La descarga está en progreso. Por favor, espere

La descarga está en progreso. Por favor, espere

Francisco González García Sabiote, 29 febrero 2008

Presentaciones similares


Presentación del tema: "Francisco González García Sabiote, 29 febrero 2008"— Transcripción de la presentación:

1 Francisco González García Sabiote, 29 febrero 2008
Pregón Francisco González García Sabiote, 29 febrero 2008

2

3 Ilustrísimo Señor Alcalde, Sr
Ilustrísimo Señor Alcalde, Sr. Presidente de la Agrupación Arciprestal de Cofradías y Hermandades, Sr. Presidente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Primer Dolor, Sres. Hermanos Mayores, Cofrades y Pueblo de Sabiote: Es para mí un gran honor a la vez que una gran responsabilidad encontrarme esta noche entre vosotros como pregonero de mi Hermandad. Los que me conocéis bien sabéis perfectamente que no soy una persona dada a actos públicos, más bien intento pasar desapercibido, cosa que nunca he conseguido y me dicen que ya jamás conseguiré, por lo que me aconsejan que me vaya acostumbrando.

4 Quiero dedicar este pregón: A la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Primer Dolor, por su valentía, entusiasmo y fe en mí. Permitidme por favor, que se lo dedique con especial cariño a Isabel Ruiz Talavera. Alguien dijo que detrás de un gran hombre hay una gran mujer; en mi caso, ya que no soy un gran hombre, prefiero tener una gran mujer a mi lado, complementándome, o delante, guiándome. A mi familia, por inculcarme una fe y unas creencias a prueba de crisis durísimas. A Antonio Bueno, por su entrañable amistad. Una vez más pone voz a mis sentimientos. A todas las personas con serias dificultades para hablar, pero con mucho y bueno que comunicar. A Mariola, mi novia, pues ella cambió mi vida tanto como para que esta noche me creáis merecedor de tan alto honor.

5 Esta noche estoy aquí para hablar de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de fe, de sentimientos, de emociones, de amor sin límite, el idioma del alma, el idioma de Dios, en el cual huelga la palabra, pues los sentimientos más profundos se expresan en silencio y fluyen de alma a alma.

6 No puedo evitar emocionarme al sentir la atenta mirada de mi Nazareno y recordar cómo mi madre me inscribió en esta Hermandad cuando yo apenas contaba un año de edad para continuar la tradición, pues mi añorado abuelo Juan, persona de profundas creencias religiosas, era uno de los tres trompeteros que la madrugá del Viernes Santo, formando un corro, cruzaban sus instrumentos y llamaban a los hermanos con lamentos de trompeta, a compartir el dolor del Nazareno que inicia el triste y doloroso camino hacia la muerte en la cruz. O cómo me llevaba en brazos en la procesión cuando yo aún no podía andar, eso me hacía sentirme en comunión con mi Nazareno, yo también necesitaba un Cirineo. En realidad, ¡todos lo necesitamos! Tanto que cuando conseguí andar, mi Nazareno quiso que siguiera necesitando un Cirineo.

7

8 La emoción que yo sentía al acompañarle, al rememorar su pasión, hacía temblar mis piernas. Esta vez mi tío Martín sería mi Cirineo durante muchos años, en una imagen clásica de nuestra Semana Santa.

9 Esta noche ese niño, con algunos años más, se sienta aquí temblando de emoción, para intentar poner sonido a los sentimientos, palabra al amor incondicional e infinito de quien va a entregar su vida por nosotros. Todo comenzó nada más ver por primera vez el Boletín Nº 1 de “Sabiote Nazareno”. Fue un flechazo, me enamoré, lo primero que pensé fue: “Quiero escribir para mi Nazareno” pero como me suele pasar cuando me he enamorado, no dije nada, simplemente tenía esa esperanza, esa ilusión.

10 ¡Escribir algún día para mi Nazareno!

11 Cuando Isabel Ruiz, Manuel Barrero y Francisco Medina, de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Primer Dolor, me pidieron que escribiera un artículo para el siguiente boletín, no tenía nada que pensar; era lo que había deseado y acepté inmediatamente.

