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Lógica y argumentación

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Presentación del tema: "Lógica y argumentación"— Transcripción de la presentación:

1 Lógica y argumentación
DEFINICIÓN DE ARGUMENTACIÓN

2 Lógica y argumentación
“En ocasiones, la apelación a las emociones es un recurso eficaz. Pero la apelación a la razón es más efectiva a la larga y se puede verificar y evaluar mediante criterios que definen la corrección de un argumento. Si estos criterios no se conocen, entonces no se pueden aplicar. El estudio de la lógica ayuda a descubrir y utilizar estos criterios de corrección de argumentos que pueden usarse.”[1] [1] Copi, Irving M.; Cohen, Carl; Introducción a la lógica , p. 18

3 Lógica y argumentación
“El lógico, empero, está interesado esencialmente en la corrección del proceso completo de razonamiento. El lógico pregunta: ¿Tiene solución el problema?, ¿se sigue la conclusión de las premisas que se han afirmado o supuesto?, ¿las premisas proporcionan buenas razones para aceptar la conclusión? Si el problema queda resuelto, si las premisas proporcionan las bases adecuadas para afirmar la conclusión, si afirmar las premisas constituye una verdadera garantía para afirmar la verdad de la conclusión, entonces el razonamiento es correcto. De lo contrario, es incorrecto. […] Esta distinción entre el razonamiento correcto e incorrecto es el problema central con el que trata la lógica. Los métodos y técnicas del lógico se han desarrollado con el propósito fundamental de aclarar esta distinción. Todo razonamiento (independientemente de su objeto) es de interés para el lógico, pero fijando su atención especialmente en la corrección como punto central de la lógica.”[1] [1] Ibidem, 19

4 Lógica y argumentación
“[…] será útil enunciar y discutir algunos de los términos especiales que usan los lógicos en su trabajo. Inferencia es el proceso por el cual se llega a una proposición y se afirma sobre la base de una o más proposiciones aceptadas como punto inicial del proceso. Para determinar si una inferencia es correcta, el lógico examina las proposiciones que constituyen los puntos inicial y final de este proceso, así como las relaciones que existen entre ellos. Las proposiciones son o verdaderas o falsas, y en esto difieren de las preguntas, órdenes y exclamaciones. Solamente las proposiciones se pueden afirmar o negar; las preguntas se pueden responder, las órdenes se pueden dar y las exclamaciones pueden pronunciarse, pero ninguna de ellas se puede afirmar, negar o juzgarse como verdadera o falsa. […] Es usual distinguir entre las oraciones y las proposiciones que expresan. Dos oraciones, que son claramente distintas porque constan de diferentes palabras ordenadas en distintas formas, pueden en el mismo contexto tener el mismo significado y emplearse para afirmar la misma proposición.”[1] [1] Ibidem, pp

5 Lógica y argumentación
“La diferencia entre oraciones y proposiciones puede entenderse mejor si se hace notar que una oración es siempre oración de un lenguaje particular, del lenguaje en el cual se emite, mientras que las proposiciones no son propias de ningún lenguaje.”[1] “En correspondencia con cada inferencia posible hay un argumento, y el principal interés de los lógicos concierne a los argumentos. Desde el punto de vista del lógico, un argumento es cualquier conjunto de proposiciones de las cuales se dice que una se sigue de las otras, que pretenden apoyar o fundamentar su verdad. Por supuesto, la palabra “argumento” se usa frecuentemente en otros sentidos, pero en lógica tiene el sentido que se ha explicado. Un argumento, en el sentido lógico, no es una mera colección de proposiciones, sino que tiene una estructura. Al describir esta estructura, suelen usarse los términos “premisa” y “conclusión”. La conclusión de un argumento es la proposición que se afirma con base en las otras proposiciones del argumento, y estas otras proposiciones, que son afirmadas (o supuestas) como apoyo o razones para aceptar la conclusión, son las premisas de ese argumento. […] El tipo más simple de argumento consiste sólo de una premisa y una conclusión, que se dice está implicada por, o se sigue de, la primera.”[2] [1] Ibidem, p. 20 [2] Ibidem, pp

