eficacia a todo empeño liberador Así el culto litúrgico no es sólo algo que nosotros tributamos a Dios sino, principalmente, algo que Dios nos regala a nosotros para su gloria y para nuestra liberación. Por tanto, la celebración litúrgica no tiene otra finalidad que la de incorporarnos al misterio pascual de Cristo a través de la fe y de los sacramentos de la fe.

13 16. Un culto en Espíritu y en verdad
No se trata de contraponer un culto ritual, externo y falso, al culto espiritual, interno y verdadero, ni de exclusión de la función ministerial y las mediaciones sagradas. Lo que Juan quiere indicarnos es que a Dios se le adora sólo en el Espíritu: para que el hombre sea capaz de tributar a Dios un culto en espíritu y en verdad, ha de ser colmado por el Espíritu de Dios (por el Bautismo); indica que el nuevo culto se realiza sólo en comunión con Cristo, que el Espíritu de Cristo nos constituye en comunidad litúrgica, que la celebración debe prolongarse en la vida, pues exige el fruto de vivir en el amor y en la verdad, cumpliendo la voluntad de Dios.

14 Por tanto, el culto nuevo nace de Jesús muierto en la cruz y resucitado de entre los muertos y se celebra en la virtud del Espíritu Santo, de manera que Jesús al hacernos partícipes de su Espíritu, nos capacita para ser celebrantes de la liturgia. No está contra el culto externo y visible sino contra el culto vacío 2. LA LITURGIA, ACCIÓN SACERDOTAL DE JESUCRISTO En la liturgia, los signos sensibles significan y realizan la santificación del hombre y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, cabeza y miembros, ejercen el culto público íntegro. Toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia. Esto quiere decir que: Es acción sacerdotal de Cristo, personalmente Su sacerdocio es sacramentalizado por el Espíritu Santo Cristo se hace presente en su ministro De ahí dos consecuencias: la liturgia nos ayuda a clarificar la identidad entre el Cristo de la historia y el Cristo de la fe; la celebración cristológica impide que la religión prevalezca sobre la fe

15 3. LA PRESENCIA DE CRISTO EN LA LITURGIA
“Todo lo que el Hijo de Dios realizó y enseñó no lo conocemos solamente por la historia de sus acciones pasadas, sino que lo sentimos también por la eficacia de lo que él hace ahora en el presente” (León Magno) Es decir, todo lo que en Cristo fue visible, ha pasado ahora a ser rito sacramental. A Cristo lo encontramos ahora en los sacramentos. La SC 7 lo dice así: “Para realizar una obra tan grande, Cristo está presente siempre en su iglesia, sobre todo en la acción litúrgica” El sentido de esta presencia es por el memorial histórico y escatológico de la Pascua ya realizada en Cristo (el mismo evangelio es a la vez buena nueva y profecía de esperanza). La participación activa y fructuosa en la liturgia implica disponernos para la lucha en este mundo de pecado y para el gozo de la vida futura, ya pregustado. Y todo esto, concentrado en la Eucaristía pero no reducido a ella ni sólo en “la presencia real” sino diversificada.

16 Hablamos siempre de una presencia personal de Cristo, no sólo de los efectos de su obra.
Por otro lado, hablamos también de la presencia de sus misterios, que continúan en el culto litúrgico, lo que exige de nuestra parte, acogida para entablar una relación de amistad con él. Razón de todo esto: los actos de Cristo son teándricos y por tanto, trascienden el tiempo y el espacio comunicando salvación. 4. PASCUA, EFUSIÓN DEL ESPÍRITU SANTO La liturgia es pascual, se convierte en esperanza para nosotros, por la acción del Espíritu Santo. Es así porque La Iglesia, desde pentecostés, no ha dejado de reunirse para celebrar “en la virtud del Espíritu Santo” SC 6 Nuestra misma unión con la Iglesia, es obra del mismo Espíritu Santo; así celebramos juntos el culto cristiano por él (LG 50) Los presbíteros actúan in persona Christi por obra del Espíritu Santo. Esto nos invita a valorar estos aspectos:

17 Pascua y Pentecostés Pentecostés complementa y culmina la pascua; la liturgia es a la vez culto pascual y pentecostal, presencia constante en el Espíritu consolador, de Jesús como Kirios. Es decir, la liturgia es epifanía de la efusión y experiencia del Espíritu, al celebrar el misterio pascual de Cristo b) El carácter espiritual del culto El culto que Cristo ofrece al Padre es en su propio cuerpo y es un culto espiritual (muere obedeciendo; su nota es el amor, humildad de corazón). También la escritura habla del culto espiritual de los cristianos, llamados a ofrecer sus cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios, culto espiritual (Rm 12) c) El carácter carismático del culto La presencia dinámica del Espíritu en la liturgia no sólo convierte al culto en la plegaria carismática por excelencia, sino que sobre todo capacita a la iglesia con dones para actuar sacerdotalmente en ella. También el Espíritu libera al ministerio de toda concepción mágica y manipulación de la fe

18 5. LA CELEBRACIÓN PARA LA GLORIA DE DIOS PADRE
La glorificación de Dios por medio del culto es fruto de la experiencia salvadora del misterio pascual y de la transformación de la propia vida. Ni el racionalista ni el distraído podrán alabar al Señor pues no se deleitan ni se extasían ante las maravillas de la obra de Dios a favor nuestro. La alabanza es una consecuencia coherente del misterio pascual, puesto que no podemos separar el sentido latréutico del sentido soteriológico de la liturgia, ya que la glorificación de Dios implica la salvación del hombre. No hay qué pasar por alto que la gloria de Dios no significa olvidar al hombre, al contrario, a Dios se le honra desde la vida y muerte de Jesucristo y desde nuestra propia vida y muerte. “La gloria de Dios es el hombre que vive por la gracia de ver a Dios”, San Ireneo.