12 Tenía que escribir algo realmente especial, tenía que dejarme el alma en ese artículo. ¡Qué menos le podía ofrecer a mi Nazareno! Afortunadamente para mí, Mariola, mi novia, que sin duda está aquí esta noche acompañándome y comentándole orgullosa a Nuestro Padre Jesús Nazareno: “Ése es mi Paco, al que yo tanto amo”, me enseñó a no tener miedo a expresar públicamente los sentimientos más íntimos, a desnudar públicamente el alma. A veces, demasiadas veces escondemos nuestros sentimientos más íntimos tras una coraza, escondemos nuestra alma para que nadie pueda hacernos daño, pero ¿quién osaría reírse de lo más sagrado que tenemos? Ninguna persona de bien, eso está claro; por lo tanto, no merece la pena preocuparnos.

13 En aquel articulo desnudé mi alma y seguramente por ello estoy esta noche aquí, por ello y porque uno de los pilares básicos sobre los que construí mi artículo caló hondo, muy hondo, en la Junta Directiva de mi Hermandad, que de una manera ejemplar y sin precedentes asumió que, efectivamente, -y en mi opinión, por fortuna- todos necesitamos un Cirineo. Así, siendo consciente de mis limitaciones pero también de mis posibilidades, les he visto realmente ilusionados y emocionados ante este pregón mío, asumiendo que entre todos vamos a hacer un pregón diferente, ni mejor ni peor, pero sin duda distinto, y estoy convencido de que es bueno que así sea. Muchísimas gracias por confiar en mí. Mi gran amigo Antonio Bueno será mi voz, mi Cirineo, pues, como veréis, creo que ésta es la mejor forma de demostrar muchas cosas que a lo largo de este acto os iremos desvelando.

14 Debo confesar que lo primero que pensé tras esta inesperada propuesta fue que era un gran honor, pero que sobrepasaba mis posibilidades. Por otra parte… ¿Cómo decir no a mi Nazareno? Al mismo tiempo pensaba que Mi Nazareno, en su infinita misericordia, había dispuesto un año enterito para mí, para prepararme. Le miraba y Él parecía decirme: “Tranquilo, tienes todo un año para poner en práctica todas las terapias que has aprendido”.

15 Y era cierto, tenía tiempo para prepararme
Y era cierto, tenía tiempo para prepararme. Mi primera idea fue demostrar a todos, es decir, a las personas “normales” y a las personas con “discapacidad”, que se puede, que las personas con “discapacidad” tenemos mucho y bueno que aportar a esta sociedad -basta ya de autoacomplejarnos y autocompadecernos- y que la sociedad no debería perderse por más tiempo todo ese conocimiento. Basta ya de que nos acomplejen y nos compadezcan.

16 Para que lo veáis con más claridad, ¿qué pasaría si Antonio Bueno siguiera el pregón en inglés?
“Quiero expresar mi más sincera gratitud a Paco por pedirme que sea hoy su portavoz en este acto de tan profundo sentido religioso. Suyo es todo el mérito, y habla mucho de su generosidad el hecho de que me haya permitido poner voz a sus sentimientos. Permítanme también darles las gracias a todos ustedes por acogerme en este pueblo que siento ya como mío. Doy gracias a Dios por poder compartir con ustedes una fe en Cristo, en su Muerte y Resurrección, bajo la mirada protectora de su Madre la Virgen”.

17 La mayoría de nosotros, yo el primero, no hemos entendido nada, pero no por eso podemos pasar de Antonio, no le podemos adjudicar la etiqueta de subnormal, minusválido o discapacitado sólo porque no conseguimos entenderle. Antonio es profesor de Filología Inglesa, Decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación en la Universidad de Jaén, y lo que es más importante, tiene una familia maravillosa y una calidad humana excepcional. Sólo debemos tener un poco de paciencia y servirnos de los medios adecuados (en este caso la traducción en la pantalla) para poder entenderle. Si no es así, la comunicación sería imposible y no hubiéramos podido comprender sus palabras de agradecimiento en inglés.

