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JUSTIFICACIÓN SOLO POR LA FE

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Presentación del tema: "JUSTIFICACIÓN SOLO POR LA FE"— Transcripción de la presentación:

1 JUSTIFICACIÓN SOLO POR LA FE
Lección 4 para el 22 de julio de 2017

2 En Gálatas 2:15-21 trata sobre las diferencias entre judíos y gentiles.
¿Son todos justificados de la misma manera? ¿Se justifican los gentiles por la fe de Jesucristo y los judíos por las obras de la ley? En definitiva, ¿cuál es la base de la justificación de todos nosotros? El concepto de justificación. ¿Qué es la justificación? Los medios de justificación. Las obras de la ley. La fe de Jesucristo. El resultado de la justificación. Obediencia de fe. ¿Seguir pecando?

3 ¿QUÉ ES LA JUSTIFICACIÓN?
“Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles” (Gálatas 2:15) Los judíos eran los receptores del pacto, los herederos de las promesas, los llamados a ser santos, el pueblo elegido por Dios. Los gentiles, por el contrario, eran pecadores por cuanto ignoraban la Ley divina. Pero Pablo deja claro que, tanto unos como otros, necesitan ser justificados (es decir, ser declarados justos). ¿Qué implica la justificación? Es lo contrario a la condenación. La persona no solamente es perdonada, sino que también es declarada justa (Deuteronomio 25:1). Implica ser parte del pueblo de Dios. Es relación con Dios y su pacto. JUSTO

4 LAS OBRAS DE LA LEY “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16) Pablo no siempre usa la palabra “ley” con el mismo significado. Sin embargo, la expresión “obras de la ley” parece referirse siempre al cumplimiento de la Torá (todas las leyes contenidas en el Pentateuco, incluidos los diez mandamientos). Hacer las obras de la ley exige pleno cumplimiento en pensamiento y obra –en cada momento de la vida– a todos y cada uno de sus mandamientos. Aún si llegásemos a ser capaces de hacer esto, las obras de la ley no podrían salvarnos. Ellas son una norma de vida, y no un medio de redención o perdón.

5 LA FE DE JESUCRISTO “Por lo tanto, sabemos que un hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesús el Mesías, y creemos en él, en Jesús el Mesías, que por su fe, la fe del Mesías, podamos ser justificados, y no por las obras de la ley” (Gálatas 2:16 versión siríaca) Es importante comprender la base de nuestra justificación. En Gálatas, Pablo nos enseña que: La fe no necesita ser complementada con obras. La justificación no es por fe y obras (como enseñaban los judaizantes), sino exclusivamente por fe. La fe no es un concepto abstracto. No hay que, simplemente, tener fe. Hay que tener fe en algo concreto: la obra que Jesús realizó por nosotros. La fe, en sí misma, no justifica. La fe es el medio por el que nos aferramos a Jesús, quien nos justifica. Nuestra esperanza está en “la fe de Cristo”. Somos salvo por Su fe y no por la nuestra. No hay mérito alguno en nuestro acto de fe.

6 OBEDIENCIA DE FE ¿Cómo nace nuestra fe?
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20) ¿Cómo nace nuestra fe? La fe es siempre una respuesta a la revelación divina. Cuando Dios le reveló a Abraham las bendiciones que tenía reservadas para él, éste creyó (Génesis 15:5-6). La verdadera fe se origina en un corazón conmovido por un sentimiento de gratitud y amor por la bondad de Dios. Ante el inmenso sacrificio que Dios hizo por nosotros para darnos vida eterna, nuestra respuesta es la fe.

7 OBEDIENCIA DE FE ¿Qué implica tener fe?
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20) ¿Qué implica tener fe? La fe no puede ser un mero reconocimiento intelectual de lo que Dios hizo por mí. La fe es una respuesta de amor al amor de Dios. A partir de ahora, ya no puedo seguir entristeciendo deliberadamente a Dios con mis pecados. Toda mi vida queda afectada. La fe incluye lo que hacemos, cómo vivimos, en quién confiamos y en qué creemos.

8 ¿SEGUIR PECANDO? “Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera” (Gálatas 2:17) Una acusación levantada contra Pablo era que, al hacer hincapié solo en la fe y no en las obras, animaba a los gentiles a seguir pecando después de haber sido justificados. Este razonamiento le parece ridículo a Pablo. Por ello, contesta enfáticamente: “En ninguna manera”. Su razonamiento es que, una vez justificado, soy una nueva criatura. Ahora Cristo vive en mí y, por tanto, hago las obras que Él preparó de antemano para que ande en ellas (Gálatas 2:20; 2ª de Corintios 5:17; Efesios 2:10).

9 E.G.W. (Mensajes selectos, tomo 1, pg. 465)
“La gracia es un favor inmerecido y el creyente es justificado sin ningún mérito de su parte, sin ningún derecho que presentar ante Dios. Es justificado mediante la redención que es en Cristo Jesús, quien está en las cortes del cielo como el sustituto y la garantía del pecador. Pero si bien es cierto que es justificado por los méritos de Cristo, no está en libertad de proceder injustamente. La fe obra por el amor y purifica el alma. La fe brota, florece y da una cosecha de precioso fruto. Donde está la fe, aparecen las buenas obras. Los enfermos son visitados, se cuida de los pobres, no se descuida a los huérfanos ni a las viudas, se viste a los desnudos, se alimenta a los desheredados. Cristo anduvo haciendo bienes, y cuando los hombres se unen con él, aman a los hijos de Dios, y la humildad y la verdad guían sus pasos. La expresión del rostro revela su experiencia y los hombres advierten que han estado con Jesús y que han aprendido de él. Cristo y el creyente se hacen uno, y la belleza del carácter de Cristo se revela en los que están vitalmente relacionados con la Fuente de poder y de amor. Cristo es el gran depositario de la rectitud que justifica y de la gracia santificante” E.G.W. (Mensajes selectos, tomo 1, pg. 465)


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