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Levanten la vista y miren los campos

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Presentación del tema: "Levanten la vista y miren los campos"— Transcripción de la presentación:

1 Levanten la vista y miren los campos
Juan 4:35

2 Introduccion Eran los primeros días de enero y el Señor cruzaba Samaria rumbo a Galilea. Había estado hablando con una samaritana, revelándole su pasado y observando en ella un corazón hambriento. Al comprender que la samaritana representaba una sed universal de vida nueva, Jesús les habló a sus discípulos sobre la cosecha que urgentemente les llamaba.

3 Pero los discípulos, conscientes sólo de las realidades naturales y no de las espirituales, le recordaron que la época de la siega no llegaría sino hasta principios de mayo. Jesús entonces, divisando las multitudes, les dijo: “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”.

4 Juan Wesley dijo: “El mundo es mi parroquia”
Juan Wesley dijo: “El mundo es mi parroquia”. Por supuesto, estaba en lo correcto. Pero mucho antes que él, Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Y “que el arrepentimiento y la remisión de pecados se predicase en su nombre en las naciones”. Y también: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”. Cuales son estos campos a que el Señor Jesús se refería?

5 LAS NACIONES—EL MUNDO DE DIVISIONES POLITICAS.
Todos los días escuchamos y leemos sobre el tremendo incremento de la población mundial. No fue sino hasta 1830 que el mundo llegó a tener mil millones de habitantes. Pero luego, en sólo 100 años llegó a los dos mil millones. Mas he aquí que ahora en sólo treinta y cinco años ha llegado a los tres mil millones.

6 La verdad es que los cristianos estamos perdiendo terreno en el mundo
La verdad es que los cristianos estamos perdiendo terreno en el mundo. Aunque casi una tercera parte se clasifica como cristiana, el hecho triste es que la población cristiana está aumentando sólo una tercera parte de lo que aumenta la población mundial, y que en los países donde el cristianismo es más reducido, el aumento de la población es más intenso.

7 ¡Cómo es urgente que alcemos los ojos

8 Esta condición no se limita a un continente
Esta condición no se limita a un continente. Todo el mundo está en transición. Ha roto con el pasado y se halla en el umbral de una nueva era. Si el espectáculo de casi ochocientos millones de chinos vueltos al comunismo, y de más de quinientos millones en India que han cerrado las puertas y las mentes al cristianismo, y de más de trescientos millones en África que han roto sus lazos al pasado, y de otros cientos de millones que afrontan el futuro con odio mezclado con esperanza… si ese espectáculo no nos estremece y nos mueve a la acción, entonces algo anda muy mal en nuestra cabeza, en nuestro corazón, o en las dos partes.

9 Cristo nos llama con urgencia, diciendo: “Alzad vuestros ojos y mirad; mirad y haced algo por redimir a los millones hambrientos, consumidos por el odio, llenos de esperanza, antes que ellos, y vosotros también, seáis aniquilados, y vuestro planeta se vuelva a escombros donde sólo se hallen los cráteres formados por las bombas, y sea un desierto cubierto con polvo atómico”.

10 LA IGLESIA—EL MUNDO RELIGIOSO.
Si alguno piensa que no debería mencionar la Iglesia como un campo necesitado, permítame recordarle lo que E. Stanley Jones ha dicho: “Hoy día la iglesia se ha vuelto un campo de evangelización en vez de una potencia evangelizadora”.

11 Con mucha frecuencia escuchamos: “Parece que en nuestras campanas no alcanzamos gente nueva; suficiente será que tengamos tal avivamiento que todos los miembros de la iglesia se aviven y renueven sus votos de consagración y devoción”. Nosotros sabemos que en los servicios regulares de la iglesia podemos gozar frutos evangelísticos, si tan sólo la iglesia es avivada y el pueblo cristiano recobra el espíritu de evangelismo. Esa es nuestra tarea primordial; no sólo predicar sermones evangelísticos, sino causar una iglesia evangelizadora.

12 Porque, al fin y al cabo, la Iglesia no tiene sino una misión: redimir al mundo. La ganancia de almas debe tener prioridad en el programa de la iglesia. El evangelismo no es una actividad al margen: no es un programa opcional; no, sino que es la función primordial de la Iglesia. Como dijera Willard Sperry: “La tarea más importante de la Iglesia es lograr que Cristo sea real a cada generación”.