18 Os prometo que mi primera idea fue prepararme para ofrecer un pregón yo solito, de viva voz, y demostrar -una vez más- que puedo. Era sencillo, tan sólo tenía que recorrer el camino que he recorrido todas y cada una de las ocasiones en las que me he enfrentado por primera vez a un ambiente nuevo, a una situación nueva. Antonio recordará sin duda nuestras primeras conversaciones en la Universidad y puede dar fe de la gran diferencia entre esas primeras conversaciones y las actuales. Tan sólo tenía que habituarme. Para conseguirlo hubiera podido, por ejemplo, pedir leer cada domingo aquí, en misa.

19 En mi primera lectura no me habríais entendido nada; en la segunda, mejor; en la tercera, mucho mejor; y en la cuarta, en la cuarta, me hubierais entendido perfectamente, pero es muy probable que me hubierais tenido que recordar que nuestro cura es D. Francisco, y no yo, y que debía permitirle continuar la misa.

20 Hablé de todo esto con algunos de mis profesores de Psicología, escuché sus valiosos consejos, y, para mi sorpresa, comprobé que todos confiaban en mí. Ante mis argumentos me respondían: “¿Cuántas veces te han pedido algo y les has fallado? Tus habilidades compensan sobradamente tus limitaciones, por eso te han elegido”. Sus argumentos eran sólidos, pero yo necesitaba más, bajé a esta parroquia, me arrodillé ante Mi Nazareno e intenté escucharle. A cada pensamiento negativo, Él parecía responderme con una mueca de tristeza; a cada pensamiento positivo, Él parecía responderme con una sonrisa.

21 Y fue entonces cuando decidí cambiar mi año de terapias, con el consiguiente crecimiento personal, por mi año de ejercicios espirituales, con el valiosísimo crecimiento espiritual. Demostrar: ¿Qué?, ¿Para qué?, ¿A quién?, ¿Cuánto más hay que demostrar?, ¿Creeríamos más en Nuestro Nazareno si hubiera hecho un milagro más?, ¿Creeríamos igual? Me imaginaba a tantos amigos míos, Juan Ramón, José Tomás, Maria de Cazorla, y tantos otros, aquí delante, escuchándome y pensando: “Así ya podrás, han confiado en ti, y además, aún tienes capacidad para mejorar, pero ¿Qué pasa con nosotros? No tenemos ese margen para mejorar, y nuestro talento en ningún caso es inferior al tuyo”.

22 Comencé a reflexionar. Poco a poco fui madurando la idea de que mi silencio esta noche se convertiría en un grito estremecedor que proclama que yo sólo soy la punta del iceberg, y que, como acabamos de comprobar en el ejemplo del párrafo en inglés, aún hay mucho talento desperdiciado por no contar con los medios adecuados de comunicación aumentativa, o, simplemente, por no contar con la paciencia necesaria para escucharles. Algo parecido nos pasa con nuestro Nazareno. Todo parece alejarnos de Él, solemos tener tiempo para todo menos para Él, le arrinconamos y nos lo perdemos, nos perdemos el rato impagable de íntima comunicación con nuestro Nazareno.

23 Él camina a nuestro lado, nos habla con la íntima esperanza de que le reconozcamos y nuestros corazones salten de alegría al igual que el suyo. Pero todos tenemos demasiada prisa, oímos, pero no escuchamos; miramos pero no vemos; hablamos pero no comunicamos. No puedo evitar identificarme con Él. Demasiadas veces me he sentido así, invisible, quizás por eso existe entre nosotros esta íntima complicidad y comunicación.

24 Comunicación. Preciosa palabra, tan de moda en esta sociedad que nos ha tocado vivir, donde, paradójicamente, la abundancia y variedad de los medios de comunicación de los que disponemos nos alejan cada vez más de la verdadera comunicación. Seguramente mi Nazareno no me ha elegido por ser un gran orador, sino por ser un buen comunicador, todos sabemos qué es hablar, pero ¿Qué es comunicar?

25 Madrugá de Viernes Santo,
Viernes Santo sabioteño. El Nazareno abraza la cruz, que labró desde pequeño. Es ya la hora, llegado es el momento. Por la calles de Sabiote camina ya el Nazareno. Respeto, silencio sólo roto por el sobrio toque de tambor. Y los pasos de los penitentes acompañan a nuestro Señor.