6 Lógica y argumentación
“Ninguna proposición por sí misma, considerada en forma aislada, es una premisa ni una conclusión. Es una premisa solamente cuando aparece como supuesto de un argumento. Es una conclusión solamente cuando aparece en un argumento y pretende fundamentarse en otras proposiciones del argumento. Así, “premisa” y “conclusión” son términos relativos, como “empleador” y “empleado”. Una persona en sí misma no es empleador ni empleado, pero puede ser cualquiera de las dos cosas en diferentes contextos: empleador de nuestro jardinero, empleado de la firma para la que uno trabaja. […] Los argumentos precedentes o bien tienen sus premisas seguidas de su conclusión, o a la inversa. Pero la conclusión de un argumento no necesita enunciarse como su parte final o al principio del mismo. Puede suceder, y frecuentemente sucede, que se halle en medio de diferentes premisas que se ofrecen en su apoyo.”[1] [1] Ibidem, p. 23

7 Indicadores de premisas
Lógica y argumentación Indicadores de premisas “puesto que como es indicado por dado que la razón es que A causa de por las siguientes razones porque se puede inferir de pues se puede derivar de Se sigue de se puede deducir de como muestra en vista de que”[1] [1] Ibidem, p. 25

8 Lógica y argumentación
Indicadores de conclusión: “por lo tanto por estas razones De ahí que se sigue que Así podemos inferir que correspondientemente concluyo que En consecuencia lo cual muestra que Consecuentemente lo cual significa que Lo cual prueba que lo cual implica que como resultado lo cual nos permite inferir que por esta razón lo cual apunta hacia la conclusión de que”[1] [1] Ibidem, p. 24

9 Lógica y argumentación
“[…] un argumento es un grupo de proposiciones de las cuales una, la conclusión, pretende derivarse o seguirse de las otras, que son las premisas. Las proposiciones son típicamente enunciadas en oraciones declarativas, pero en ocasiones aparecen como órdenes, preguntas retóricas o frases nominales. Un argumento completo se puede enunciar en una sola oración, pero frecuentemente varias oraciones se utilizan en su formulación. En la presentación de un argumento, su conclusión puede ir antes o después de las premisas, o en medio de ellas. O la conclusión puede no enunciarse explícitamente, pero puede aclararse por el contexto, o quedar implicada por las premisas enunciadas explícitamente. La presencia de términos especiales que funcionan como indicadores de premisas o de conclusión a menudo ayudan a identificar y distinguir las premisas y la conclusión de un argumento. Un pasaje que contiene un argumento puede también contener proposiciones que no son premisas ni conclusión de ese argumento, pero que contienen información que ayuda al lector o al oyente a entender de qué tratan las premisas y la conclusión del argumento. Al analizar un argumento, a menudo es útil distinguir por separado las premisas que se pueden conjuntar en una oración simple. Y al reportar el resultado de nuestro análisis de un argumento en su premisa (o premisas) y conclusión, es frecuente y útil formular cada premisa independiente y la conclusión en una oración declarativa que se pueda entender sin importar el contexto.” [1] [1] Ibidem, p.

10 Lógica y argumentación
“Una proposición por sí misma no es un argumento. Una proposición se puede calificar como ‘verdadera’ o ‘falsa’, mientras que usamos términos diferentes para describir las características análogas de los argumentos, tales como ‘correcto’ o ‘incorrecto’, ‘válido’ o ‘inválido’, ‘fuerte’ o ‘débil’, ‘demostrativo’, ‘verosímil’ o ‘falaz’. […] Un argumento es un grupo de proposiciones de las cuales una, la conclusión, se afirma como verdadera sobre la base de las otras proposiciones, las premisas; éstas se afirman como las razones o fundamentos para aceptar las conclusiones.”[1] [1] Ibidem, p. 45

