Lectura por palabras VolverVolver Un Plan Lector para nuestro centro C.E.I.P “Benedicto XIII”- Illueca (Zaragoza) V1 V2 V3 V4 V5 180 palabras por minuto.

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1 Lectura por palabras VolverVolver Un Plan Lector para nuestro centro C.E.I.P “Benedicto XIII”- Illueca (Zaragoza) V1 V2 V3 V4 V5 180 palabras por minuto 210 palabras por minuto 250 palabras por minuto 300 palabras por minuto 350 palabras por minuto El oledor de vientos Elije la velocidad de la lectura 5º- Prueba 5 El oledor de vientos Elije la velocidad de la lectura

2 Lectura por palabras VolverVolver Un Plan Lector para nuestro centro C.E.I.P “Benedicto XIII”- Illueca (Zaragoza) Curso: 5º Prueba: 5 Título: El oledor de vientos Velocidad: 180ppm Había en aquella isla un personaje muy importante, que se llamaba el Flairador: era un oledor de vientos. Los isleños le consultaban cualquier decisión importante que fueran a tomar, porque, aunque conocían a la perfección los vientos, sus nombres y sus consecuencias, no podían olerlos, ni tener aquella percepción profunda que él tenía. Así, las parejas le consultaban qué día era el más indicado para casarse, los labradores, cuándo plantar o recoger las cosechas, los hombres de negocios cuándo deberían iniciarse las empresas importantes y arriesgadas, y el Flairador, hasta la fecha, nunca había fallado. Hasta que llegó un día en que se equivocó. Fue un pequeño error, casi sin importancia, pero suficiente para que la gente empezase a dudar de la eficacia del Flairador. “Si se ha equivocado una vez, se puede equivocar mil”, decían. A partir de entonces, se volvió inseguro y taciturno, por miedo a fallar de nuevo; sus pronósticos ya no eran tan claros, cosa que aprovecharon sus enemigos para malinterpretarlos. En poco tiempo, perdió su trabajo y fue sustituido por complejas maquinarias.

3 Lectura por palabras VolverVolver Un Plan Lector para nuestro centro C.E.I.P “Benedicto XIII”- Illueca (Zaragoza) Curso: 5º Prueba: 5 Título: El oledor de vientos Velocidad: 210ppm Había en aquella isla un personaje muy importante, que se llamaba el Flairador: era un oledor de vientos. Los isleños le consultaban cualquier decisión importante que fueran a tomar, porque, aunque conocían a la perfección los vientos, sus nombres y sus consecuencias, no podían olerlos, ni tener aquella percepción profunda que él tenía. Así, las parejas le consultaban qué día era el más indicado para casarse, los labradores, cuándo plantar o recoger las cosechas, los hombres de negocios cuándo deberían iniciarse las empresas importantes y arriesgadas, y el Flairador, hasta la fecha, nunca había fallado. Hasta que llegó un día en que se equivocó. Fue un pequeño error, casi sin importancia, pero suficiente para que la gente empezase a dudar de la eficacia del Flairador. “Si se ha equivocado una vez, se puede equivocar mil”, decían. A partir de entonces, se volvió inseguro y taciturno, por miedo a fallar de nuevo; sus pronósticos ya no eran tan claros, cosa que aprovecharon sus enemigos para malinterpretarlos. En poco tiempo, perdió su trabajo y fue sustituido por complejas maquinarias.

4 Lectura por palabras VolverVolver Un Plan Lector para nuestro centro C.E.I.P “Benedicto XIII”- Illueca (Zaragoza) Curso: 5º Prueba: 5 Título: El oledor de vientos Velocidad: 250ppm Había en aquella isla un personaje muy importante, que se llamaba el Flairador: era un oledor de vientos. Los isleños le consultaban cualquier decisión importante que fueran a tomar, porque, aunque conocían a la perfección los vientos, sus nombres y sus consecuencias, no podían olerlos, ni tener aquella percepción profunda que él tenía. Así, las parejas le consultaban qué día era el más indicado para casarse, los labradores, cuándo plantar o recoger las cosechas, los hombres de negocios cuándo deberían iniciarse las empresas importantes y arriesgadas, y el Flairador, hasta la fecha, nunca había fallado. Hasta que llegó un día en que se equivocó. Fue un pequeño error, casi sin importancia, pero suficiente para que la gente empezase a dudar de la eficacia del Flairador. “Si se ha equivocado una vez, se puede equivocar mil”, decían. A partir de entonces, se volvió inseguro y taciturno, por miedo a fallar de nuevo; sus pronósticos ya no eran tan claros, cosa que aprovecharon sus enemigos para malinterpretarlos. En poco tiempo, perdió su trabajo y fue sustituido por complejas maquinarias.

5 Lectura por palabras VolverVolver Un Plan Lector para nuestro centro C.E.I.P “Benedicto XIII”- Illueca (Zaragoza) Curso: 5º Prueba: 5 Título: El oledor de vientos Velocidad: 300ppm Había en aquella isla un personaje muy importante, que se llamaba el Flairador: era un oledor de vientos. Los isleños le consultaban cualquier decisión importante que fueran a tomar, porque, aunque conocían a la perfección los vientos, sus nombres y sus consecuencias, no podían olerlos, ni tener aquella percepción profunda que él tenía. Así, las parejas le consultaban qué día era el más indicado para casarse, los labradores, cuándo plantar o recoger las cosechas, los hombres de negocios cuándo deberían iniciarse las empresas importantes y arriesgadas, y el Flairador, hasta la fecha, nunca había fallado. Hasta que llegó un día en que se equivocó. Fue un pequeño error, casi sin importancia, pero suficiente para que la gente empezase a dudar de la eficacia del Flairador. “Si se ha equivocado una vez, se puede equivocar mil”, decían. A partir de entonces, se volvió inseguro y taciturno, por miedo a fallar de nuevo; sus pronósticos ya no eran tan claros, cosa que aprovecharon sus enemigos para malinterpretarlos. En poco tiempo, perdió su trabajo y fue sustituido por complejas maquinarias.

6 Lectura por palabras VolverVolver Un Plan Lector para nuestro centro C.E.I.P “Benedicto XIII”- Illueca (Zaragoza) Curso: 5º Prueba: 5 Título: El oledor de vientos Velocidad: 350ppm Había en aquella isla un personaje muy importante, que se llamaba el Flairador: era un oledor de vientos. Los isleños le consultaban cualquier decisión importante que fueran a tomar, porque, aunque conocían a la perfección los vientos, sus nombres y sus consecuencias, no podían olerlos, ni tener aquella percepción profunda que él tenía. Así, las parejas le consultaban qué día era el más indicado para casarse, los labradores, cuándo plantar o recoger las cosechas, los hombres de negocios cuándo deberían iniciarse las empresas importantes y arriesgadas, y el Flairador, hasta la fecha, nunca había fallado. Hasta que llegó un día en que se equivocó. Fue un pequeño error, casi sin importancia, pero suficiente para que la gente empezase a dudar de la eficacia del Flairador. “Si se ha equivocado una vez, se puede equivocar mil”, decían. A partir de entonces, se volvió inseguro y taciturno, por miedo a fallar de nuevo; sus pronósticos ya no eran tan claros, cosa que aprovecharon sus enemigos para malinterpretarlos. En poco tiempo, perdió su trabajo y fue sustituido por complejas maquinarias.