26 Los ojos, inundados de lágrimas. Los corazones, rotos por el dolor
Los ojos, inundados de lágrimas. Los corazones, rotos por el dolor. La pena embarga las almas ¡Ante el sacrificio del hombre-Dios! Madrugá de Viernes Santo, mi pueblo se inunda de emoción, con lágrimas en los ojos y dolor en el corazón.

27 El momento más sublime de comunicación se produce sin duda en la Madrugá del Viernes Santo, milagro repetido año tras año, expectación ante la inminente salida de Santa María de Nuestro Padre Jesús Nazareno, emoción contenida, lágrimas, respeto, admiración, silencio. Sentimientos agolpados en los corazones de los que ansiamos volver a ver ese rostro, esa mirada que derrama dulzura, ni una mueca de dolor o desaliento. El hijo de Dios hecho hombre por nosotros, por todos y cada uno de nosotros, aún al límite de sus fuerzas, tras el despiadado castigo al que ha sido sometido, sabe que sólo Él puede llevar la pesada cruz, sólo su destrozada espalda será capaz de cargar esa cruz trazada a medida. El Nazareno no sólo la acepta, sino que la abraza, la hace suya. ¡La ama!

28

29 Ni una palabra sale de sus labios, no hace falta
Ni una palabra sale de sus labios, no hace falta. Su amor por todos y cada uno de nosotros es tan inmenso que no se puede expresar con palabras. Simplemente nos mira y establece un diálogo muy íntimo con nosotros. Bastan las miradas, aguzar el corazón e intentar no perder nada de su mensaje. Me impresiona la humildad con la que, siendo Dios, se hace hombre; siendo grande, se hace pequeño. No podía ser de otra manera. Renuncia a su condición divina para mostrarse cercano. Sólo desde la debilidad del ser humano inicia este camino que le conduce a la muerte en la cruz.

30 Y en este punto comencé realmente a entender infinidad de matices que se me habían escapado durante años a pesar de haberlos leído infinidad de veces en las Sagradas Escrituras y haberlos escuchado atentamente en la iglesia. Empecé a entender lo que debió sentir mi Nazareno cuando fue consciente de la misión que debía cumplir aquí en la tierra. Y comprendí mucho mejor la respuesta de María, cuando le anuncian que llevará en sus entrañas y dará a luz al Hijo de Dios. La única respuesta válida ante las limitaciones de la razón es la fe.

31 Es su dimensión humana la que hace que sean para nosotros un modelo, un consuelo, un espejo donde podemos sentirnos identificados y comprendidos, un refugio de amor incondicional y eterno al que siempre podemos volver. ¿Qué sentido tiene la pasión? Sin duda Dios puede vencer a la muerte sin sufrimiento, sin dolor, sin derramar ni una sola gota de su sangre. Sin duda, nuestro Nazareno hubiera podido decirnos: “Yo soy el hijo de Dios, moriré por vosotros y resucitaré al tercer día; de esta forma, vuestros pecados serán perdonados”.

32 Pero, en mi opinión, su mensaje hubiera sido mucho más pobre
Pero, en mi opinión, su mensaje hubiera sido mucho más pobre. Quizá los humanos necesitamos visualizar todo el proceso, sentirlo e identificarnos con Él. Es eso lo que nos sirve en nuestro día a día, es eso lo que nos hace volver los corazones hacia Él y encontrar consuelo. De lo contrario nos sentiríamos pequeños, muy pequeños, porque no somos dioses, y, por lo tanto, la única posibilidad de acceder al nivel de Dios, es que Él, siendo grande, se haga pequeño; siendo Dios, se haga hombre. En su camino necesitará la ayuda del Cirineo; no se puede ser más humilde, más humano, más cercano.

33

34 Del mismo modo, pienso que mi mensaje de esta noche sería mucho más pobre si me hubiera presentado aquí, hubiera aclarado mi voz y hubiera comenzado mi pregón sin más ayuda, y que no sería espejo ni referente de los que no tienen la capacidad de hablar, pero sí que tienen mucho que comunicar. ¿Hubiera conseguido mi Nazareno completar su misión sin la ayuda de su Cirineo? Sin duda, aunque sólo sea por convicción, porque era la voluntad del Padre. ¿Hubiera conseguido yo completar este pregón sin la ayuda de mi Cirineo? Sin duda, aunque sólo sea por convicción, porque es la voluntad de Dios.