11 Lógica y argumentación
“Tradicionalmente, los argumentos se dividen en dos tipos diferentes, deductivos e inductivos. Cada argumento supone la afirmación […] de que sus premisas proporcionan razones o fundamentos para establecer la verdad de su conclusión; pero solamente un argumento deductivo tiene la pretensión de que sus premisas proporcionan fundamentos concluyentes para su conclusión. Cuando el razonamiento en un argumento deductivo es correcto, le llamamos un argumento válido, cuando el razonamiento de un argumento deductivo es incorrecto, le llamamos inválido. […] Podemos, por tanto, definir la validez como sigue: un argumento deductivo es válido cuando sus premisas, de ser verdaderas, proporcionan bases concluyentes para la verdad de su conclusión. En un argumento deductivo (pero no en uno inductivo), las premisas y la conclusión están relacionadas de tal modo que es absolutamente imposible que las premisas sean verdaderas a menos que la conclusión también lo sea. […] En todo argumento deductivo, o bien las premisas apoyan realmente a la conclusión, de manera concluyente o definitiva, o no logran este apoyo. Por tanto, cada argumento deductivo es o bien válido o inválido. Este es un punto de cierta importancia: si un argumento deductivo no es válido, debe ser inválido; “inválido” no se aplica a los argumentos inductivos, para los cuales son necesarios otros términos de evaluación. […] En el ámbito de la lógica deductiva, la labor central consiste en clarificar la relación entre las premisas y la conclusión en los argumentos válidos y poder así discriminar los argumentos válidos de los inválidos.” [1] [1] Ibidem, pp

12 Lógica y argumentación
“La diferencia fundamental entre estos dos tipos de argumentos radica en las afirmaciones que se hacen acerca de las relaciones entre premisas y conclusión. Los argumentos deductivos son aquellos en los cuales se afirma la existencia de una relación muy estrecha y rigurosa entre premisas y conclusión. Si un argumento deductivo es válido, entonces, dada la verdad de sus premisas, su conclusión debe ser verdadera sin importar qué otra cosa sea cierta.”[1] [1] Ibidem, p. 73

13 Lógica y argumentación
“La verdad y la falsedad se predican de proposiciones, nunca de argumentos. Y los atributos de validez e invalidez pueden pertenecer solamente a los argumentos deductivos, nunca a las proposiciones. Hay una conexión entre la validez o invalidez de un argumento y la verdad o falsedad de sus premisas y de su conclusión, pero la conexión no es en modo alguno simple. […] Es importante que nos percatemos de que un argumento puede ser válido aun cuando una o más de sus premisas no sean verdaderas.”[1] “[…] es claro que la verdad o falsedad de la conclusión de un argumento no determina por sí misma la validez o invalidez del argumento. Y el hecho de que un argumento sea válido no garantiza la verdad de su conclusión […]”[2] [1] Ibidem, p. 75 [2] Ibidem, p. 77

14 Lógica y argumentación
Usos del lenguaje

15 Lógica y argumentación
“Algún orden ha de imponerse en esa vertiginosa variedad de usos del lenguaje dividiéndolos en tres categorías generales: la informativa, la expresiva y la directiva. Esta triple división es, de hecho, una simplificación, quizás una sobre simplificación, pero muchos autores dedicados a la lógica y al lenguaje la han encontrado muy útil. […] El primero de estos usos del lenguaje es comunicar información. Ordinariamente, esto se logra mediante la formulación y afirmación (o negación) de proposiciones. El lenguaje usado para afirmar o negar proposiciones, o para presentar argumentos, se dice que sirve a la función informativa. Aquí usamos la palabra ‘información” para incluir la desinformación o la mala información; proposiciones falsas lo mismo que verdaderas, argumentos correctos e incorrectos. El discurso informativo se usa para describir el mundo y para razonar acerca de él. No importa si los hechos que se alegan son importantes o no, si son generales o particulares, en todo caso, el lenguaje se usa para describirlos o reportarlos, esto es, se usa informativamente.”[1] [1] Ibidem, p. 94