19 17. La liturgia en el misterio de la Iglesia
La liturgia se entiende como culto de Cristo y de la Iglesia. No podemos hablar de la presencia de Cristo sin la mediación de la Iglesia. Una teología de la liturgia presupone siempre una eclesiología. “Toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no lo iguala ninguna otra acción de la Iglesia” SC 7

20 1.- LA IGLESIA, COMUNIDAD CULTUAL
Tanto el AT como el NT describen al pueblo y a la Iglesia en términos cultuales. El pueblo liberado se constituye en asamblea reunida en el Sinaí. En el NT, la Iglesia es llamada templo del Señor (1 Cor 3, 16-17). Cuando ofrece en la Eucaristía el Cuerpo de Cristo, se ofrece a sí misma, participando de la santidad de Jesucristo.

21 La iglesia, comunidad de culto, se manifiesta en la iglesia diocesana, las asambleas parroquiales y conventuales y otras comunidades presididas por un obispo, presbítero o diácono. La asamblea litúrgica es vista desde su ser (comunión y sacramento) o desde su actuar (ministerios): La asamblea, comunión y sacramento de la Iglesia La asamblea manifiesta el ser mismo de la Iglesia, por esto hemos de ubicar en su lugar eventos como la Misa televisada, en cuanto el carácter sacramental de la iglesia. En el conjunto de símbolos y acontecimientos la asamblea aparece como signo y acción sacramental de la iglesia terrena y celeste. El culto es epifanía de la Iglesia.

22 En el culto, la Iglesia peregrina manifiesta toda su riqueza sacramental: las tres dimensiones temporales (memoria, gracia actual y pregustación de la espera), manifiesta y realiza la comunión de dones y carismas y manifiesta a la iglesia como comunidad bautismal, nupcial, católica y apostólica

23 2.- Iglesia como comunidad sacerdotal
Aquí vemos a la iglesia desde su actuar sacerdotal: todos los bautizados somos sacramento de ese actuar de Cristo, participamos de su sacerdocio; esto nos capacita para el culto. Por eso es importante valorar a la asamblea como sujeto de la celebración. Pero hablamos de una comunidad sacerdotal diferenciada: sacerdocio común y ministerial o jerárquico. La relación entre ambos sacerdocios se juega en la expresión del sujeto completo del culto: in persona Christi (ministros, cabeza), “in nomine Ecclesiae” (todos los fieles, cuerpo de Cristo) 2. CONFESAR LA FE DE LA IGLESIA La celebración litúrgica implica una profesión de la fe de la Iglesia en el misterio pascual de Jesucristo. Hemos de ahondar en la relación entre liturgia y fe.

24 La liturgia es escuela o expresión de la fe cristiana
La liturgia es escuela o expresión de la fe cristiana. La fe de la Iglesia es una realidad integrante de la liturgia, pues es la iglesia sacramento de la fe, lo que significa que celebra y anuncia la fe y los sacramentos de la fe: La liturgia es expresión de la fe cristiana. Se refiere a aquello de que “lex orandi, lex credendi”, oramos lo que creemos. Para que esto sea así, se requiere antigüedad, dignidad y universalidad La liturgia es profesión de la fe de la iglesia en los niveles objetivo y subjetivo (frides quae y fides qua). En la liturgia se expresa la fe y la vida de la iglesia. Por otro lado, la liturgia es acto de fe. La fe es la virtud teologal que nos capacita para el culto. Hay una estrecha relación entre fe y sacramento; sin fe, no hay sacramento. La fe nos capacita para entrar en contacto con el misterio pascual. Hablamos de expresión, profesión y actuación de la fe.

25 18. El hombre vivificado por el Espíritu
La liturgia es fuente de liberación cristiana en la vida humana y en el cosmos. No podemos separar la redención del hombre de su liberación y la de todo el cosmos. La iglesia intenta unir teocentrismo y antropocentrismo de modo orgánico y profundo; a esto contribuye la liturgia. Y esto es así porque la salvación cristiana implica la liberación en todo sentido. Cristo es el hombre nuevo, en su misterio pascual encuentra sentido toda esperanza humana. La liturgia ofrece la experiencia de liberación integral expresada en el encuentro, diálogo, palabra, etc. La impostación antropológica de la liturgia se funda en el cuerpo de Cristo, verdadero templo donde se celebra el auténtico culto en espíritu y en verdad, y en el cuerpo del cristiano, templo del Espíritu para gloria de Dios.

26 El hombre se transforma interiormente por la participación en las celebraciones litúrgicas. La redención no consiste en olvidar su pecado, sino en expiarlo por el misterio pascual. El hombre es entronizado nuevamente en la gloria de Dios y recibe la tarea de configurar la historia según el plan de Dios. Se trata de una salvación presente y escatológica, espiritual y temporal, eclesial y personal, comunitaria y personal. Une sacramento del altar y sacramento del hermano. De ahí la necesaria derivación o fruto en las obras de misericordia. En cuanto a la relación con el mundo, supone su contextualización teológica y social: reconocemos la autonomía legítima del mundo, pero también relativa. El mundo también asume sentido pleno desde la liturgia: es también divinizado. En la celebración litúrgica el mundo creado aparece como obra de Dios y como expresión simbólica de lo divino.

27 Fin de este apartado


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