35 Desde su condición humana mi Nazareno puede tomar mi mano y decirme: “Tranquilo, yo te entiendo, yo estoy contigo, yo sé lo que es ser elegido para una misión que creemos dura, muy dura. Te entiendo porque yo también tengo dudas, complejos, miedos, nervios; incluso tendré la dolorosa sensación de que mi Padre me ha abandonado. Tranquilo, ten fe, yo te entiendo, jamás te abandonaré”.

36 Este año toma forma el maravilloso misterio por el cual siendo Dios, se hace hombre; siendo grande, se hace pequeño. Por primera vez en la historia de esta cofradía, gracias a los desvelos y la fe de la Junta directiva y de todos y todas sus cofrades, nuestro Nazareno procesionará en cuerpo y alma.

37 Un cuerpo nuevo que habrá que cuidar, mimar, y, algún día, restaurar; para un alma eterna, que trasciende tiempos y espacios y que no necesita más cuidados que nuestra fe y nuestro amor. Un cuerpo que nos recuerda la debilidad humana y que, misericordioso, se confundirá con nosotros en ese mar de cruces clásico en la “madrugá” de nuestro Viernes Santo sabioteño. Un alma eterna que es Nazareno y Cirineo a un tiempo, que guiará nuestros pasos a la luz de la fe, a la vez que nos ayuda a abrazar nuestra cruz, a hacerla más llevadera, y nos levanta cuando caemos.

38

39 Jesús acaba de salir de Santa María, cruzamos las miradas y ahora tiene lugar un momento crucial en nuestras vidas. Enfila el Paseo de Gallego Díaz y vemos cómo se aleja lentamente, cargado con su pesada cruz. ¿Se aleja o nos alejamos nosotros?, ¿Le acompañamos en respetuoso silencio o nos vamos a dormir, o a algún bar, o quizás de botellón? Es un momento impresionante, lo podemos imaginar caminando, tambaleándose, cayendo bajo la pesada cruz, buscando consuelo. ¿Se aleja o nos alejamos nosotros?, ¿Le acompañamos en respetuoso silencio o nos vamos a dormir, o a algún bar, o quizás de botellón? En realidad Él jamás se aleja, sólo cumple con su misión.

40 Aún caerá tres veces. En estos momentos muy pocos creen que Él pueda ser el hijo de Dios. En realidad, la inmensa mayoría se creen superiores a Él, le golpean, le escupen, mientras otros, simplemente, asisten indiferentes al cruel espectáculo. Sólo La Verónica es capaz de cruzar todas las líneas, ignorar todos los prejuicios, vencer todos sus miedos, y llegar hasta Él, mirarle a los ojos y secar su ensangrentado, agotado y sudoroso rostro.

41 Es un gesto de amor y valentía sublime
Es un gesto de amor y valentía sublime. Nuestro Nazareno le corresponde, dejando la imagen de su Santo Rostro impresa en su velo.

42 Mientras, en tan dura hora, Juan permanece al lado de María
Mientras, en tan dura hora, Juan permanece al lado de María. Juntos le acompañan entre empujones camino del Calvario, impotentes. ¡Nada pueden hacer para salvarlo! El dolor de María es cruel, atroz, inhumano.

43 Juan, el discípulo amado, aún desconoce el glorioso destino que el Nazareno le tiene reservado: cuidar de María, su madre; ser su hijo; ser hermano de Jesús.

44 Volvemos a cruzar una mirada cómplice
Volvemos a cruzar una mirada cómplice. Nada ha cambiado demasiado en todo este tiempo, ¿verdad? Él me devuelve una mirada pícara. Una leve y enigmática sonrisa en sus labios me hace recordar que Él sí me conoce, que mi apariencia no le despista, ni le decepciona, y que jamás me abandonará. Estas tres caídas vuelven a ser una lección magistral de humildad. En realidad, no importa cuántas veces caiga, Él siempre se levantará.