16 Lógica y argumentación
“El lenguaje sirve a la función expresiva siempre que se usa para expresar o inducir sentimientos o emociones. […] Aquí hemos estado usando el término “expresar” en una forma un poco más limitada de lo usual. Es perfectamente natural hablar de expresar un sentimiento, una emoción o una actitud. Pero uno habla también, de manera habitual, de expresar una opinión, una creencia o una convicción. Para evitar confundir las funciones informativa y expresiva del lenguaje, hablaremos más bien de enunciar o declarar una opinión o una creencia, y reservaremos el término “expresar” […], para referirnos a la revelación o comunicación de sentimientos, emociones y actitudes.”[1] [1] Ibidem, p. 95

17 Lógica y argumentación
“La expresión se puede analizar en dos componentes. Cuando uno maldice en solitario, o escribe poemas que no quiere mostrar a nadie, o reza en soledad, el lenguaje usado funciona para expresar los sentimientos del hablante o del escritor, pero no intenta evocar una actitud similar en cualquier otra persona. Por otra parte, cuando un orador trata de hacer que otros compartan su entusiasmo, cuando un amante usa el lenguaje poético para cortejar, cuando la muchedumbre arenga a su equipo favorito, el lenguaje utilizado no solamente expresa los sentimientos de sus hablantes, sino que trata de evocar sentimientos similares en sus oyentes. Entonces, el discurso expresivo se utiliza para expresar los sentimientos del hablante, para tratar de evocar ciertos sentimientos en los oyentes. Por supuesto, pueden suceder ambas cosas a la vez. […] El lenguaje obedece a la función directiva cuando intenta ocasionar (o evitar) que se realicen ciertas acciones. […] Los ejemplos más claros son las órdenes y las peticiones.”[1] [1] Ibidem, pp

18 Lógica y argumentación
“La diferencia entre órdenes y peticiones puede ser sutil, porque casi cualquier orden puede convertirse en una petición si se usa el tono adecuado de voz o se añade la expresión “por favor”. Una pregunta se puede clasificar también como un discurso directivo cuando, como sucede ordinariamente, se pide respuesta a ella. […] En su forma crudamente imperativa, el discurso directivo no es verdadero ni falso. Una orden como “Cierra la ventana” no puede ser verdadera ni falsa en un sentido literal. Podemos estar en desacuerdo acerca de si se debe obedecer o no una orden, pero nunca podremos discutir si una orden es verdadera o falsa, porque esos términos simplemente no se aplican a ella. Sin embargo, las órdenes y peticiones tienen otras características —razonabilidad o corrección, irrazonabilidad o incorrección— que en cierta forma son análogas a la verdad o falsedad del discurso informativo […] que se pueden dar razones para que se realice una acción, y cuando la orden es acompañada de un enunciado de aquellas razones, se tiene un argumento.”[1] [1] Ibidem, p. 96

19 Reglas para la construcción de argumentos
Lógica y argumentación Reglas para la construcción de argumentos

20 1. Distinga entre premisas y conclusión.
Lógica y argumentación 1. Distinga entre premisas y conclusión. “El primer paso al construir un argumentos es preguntar: ¿Qué estoy tratando de probar? ¿Cuál es mi conclusión? Recuerde que la conclusión es la afirmación en favor de la cual está dando razones. Las afirmaciones mediante las cuales usted ofrece sus razones son llamadas «premisas».”[1] [1] Weston Anthony; Las claves de la argumentación, , p. 19

21 Lógica y argumentación
Presente sus ideas en un orden natural. “[…] los argumentos cortos se escriben en uno o dos párrafos. Ponga primero la conclusión se­guida de sus propias razones, o exponga primero sus premisas y extraiga la conclusión al final. En cual­quier caso, exprese sus ideas en un orden tal que su línea de pensamiento se muestre de la forma más na­tural a sus lectores.”[1] [1] Ibidem, p. 22

22 Lógica y argumentación
3. Parta de premisas fiables. “Aun si su argumento, desde la premisa a la con­clusión, es válido, si sus premisas son débiles, su con­clusión será débil.”[1] [1] Ibidem, p. 24

23 4. Use un lenguaje concreto, específico, definitivo.
Lógica y argumentación 4. Use un lenguaje concreto, específico, definitivo. “Escriba concretamente, evite los términos genera­les, vagos y abstractos. «Caminamos horas bajo el sol» es infinitamente mejor que «Fue un prolongado período de esfuerzo laborioso».”[1] [1] Ibidem, p. 25

