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Temores de los niños ante la muerte de otros.

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Presentación del tema: "Temores de los niños ante la muerte de otros."— Transcripción de la presentación:

1 Temores de los niños ante la muerte de otros.
Antes de los 2 o 3 años el menor no puede entender la muerte. La mayor aproximación que tiene a ésta son los períodos de “ausencia” de la madre; producidos cuando ella sale y regresa. El pensamiento de los niños hasta los 11 años (aproximadamente) es concreto y así es como se le deben explicar las cosas. Los cuadros blancos por dentro, representan los pensamientos y temores usuales de los niños y los de colores, las respuestas recomendadas.

2 No. Las personas no se mueren por lo que piensas o dices
No. Las personas no se mueren por lo que piensas o dices. Mueren porque el cuerpo deja de funcionar. ¿En qué piensas hijo? ¿Extrañas a tu hermano? Yo también, mucho… Ven aquí, dime qué sientes… Mi hermano se murió porque yo le dije que lo odiaba cuando peleamos… Es mi culpa mamá, yo le dije que lo odiaba…

3 Yo estaba enojado porque el papá y la mamá le daban mucha atención a mi hermana que estaba enferma… estaban todo el tiempo con ella… y ahora murió… es mi culpa… Los sentimientos nunca provocan la muerte. El cuerpo dejó de funcionar. Es muy común que el menor se culpe, es necesario estar alerta y liberarlo de ese sentimiento.

4 ¿Y tú también te vas a morir? ¿Y yo?
Ella se murió, hijo. Su cuerpo no funciona. Ella no va a volver Sí, cuando seamos MUY MUY viejitos. Yo, siempre estaré contigo ¿Y tú también te vas a morir? ¿Y yo? ¿Quién me va a cuidar? ¿Dónde está mi mamá? Es necesario ser siempre honestos. El adverbio “muy, muy” , aleja de su estado actual de “niño” el temor a morir, situándolo en un momento y un estado lejano.

5 Cuando seas muy, muy, muy viejito.
Y yo, ¿también me voy a morir? Es muy común que se pregunten respecto a su propia muerte y que experimenten mucho temor, nuevamente se recomienda el adverbio “muy”, que aleja la ansiedad y la angustia.

6 Pero estaba muy,muy enfermo…
Pero papá no estaba muy muy viejito… En este caso, el destacar un “muy, muy enfermo”, sirve para diferenciar los niveles de enfermedad y que cuando se está simplemente “enfermo”, no se produce la muerte.

7 ¿Lo puedo ir a ver? ¿Va a volver?
No puedes ir porque su cuerpo ya no está, pero cada vez que reces y lo recuerdes, te darás cuenta que él vive en tu corazón, en tu recuerdo, en tu amor. Su cuerpo ya no funciona, pero tú ya sabes que existe un alma que no se ve y es la que se va junto a Dios en el cielo. ¿Lo puedo ir a ver? ¿Va a volver? Y… ¿Dónde está ahora? Es importante no usar este momento para iniciar en la fe al menor. Hay que “hacerse cargo” de este tema y traerlo desde antes, durante y después. Explicárselo en su generalidad y darle continuidad.

8 ¿Quién me va a llevar al parque?
Hoy te contaré tu cuento favorito, y mañana iremos al parque a jugar. Te prepararé tu leche calentita, como te gusta…¡Como siempre! ¿Quién me va a llevar al parque? ?¿ Si mamá se murió, ¿quién me va a contar cuentos? ¿Quién…? ¿Quién…? ?¿ ?¿ Es importante entregar al niño seguridad y mantener sin alteración sus rutinas.

9 La mamá se murió… ¿lo sabes? ¿Qué sabes?
Sí, pero su cuerpo ya no podía funcionar… en tu recuerdo ella siempre va a estar, pero su cuerpo no puede volver. No hijo… no es igual con las personas. Su cuerpo se echó a perder y no lo pudieron arreglar… Pero va a volver, ¿cierto? Como en la Play Station, cuando se mueren, siempre se levantan de nuevo… Pero… pero ¿por qué? Si ella sabe que yo quiero estar con ella… Las respuestas de los niños pueden marcar el punto de partida de nuestras explicaciones; nos muestran qué saben y cómo lo saben, lo que han distorsionado y lo que no entienden.

10 Pero, ¿no me va a pasar nada a mí?
Al cementerio, ahí llevan a las personas que mueren, hija. ¿Quieres venir? No linda, sólo vamos a despedir su cuerpo que ya no funciona. Su espíritu, que no se ve, va a vivir en nuestro recuerdo. Está bien. No es obligación. Me da miedo… Pero, ¿no me va a pasar nada a mí? ¿Adónde se llevan al tío, mamá? A partir de los 6-8 años es aconsejable asistir al rito funerario. Dado su pensamiento concreto, el ver “el final” les puede facilitar el proceso del duelo posterior que requerirá comprender y aceptar. Reciben además el apoyo social. Se hace necesario explicarles lo que verán y no obligarlos.

11 Me voy a jugar a la pelota.
Sí, anda. Me voy a jugar a la pelota. Echo de menos al abuelo… era mi papá… me siento tan triste… Mamá, ¿por qué lloras? El niño debe ver que su madre experimenta la pena en vez de esconderla: eso le ayuda a expresar, comprender e interpretar lo sucedido. Escuchar nuestro dolor los ayuda a entrar en contacto con el propio. Los niños no pueden mantener por mucho tiempo estados de pena. Alternar con juego es saludable; no interpretarlo como indiferencia o falta de cariño. A veces actúan como si no hubiesen escuchado. Puede ser una forma de negar. Dejarlos, existe dificultad en asimilar los hechos.


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