45 Sus palabras fueron muy claras: “Déjalo todo, toma tu cruz y sígueme”
Sus palabras fueron muy claras: “Déjalo todo, toma tu cruz y sígueme”. Le miro con tristeza. En un mundo aferrado al materialismo, al consumismo compulsivo, parece muy poco probable -por no decir imposible- que alguien sea capaz de dejarlo todo, tomar su cruz y seguirle. Él nos ofrece lo mejor, nos ofrece su amor, su protección, su compañía. No se me ocurre nadie, absolutamente nadie, mejor con quien poder estar; no necesitamos nada más, sólo a Él, pues sólo Él es esencial.

46 Sin embargo, nos esclaviza el becerro de oro, el dinero, la ambición, el poder, las apariencias… tantas cosas inútiles que hemos elevado a la categoría de dioses y que gobiernan nuestras vidas. De nuevo mi Nazareno y yo cruzamos la mirada. Ve tristeza en mi rostro, la tristeza provocada por un pensamiento, un sentimiento, una creencia que desearía fuera equivocada. ¿Tienes sitio en nuestro mundo?, ¿Volveríamos a crucificarte? Las reglas de nuestro mundo parecen entrar en seria contradicción con Dios. Mi Nazareno sonríe y camina, mi reflexión no parece preocuparle.

47 Vuelvo a mis pensamientos y recuerdo sus palabras, como siempre, muy claras:
Y comprendo que poco, muy poco, le importan nuestras miserias. Mi Nazareno ha visto más allá de los corazones de los hombres, donde hay una pequeña luz que debe cuidar y alimentar. Esa es su misión, para eso ha venido. ¿El precio?: su vida. “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn, 14, 16) “Manso y humilde de corazón” (Mt, 11, 29) “El que vence al mundo” (Jn , 16, 33)

48 El desafío está servido: seguirle, pues Él es el camino; amarle, pues Él es la verdad y la vida; defenderle, pues Él es la luz del mundo; admirarle, pues Él vence al mundo. ¿Seremos capaces?

49 ¡Es tan fácil creer en Él
¡Es tan fácil creer en Él! El Dios del amor hecho hombre para dar su vida por nosotros. ¿Cómo no creer? ¡Es tan fácil proclamar su nombre o defenderle! Se le ve tan frágil, tan desvalido, tan cercano. Abrazado a esa cruz que hizo suya, solo, ensangrentado.

50 Quisiera besar cada herida, quitar cada espina, ofrecerle mi mano
Quisiera besar cada herida, quitar cada espina, ofrecerle mi mano. ¡Es tan fácil amarle! Mirarle a los ojos, decirle: “Te amo”. ¿Os parece acaso difícil, ridículo, anticuado o falso?

51 ¿Os parece un discurso trasnochado
¿Os parece un discurso trasnochado? ¿Os avergonzáis de gritar su nombre bien alto? ¿Qué espera Él de nosotros? ¡Eso sí que es complicado! ¿Qué sentido tienen nuestras vidas? ¿Estamos dispuestos a cumplir su legado? A veces parece que no nos escucha, que ya no nos ama, que nos ha abandonado. Y en vano esperamos una respuesta. ¿En vano?

52 Aguzamos nuestros oídos en un desesperado intento de escucharlo, mientras Él, siempre a nuestro lado, susurra a nuestro corazón el camino trazado. Por eso envidio a María. Pues incluso antes de concebirlo, su corazón ya conocía, el mensaje que Dios le había susurrado. Y dio sentido a su vida, y no vaciló en cumplir su legado: “Déjalo todo, toma tu cruz y sígueme” y María lo hizo ¡sin dudarlo!

53 Toda una vida de entrega al discapacitado, al pobre, al necesitado
Toda una vida de entrega al discapacitado, al pobre, al necesitado. ¿Cuántas veces María habrá curado sus heridas, quitado cada espina, o arrancado cada clavo? Pues en cada enfermo, en cada pobre, en cada discapacitado, era a su propio hijo a quien María tenía en sus manos.

54


Descargar ppt "Francisco González García Sabiote, 29 febrero 2008"

Presentaciones similares


Anuncios Google