24 5. Evite el lenguaje emotivo
Lógica y argumentación 5. Evite el lenguaje emotivo “No haga que su argumento parezca bueno caricaturi­zando a su oponente. Generalmente, las personas de­fienden una posición con razones serias y sinceras. Trate de entender sus opiniones aun cuando piense que están totalmente equivocadas. Una persona que se opone al uso de una nueva tecnología no está necesariamente en favor de «un retorno a las cavernas», por ejemplo, y una persona que defiende la reducción de los gastos milita­res no está necesariamente en favor de «rendirse al ene­migo». Si usted no puede imaginar cómo podría alguien sostener el punto de vista que usted está atacando, es porque todavía no lo ha entendido bien. […] En general, evite el lenguaje cuya única función sea la de influir en las emociones de su lector u oyente, ya sea en favor o en contra de las opiniones que está discutiendo.”[1] [1] Ibidem, p. 26

25 6. Use términos consistentes
Lógica y argumentación 6. Use términos consistentes “Use un solo conjunto de términos para cada idea. Si quiere argüir que las opiniones del senador […] son liberales, entonces use la palabra «liberal» en sus premisas y no (o no exclusivamente) palabras como «de tendencia izquierdista» o «en la tradición del New Deal». […] Los términos consistentes son especialmente im­portantes cuando su propio argumento depende de las conexiones entre las premisas.”[1] [1] Ibidem, p. 27

26 7. Use un único significado para cada término
Lógica y argumentación 7. Use un único significado para cada término “La tentación opuesta es usar una sola palabra en más de un sentido. Ésta es la falacia clásica de la «ambigüedad».”[1] [1] Ibidem, p. 29

27 Argumentación mediante ejemplificación (Generalización inductiva)
Lógica y argumentación Argumentación mediante ejemplificación (Generalización inductiva)

28 Lógica y argumentación
“Los argumentos mediante ejemplos ofrecen uno o más ejemplos específicos en apoyo de una generalización.”[1] “[…] ¡un argumento debe partir de premisas fiables!”[2] [1] Ibidem, p. 33 [2] Ibidem, p. 34

29 Lógica y argumentación
8. ¿Hay más de un ejemplo? “Un ejemplo simple puede ser usado, a veces, para una ilustración. El único ejemplo de Julieta puede ilustrar los matrimonios jóvenes. Pero sólo un ejemplo no ofrece prácticamente ningún apoyo para una generalización. Puede ser un caso atípico, la «excepción que confirma la regla». Se necesita más de un ejemplo.”[1] “Las generalizaciones acerca de grandes conjuntos de casos requieren la selección de una «muestra».”[2] [1] Ibidem, p. 35 [2] Ibidem, p. 36

30 9. ¿Son representativos los ejemplos?
Lógica y argumentación 9. ¿Son representativos los ejemplos? “Incluso un gran número de ejemplos puede desfigurar el conjunto acerca del cual se hace la generalización.”[1] “[…] existe una preocupación acerca de la representatividad de las muestras, especialmente cuando son bastante pequeñas.”[2] “Cuando elabore su propio argumento, no confíe sólo en el primer ejemplo que le venga «a la cabeza». Los tipos de ejemplos en los que usted, probablemente, piensa de inmediato, es probable que estén sesgados. Una vez más, haga algunas lecturas, piense cuidadosamente en las muestras apropiadas y sea honesto buscando contraejemplos.”[3] [1] Ibidem, pp [2] Ibidem, p. 38 [3] Ibidem, p. 40

31 Lógica y argumentación
10. La información de trasfondo es crucial. “A menudo necesitamos previamente una información de trasfondo para que podamos evaluar un conjunto de ejemplos.”[1] [1] Ibidem, p. 40

32 Lógica y argumentación
11. ¿Hay contraejemplos? “Compruebe las generalizaciones preguntando si hay contraejemplos.”[1] [1] Ibidem, p. 44

33 Lógica y argumentación
FIN


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