13 Si, pues, el evangelismo es la tarea fundamental de la Iglesia, fracasar en ello es fracasar por completo—no importa cuanto éxito alcancemos en todo lo demás. Si fallamos allí, somos un fracaso para Dios, un fracaso para la humanidad perdida, y un fracaso en nuestro propósito y nuestra misión.

14 La religión hoy es popular en muchas partes. ¡Qué tragedia
La religión hoy es popular en muchas partes. ¡Qué tragedia! Porque cuando la religión es popular, cesa de ser redentora. Hoy día la iglesia se esta haciendo mas ecumenica, pero de menos influencia y menos poder. Hemos olvidado que no sólo debemos consolar a los afligidos, sino también despertar a los dormidos. Y perdemos el tiempo entonando canciones de cuna a los que duermen en las bancas del templo, mientras el mundo afuera se convence más y más de que la Iglesia no tiene un mensaje para el atribulado mundo de actualidad. ¡Qué tragedia: el mundo está en revolución y la Iglesia duerme!

15 EL INDIVIDUO—EL MUNDO DE LAS NECESIDADES PERSONALES.
Madame Curie dijo: “Los científicos debemos interesarnos en las cosas, no en las personas”. Ese pudiera ser un buen lema para los científicos—pero nunca para el cristiano. Más bien, “El cristiano debe interesarse profundamente en los individuos”.

16 Comencé este mensaje con una samaritana: permítame terminarlo con la historia que Cristo relató sobre un samaritano, una historia tan conocida que me temo haya perdido su efecto perturbador. (Luc. 10:30-37)

17 Por supuesto, usted la recuerda bien: Iba un hombre camino de Jerusalén a Jericó cuando unos bandidos lo asaltaron dejándolo maltrecho y sangrante. Un sacerdote pasó, lo vio, pero siguió su camino. ¿Por qué? Alguien sugirió que el sacerdote iba a Jericó a predicar un gran sermón sobre el evangelismo personal, y no tenía tiempo de detenerse y ayudar a aquel pobre hombre abandonado. Temía llegar tarde al servicio.

18 Después pasó un levita, y cuando vio al malherido, también se fue de largo.
Un “levita” de hoy sería un oficial de la iglesia, o un miembro del coro, o un maestro de escuela dominical. Quizá el levita iba a Jericó a una reunión misionera, o a una junta oficial, o a un ensayo del coro. El hecho es que se pasó de largo, esquivando la angustiosa condición del viajero asaltado. Estaba demasiado ocupado en la iglesia para distraerse en otras cosas.

19 Mas luego el Señor contó de un samaritano; uno a quien ni siquiera se le consideraba religioso; también se dirigía a Jericó, pero cuando él vio al herido se detuvo, tuvo compasión de él y acudió en su auxilio.

20 Observad los pasos (1) primero lo vio— no sólo la sangre y la ropa rasgada, sino al hombre; (2) tuvo compasión de él—qué palabra tan extraña en un mundo tan egoísta donde nos codeamos con tanta gente pero tocamos tan pocos corazones; (3) se acercó a él; no se pasó de largo sino que estuvo dispuesto a intervenir, a involucrarse; (4) lo auxilió—no dijo: “Cuando llegue a Jericó voy a avisar para que manden una ambulancia para que vengan y lo recojan”. ¡No! El lo ayudó. Estuvo dispuesto a molestarse, a ensuciarse, para ayudar a restaurar a aquel pobre.

21 Todos nosotros estamos en un camino a Jericó, y hay miles y miles de hombres y mujeres fracasados, asaltados, heridos, hambrientos, cargados de pecado, sangrando por los golpes de la vida, en su mente, su cuerpo y su espíritu. Que Dios perdone nuestro egoísmo cuando nos rehusamos a detenernos, a molestarnos, a ayudar, y nos pasamos de largo.

22 Que Dios nos ayude a levantar nuestros ojos de todo lo que es trivial, superficial, secundario, y ver bien los campos. Entonces caeremos sobre nuestras rodillas hasta que seamos llenos del poder de su Espíritu Santo, y nos levantaremos e iremos a hacer nuestra parte por redimir al mundo.


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